viernes, 7 de octubre de 2011

ELEVAR A RANGO CONSTITUCIONAL LA LUCHA POR LA PAZ

Trabajo Parlamentario

Diario de los Debates
DE LA COMISIÓN PERMANENTE
DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS
"LII" LEGISLATURA
AÑO III México, D.F., jueves 7 de febrero de 1985 TOMO III. NUM.7

ELEVAR A RANGO CONSTITUCIONAL LA LUCHA POR LA PAZ

El C. Presidente: -Tiene la palabra el C. diputado Alfredo Reyes Contreras.
El C. diputado Alfredo Reyes Contreras: - Señor Presidente, señores y señores legisladores:
En su oportunidad, cuando esta honorable Comisión examinó la solicitud del Presidente de la República para ausentarse del país con el propósito de visitar Yugoslavia y la India, pero fundamentalmente para asistir a la Reunión de Nueva Delhi, el Partido Popular Socialista sostuvo desde esta tribuna, que el viaje que emprendería era de la mayor importancia, en virtud de que tenía como finalidad principal impulsar la defensa de la paz mundial. Con el amplio respaldo del pueblo mexicano y de sus principales fuerzas políticas, viajó el Presidente De la Madrid a reunirse con los representantes de otros países, que manifiestan las mismas preocupaciones ante el inminente peligro de un holocausto mundial.
Hoy, después de concluida esa gira de vital importancia para México y para el mundo, podemos decir con absoluto convencimiento que las expectativas y esperanzas que despertó el viaje se han logrado plenamente. Las aportaciones a favor de la paz, de los representantes reunidos en Nueva Delhi, tienen un gran valor a pesar de lo que digan o dejen de decir los reaccionarios nativos, cuyas impugnaciones no demeritan para nada el viaje del Presidente y sus resultados.
El Partido Popular Socialista considera que si fue importante el documento suscrito en mayo de 1984. De mayor trascendencia para la humanidad es la histórica declaración de Nueva Delhi, documento que debe ser apoyado sin ningún tipo de reservas por todos los hombres y mujeres del mundo, que mantengan la decisión de luchar por la sobrevivencia de la humanidad.
Sólo los tercos o los ciegos, pueden atribuir al viaje del Presidente de México una orientación ideológica que no la tiene. Luchar por la paz en la tierra, señores legisladores, es luchar por la vida, sin exagerar, sin tratar de plantear falsas alarmas.
Todos los pueblos del mundo luchan de una u otra manera por la paz mundial, pero no todos los gobiernos lo hacen. De ahí que la decisión del Presidente Miguel de la Madrid respondiendo a la tradición profunda de nuestro pueblo, tenga relevancia mundial.
Los peligros que se ciernen sobre la humanidad entera, son verdaderamente graves. En ningún otro tiempo la humanidad estuvo frente a la amenaza real de su exterminio como en el presente. No es la humanidad la que está en crisis, lo que está en crisis es el sistema capitalista de producción y el imperialismo en mayor grado. No tiene porvenir, está condenado a muerte.
Los hombres de ciencia al servicio de la humanidad han advertido con insistencia sobre los efectos del uso bélico de la energía nuclear. Mi partido, el Partido Popular Socialista, ha iniciado recientemente la divulgación entre el pueblo de México de esos datos de los hombres de ciencia, porque es urgente que se conozcan las devastadoras consecuencias de la guerra nuclear y así sensibilizar a quienes por falta de información se mantienen ajenos a la lucha por la paz.
En el inicio de un conflicto nuclear generalizado, perecería la mitad de los habitantes de la tierra. Pero los residuos y productos de las explosiones nucleares, en forma de particular radiactivas, de polvo, de humo, hollín y de vapores de sustancias químicas, perturbarían a tal grado la atmósfera terrestre que se produciría un cataclismo y conduciría a la extinción de la vida sobre la tierra.
La intensa radioactividad en el medio ambiente, no sería soportada por la vida animal y vegetal; la energía solar entraría por boquetes directamente, ya sin la protección de la atmósfera. Aparecerían enfermedades incontrolables provocadas por virus y bacterias desconocidas.
