viernes, 28 de octubre de 2011

HACIA EL 2012: EXPULSAR A LA DERECHA DEL PODER

Son muy graves y muchos los daños que la derecha le ha causado al país: disparó la corrupción a niveles desconocidos, la pobreza ahora abarca a un mayor número de mexicanos, el desempleo se encuentra, también, en niveles altos; la inseguridad pública se ha convertido en los últimos años en un problema verdaderamente grave. México ha pasado de ser un país autosuficiente en materia alimentaria a uno peligrosamente dependiente del exterior; se abandonó al agro mexicano donde se concentra porcentualmente el mayor número de pobres; ha deteriorado la educación pública para beneficiar a la privada.

La derecha, aferrada al neoliberalismo, dañó las finanzas públicas al someterlas a los dictados del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, y no ha tomado una sola medida que tienda a diversificar nuestras relaciones económicas en el mundo. La política internacional, en sólo diez años de gobiernos panistas, prácticamente desapareció, pues cayó en el más absoluto desprestigio. La autoridad que México tenía en América Latina se ha perdido para dar lugar a un aislamiento de nuestro país y a un enfrentamiento constante con los pueblos hermanos que luchan por superar los rezagos económicos y los problemas sociales.

Con la derecha en el poder se profundizó la acumulación de la riqueza, de una parte, y la pobreza, de la otra. Hoy a México se le conoce por sus profundas desigualdades sociales, por sus disparidades entre la ciudad y el campo, por la extrema pobreza en que se debaten millones de compatriotas.

En materia política esa corriente antihistórica ha deteriorado las instituciones políticas fundamentales. La presidencia de la República, alcanzada mediante un grosero fraude, como fue reconocido por los propios órganos encargados de velar por la legalidad de los procesos electorales, se encuentra sumida en un enorme desprestigio. Este es uno de los elementos que alimentan la ingobernabilidad en la que nos debatimos. Todas estas afirmaciones se sustentan en datos, cifras y hechos irrefutables.

Como resultado del gobierno de la derecha, México atraviesa por un momento difícil, grave en muchos aspectos, que reclama el patriotismo de sus mejores hombres y mujeres.

¿Cómo enfrentar esta situación? La tarea que tenemos los mexicanos es recuperar a nuestra Nación; hay que reconstruirla, y para ello tenemos que recurrir a la historia nacional que nos nutre de valiosas enseñanzas.

En los momentos de profundas crisis, como la actual, el pueblo siempre recurrió al camino de las grandes alianzas entre fuerzas diferentes, pero que se propusieron los mismos objetivos: fue la alianza de las mejores fuerzas que se habían consolidado en los últimos decenios del dominio español lo que hizo posible la Independencia; un frente amplio hizo posible que los mejores mexicanos, encabezados por la corriente liberal de Benito Juárez, derrotara a los conservadores que buscaron y obtuvieron el apoyo del exterior. Y fue un poderoso frente de fuerzas antifeudales y antimperialistas las que encabezaron y, finalmente, triunfaron en la Revolución Mexicana.

Sin que las mismas circunstancias se repitan mecánicamente hoy, es evidente que en contra de las políticas derechistas del PAN, se encuentran los obreros, los campesinos, los agricultores, los maestros, los profesionistas en su mayoría, los trabajadores de los servicios que ha visto disminuir drásticamente sus condiciones de vida, los pequeños industriales, cuyas empresas generan el mayor número de empleos, los pequeños y medianos comerciantes que con muchas dificultades sobreviven.

También están contra la política del PAN, los millones de compatriotas que se vieron obligados a emigrar a los Estados Unidos, dejando sus lugares de origen, o los que se ven obligados a regresar al país, por la crisis de la economía norteamericana, sin que aquí encuentren ocupación, así como los millones que se han colocado, por necesidad, en la economía llamada informal, ante la falta de empleos.

Parece que las fuerzas políticas opuestas a Calderón y al PAN entienden que llegó el momento de encabezar a esos sectores sociales para conducir a México por el camino de un desarrollo con independencia y soberano, con justicia social, dejando a un lado las discrepancias que pudieran tener en este momento.

Ese fue el sentido que tuvo, en su momento, la declaración de la entonces dirigente nacional del Partido Revolucionario Institucional, Beatriz Paredes, en Puerto Vallarta, en el marco de la reunión del Consejo de la Internacional Socialista, al afirmar que “el Partido de la Revolución Democrática y el Partido Revolucionario Institucional…podrían, juntos, construir una formidable fuerza que cambiaría el destino de México…”

Esta actitud sería una parte importante para conformar un frente a fin de rescatar a México.

La República está urgida de un poderoso frente para expulsar a la derecha del poder; es una imperiosa necesidad, es una responsabilidad histórica inaplazable. Es, por hoy, la forma de salvar a México.

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