miércoles, 19 de octubre de 2011

LA OLIGARQUÍA EN MÉXICO

México ha experimentado cambios muy importantes en las últimas décadas. Lo fundamental en esas transformaciones es que se acentúa, cada día más, el dominio de las relaciones capitalistas en todos los órdenes de la vida nacional. Ha desaparecido o están desapareciendo con gran celeridad formas de organización de carácter feudal o semifeudal.

En el campo mexicano se pretenden introducir, a sangre y fuego, las formas capitalistas de producción, y por eso se intenta desaparecer la propiedad social para dejar en su lugar la sacrosanta propiedad privada, a la que se rodea de protección y privilegios. La incorporación del ejido al torrente de las mercancías susceptibles de compra-venta es simple y llanamente capitalismo puro.

La reducción drástica de las empresas del sector público y su entrega, en bandeja de plata a la voracidad privada, expresa que los gobernantes empujan a México sobre el carril del capitalismo.

Los gobiernos de los últimos sexenios, han tenido una actitud entreguista frente al proceso globalizador que caracteriza al mundo en nuestros días, proceso que no sólo abarca la economía, sino la política y la vida cultural. Los últimos gobiernos federales han sido sumisos ante ese proceso, por lo cual ahora somos un país menos soberano, con más pobreza y con menos democracia.

Respondiendo al interés del capitalismo, los gobiernos neoliberales pretendieron hacer de México un país exportador, para lo cual deprimieron el mercado interno y controlaron férreamente los salarios, hasta colocarlos en los niveles más bajos del mundo. Esta pretensión provocó que la planta productiva se paralizara lo que, a su vez, aumento el desempleo.

Como se ve, el neoliberalismo, si lo apreciamos en su esencia, ha profundizado las relaciones capitalistas, con lo cual ha convertido a nuestro país en más dependiente respecto del mercado norteamericano. Internamente ha establecido, sobre todo en el ámbito económico, las leyes salvajes de ese sistema.

Por eso no es extraño que la banca privada haya resultado usurera y que a través de la banca extranjera se sigan saqueando enormes recursos de México, y que los empresarios del país también se hayan convertido en saqueadores como en 1982, dejando al país al borde de la quiebra.

Estos miembros de la burguesía, en cuyo beneficio se ha gobernado en los últimos 29 años, fueron los principales beneficiarios de todas las medidas económicas y varios de ellos se codearon con los empresarios más ricos del mundo, obtuvieron enormes beneficios y empobrecieron al pueblo hasta niveles jamás conocidos.

Examinando la situación de algunos de los multimillonarios que crecieron, de manera inusitada, bajo el neoliberalismo como Carlos Slim Helú, Alberto Bailleres, Lorenzo Zambrano, Jorge Larrea Ortega, Gerónimo Arango, Emilio Azcárraga, Bernardo Garza Sada, Pablo Aramburuzabala, Ricardo Salinas Pliego, Roberto Hernández Ramírez, Enrique Molina Sobrino, David y Adriana Peñaloza, Roberto González Barrera, consuegro de Carlos Hank , Alfredo Harp Helú, primo de Carlos Slim, Alejo Peralta y otros, se observa un fenómeno muy importante: varios de ellos participan en la Bolsa de Valores y fueron accionistas en los principales bancos del país, aparte de ser propietarios de empresas, lo que ha provocado que se fusione el capital financiero con el capital productivo, fenómeno que en otras partes de la tierra ha dado lugar a la aparición de la oligarquía y que ha sido la base al surgimiento de regímenes totalitarios, como el nazismo alemán, el fascismo italiano, el falangismo español y el militarismo japonés.

Quiere decir que en México la crema y nata de la burguesía integra, sin duda, la oligarquía, fenómeno económico que da lugar a otros de carácter político que ya estamos viviendo, fenómenos que no necesariamente se reflejarán de la misma manera que en Alemania, Italia, España o Japón, pero que tienen manifestaciones claras en el ámbito político.

La burguesía nacionalista que surgió y creció al amparo de la Revolución Mexicana, con la reducción drástica del sector estatal de la economía, está perdiendo su base económica y, por lo tanto, el apoyo material de su existencia, con lo que corre el peligro de quedar volando, sin ningún sustento.

La existencia de la oligarquía, la debilidad de la corriente nacionalista dentro del gobierno y la acelerada marcha que aparta a México del camino revolucionario, plantea la necesidad de un resurgimiento de la izquierda sin la presencia de los burócratas que se dicen socialistas o los liquidadores que, por su edad o por sus inclinaciones francamente derechistas, dieron al traste con un partido como el Popular Socialista, fundado por Vicente Lombardo Toledano, al que dividieron y destrozaron desde dentro, del que se dicen herederos, haciendo de esa importante corriente marxista una caricatura de partido, por lo que la historia los va a juzgar severamente y los va a condenar.

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