domingo, 16 de octubre de 2011

CALDERÓN ENEMIGO DE LA UNIVERSIDAD PÚBLICA

Hace tiempo me referí a la importancia que tiene para México la Universidad Pública y, particularmente, la Universidad Nacional Autónoma de México. Señalé que había un embate furioso de los neoliberales contra la Universidad Pública, a la que se le recortaban sus recursos económicos y se les creaban conflictos artificiales.

Asimismo precisé que si continuaban los gobiernos neoliberales, la situación de la Universidad Pública seguiría siendo muy difícil. Y no hemos tenido que esperar mucho para comprobar que lo dicho anteriormente es totalmente cierto, pues los panistas se lanzaron, con todo, contra las instituciones públicas de enseñanza superior, y de manera directa contra la UNAM.

Existen varias razones por las cuales los reaccionarios que manejan el gobierno federal actual, empezando por el mismo Felipe Calderón decidieron, en los últimos Presupuestos, recortar o no aumentar los recursos a los centros de enseñanza superior de carácter público en todo el país, y particularmente a la Universidad Nacional Autónoma de México, a la que le quitan casi mil millones de pesos hace tres años.

Una razón de esta agresiva decisión es que esos señores llevan a la práctica dogmáticamente la política del neoliberalismo, pues para ellos todo debe convertirse en negocio, independientemente del daño que le cause a la población. Por eso se ha dicho que son fundamentalistas neoliberales, y el gobierno actual está dominado por personas de este tipo.

Otra razón, por la cual son enemigos de la enseñanza pública, es que casi la totalidad de los integrantes del gabinete del gobierno federal han sido formados en escuelas privadas que, hay que decirlo, si las comparamos con el elevado nivel académico, científico y cultural de la UNAM, por ejemplo, estaríamos hablando de instituciones patito.

Una tercera razón es la que podría invocar Felipe Calderón y que puede explicar el resentimiento y el odio que tiene hacía las instituciones de enseñanza pública superior. En algo que intento ser un libro, denominado “El hijo desobediente”, publicado en mayo de 2006, en la página 97 dice Felipe Calderón: “Yo tengo el extraño honor (sic) de haber sido rechazado por dos universidades publicas y por ello tuve que estudiar en la escuela Libre de Derecho…”.

Manifestar como lo hace Calderón que ser rechazado por la universidad pública es un honor, representa un alto grado de insensibilidad, si no es que de ignorancia de lo que significan las instituciones de enseñanza superior de carácter público.

Las anteriores serían visiblemente las principales razones que tienen los neoliberales calderonistas para agredir a la Universidad Pública de México, pretendiendo reducirles el presupuesto. Esa decisión, que debe ser rechazada por la mayoría de los legisladores en la Cámara de Diputados, fue tomada personalmente por Felipe Calderón porque él envía, y firma, el Proyecto de Presupuesto a dicho cuerpo colegiado. Y sería una muestra de cinismo que primero provocara el fuego y luego pretendiera aparecer como bombero, pues frente a las amplias y contundentes muestras de rechazo a esa medida se anuncia que reculará.

Prácticamente sería innecesario mencionar a un diputado panista que manifestó abiertamente su alegría por el recorte anunciado, porque hasta en la forma de expresarse manifiesta las tremendas limitaciones personales que tiene, y sólo hay que agregar que el cuadro se completa cuando se informa que dicho sujeto es egresado de una escuela privada patito.

A Felipe Calderón y a todos los panistas habría que refrescarles la memoria, recordándoles que, por ejemplo, la UNAM remontó en dos años 126 lugares, en el conjunto de las mejores 100 universidades del mundo; que atiende a más de 300 mil estudiantes, en bachillerato, en licenciatura y postgrado con un presupuesto limitado; que imparte, más de 80 carreras acreditadas y más de 50 de postgrado, cursos que son atendidos “por 3 mil académicos que forman parte del Sistema Nacional de Investigadores y 33 mil más de todas las áreas”; que es la mejor universidad del mundo de habla hispana y, consecuentemente de América Latina; y que ha recibido infinidad de premios nacionales e internacionales.

Y tienen que saber los analfabetas funcionales como el diputado Raúl Padilla Orozco, que en la UNAM “se realiza más de la mitad de la investigación científica nacional en todos los campos del conocimiento”.

Quienes con sensibilidad patriótica entienden lo que realmente es y representa la UNAM, decidieron -en un acto que entre otros mensajes, lleva el de rechazar las barbaridades de los neoliberales- colocar con letras de oro el nombre de la Universidad Nacional Autónoma de México en el salón de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal.

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