lunes, 11 de abril de 2022

REVOCACIÓN DEL MANDATO EN MÉXICO

El domingo 10 de abril del año en curso se realizó, por primera vez en la historia de México, el ejercicio democrático que puso a consideración de los electores la continuación del mandato popular que se otorgó al actual presidente de la República, o su término a la mitad del sexenio.

Para que se llevara a cabo, se incorporó ese derecho -otorgado a los ciudadanos mexicanos- en la Constitución nacional a propuesta del presidente en funciones, Andrés Manuel López Obrador.

De manera resumida, quisiera destacar lo siguiente:

1.-  La autoridad electoral, a nivel federal en México, está representada por el Instituto Nacional Electoral, conocido simplemente como INE, que es el organismo electoral más caro del mundo. Su integración obedeció, en su momento, a cuotas partidarias: es un organismo “autónomo” (del pueblo), de corte neoliberal, al servicio incondicional de la derecha, y rabioso opositor a las transformaciones que se están realizando, desde hace tres años, en todos los ámbitos de la vida de los mexicanos.

Su antecedente el IFE, y ahora el INE, avalaron escandalosos fraudes que violentaron la voluntad popular. El triunfo del actual presidente, López Obrado, no se dio porque el INE fuera un organismo imparcial. Esa victoria se logró porque, como nunca en la historia electoral del país,  fue producto de una avalancha de votos que arrasó con el propio INE y los otros candidatos de la derecha. El triunfo se logró a pesar del INE.

Ahora, sin tapujos, abierta y descaradamente, el INE se dedicó a sabotear el proceso de revocación de mandato. Un simple dato, que todos los mexicanos conocimos por experiencia propia: sólo instaló una tercera parte de las casillas, y muchas de ellas fueron colocadas en lugares distintos a los de anteriores elecciones, ocasionando así lo que, en México se conoce como el ratón loco, porque los electores tienen que batallar mucho para localizar la casilla donde  emitir su voto.

 Y estas maniobras las realizó intencionalmente el INE, para impedir que la voluntad popular tuviera una expresión mayor que la que tuvo.

Fue una verdadera provocación del INE que en el pueblo natal del presidente de la República no se instalaran las casillas, que tradicionalmente ahí se ubicaban.

2.- Por todo lo anterior nadie, en su sano juicio (bueno, de la derecha, se puede esperar todo, porque sus integrantes están como desquiciados) puede negar que ese ejercicio democrático fue un éxito que fortalece al gobierno de la Cuarta Transformación, reafirma y acrecienta el respaldo popular al presidente de la República, para profundizar las transformaciones en todos los ámbitos de la vida de México.

3.-La derecha de por sí decaída, amaneció el lunes 11 de abril, con una cruda política, que explica el alto grado de incoherencias y sandeces que salieron a decir. Necesita, para mantenerse algo visible, respiración boca a boca desde el extranjero, su fuente tradicional porque, como lo dije en un artículo anterior, siempre ha vivido de prestado, y ahora más que nunca.

 Entre otras cosas, se le acabó la cantaleta de que López Obrador es un dictador, por la razón fundamental que no ha habido, no hay y no habrá en el mundo un dictador que se someta, por su propia voluntad, a un proceso revocatorio.

4.- El fortalecimiento del gobierno de la Cuarta transformación, le permitirá desmontar lo que todavía queda del neoliberalismo, como promover la desaparición del actual INE, y su transformación en un órgano democrático, sujeto al escrutinio y control del pueblo.

El INE le está haciendo mucho daño a México, a su incipiente régimen democrático. Es un órgano faccioso, beligerante, cuyos principales dirigentes son corruptos. Por salud pública, la desaparición del INE es ya inaplazable.

5.- Los resultados del proceso revocatorio federal, obliga a incorporar en la Constitucional mexicana, la misma figura a nivel de los Estados y los municipios, para que los gobernadores y los miembros de los ayuntamientos sometan su permanencia en el poder a la voluntad de quienes los eligieron. Sólo así, al establecerlo en los tres niveles de gobierno, se hará efectiva la soberanía popular. El pueblo se convertirá en el verdadero y único mandatario de los gobernantes, y éstos serán, por ley, sus mandantes.

6.- De manera inmediata, los resultados de este proceso revocatorio, y el fortalecimiento del gobierno federal, repercutirán directamente en las elecciones locales que tendrán lugar, en junio próximo, en seis estados de la República. Abonará para asegurar la victoria del movimiento del presidente de la República, Morena, y se proyectará hasta las elecciones estatales de 2023.

La Cuarta Transformación camina a paso firme hacia la elección presidencial de 2024, y se abre la posibilidad de que obtenga en las Cámaras del Congreso de la Unión las dos terceras partes que requiere cualquier reforma constitucional, a fin de acelerar los cambios y consolidar las transformaciones en curso.

7.- Y una consecuencia más de esta victoria popular: ahora existen más elementos para llevar a los principales funcionarios del INE a juicio político, fincarles responsabilidades y separarlos del cargo. La coalición legislativa que encabeza Morena tiene, después del proceso de revocación, mayor autoridad política para plantear este juicio en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, y la suficiente fuerza para enjuiciar a ese clan faccioso del INE.

8.- Finalmente, algo que debe quedar bien claro: la derecha, que mañosamente llamó a no votar, sí salió a votar. Ahí están las cifras del proceso revocatorio que hablan por sí solas. Lo que se propuso la derecha fue impedir que los ciudadanos salieran a votar, porque se sabían perdidos. Y los integrantes de esa corriente reaccionaria retrógrada y pro fascista sí saldrían a votar, como efectivamente lo hizo.

Nadamás que los resultados son catastróficos para ellos: el 15 a 1, a favor de López Obrador los deja políticamente contra las cuerdas. Y casi en la inconsciencia invocan cifras y hacen comparaciones fuera de lugar.

Desde hoy la derecha teme a todo lo que se va a derivar del ejercicio revocatorio, que fortalece de manera importante el programa antineoliberal de la Cuarta Transformación, pero sobre todo teme la elección presidencial de 2024.

Seguirá criticando todo cuanto haga y diga el Presidente López Obrador, que es una manera de enmascarar su pobreza programática. Y si se atreve a presentar su programa -forzosa y necesariamente neoliberal- cavará su tumba. No hay ni para donde hacerse.