Pocos días después de iniciado el conflicto nuclear, el mundo sometido a esos cambios nucleares, entraría en una noche permanente, con una atmósfera contaminada y con temperaturas insoportables para la vida animal o vegetal; empezarían así lo que se ha llamado invierno nuclear.
Con las intensas radiaciones, sin poder comer ni beber, los sobrevivientes, se ha dicho, envidiarían la muerte de quienes perecieran en el infierno del fuego nuclear: Los vivos envidiarían a los muertos.
Nosotros nos preguntamos: ¿No es legítimo que los seres humanos nos preocupemos por impedir la amenaza que existe sobre todos sin excepción?
Definitivamente la humanidad no puede seguir condenada a vivir en medio del terror nuclear. No puede la humanidad, como lo dice la declaración de Nueva Delhi, vivir como un condenado a muerte, esperando solamente el momento incierto de su ejecución.
Tenemos el deber de garantizar la supervivencia de la humanidad, y a las generaciones futuras tenemos que asegurar que disfruten sin temor y sin peligro de una vida plena.
Por eso, el PPS, expresa su más amplia coincidencia y su firme respaldo a los reclamos que contiene la declaración de Nueva Delhi, al exigir que se suspendan los ensayos, la producción y el emplazamiento de armas nucleares y de sus sistemas de lanzamiento. Debemos respaldar sin titubeos la exigencia planteada en la declaración, orientada a prevenir la carrera de armamentos en el espacio ultraterrestre, carrera iniciada peligrosamente por el gobierno yanqui, sordo a los reclamos de la opinión pública mundial, empecinado en lograr una ilusoria superioridad militar para dominar el mundo.
El llamamiento que hace la declaración de Nueva Delhi a los parlamentos del mundo, para que otorguen su apoyo, debe sensibilizar a los senadores y diputados mexicanos para que de inmediato se inicie una intensa labor con todos los parlamentos, a fin, no sólo de lograr el apoyo verbal, sino su verdadera participación para impulsar a un nuevo nivel la lucha por la paz.
En fin la declaración de Nueva Delhi merece nuestro apoyo, cuando reclama el fortalecimiento de la Organización de las Naciones Unidas para superar esa etapa prolongada en que la ley de la selva prevalece en las relaciones internacionales.
Señores y señoras legisladores:
Hace unos días decíamos desde esta tribuna, al responsabilizar de la carrera armamentista al gobierno que encabeza al decrépito Ronald Reagan, que los hechos son los hechos. Y esos hechos una vez más, se vuelven a manifestar con terquedad.
Conocida la Declaración de Nueva Delhi, el gobierno Soviético, inmediatamente manifestó su apoyo al documento; en tanto que el gobierno norteamericano guardó silencio, pero anunció que Reagan enviaba al Congreso un presupuesto militar, el más alto de la historia norteamericana, superior a los 313 mil millones de dólares, para el año de 1985; ese presupuesto monstruoso, equivale a la tercera parte del Presupuesto General de Estados Unidos de Norteamérica para este año.
Es evidente la intensión de fomentar la tensión internacional, impulsar a niveles jamás conocidos la carrera armamentista y proseguir con la guerra de las galaxias, locura imperial de quienes se sienten dueños del mundo. Una nueva espiral en la carrera armamentista tiene la humanidad frente a sí. Los hechos son los hechos. Esto no lo comprende el diputado del PDM.
El Partido Popular Socialista no vacila al calificar el viaje del Presidente, como un esfuerzo consciente por evitar la guerra, como una decisión firme para impulsar la lucha por la paz en el mundo. Por sus causas y sus objetivos el viaje del Presidente De la Madrid es diametralmente opuesto al realizado en nuestro subcontinente por Karl Wojtyla, que desarrolla una política ampliamente coincidente con la del gobierno de Reagan, de corte neocolonial. El viaje de este señor, conocido como un anticomunista militante, estudiante de teatro en su juventud, tendrá efectos desestabilizadores para Centroamérica, a pesar de que no haya visitado a esa región asediada y atormentada.
Una cosa es luchar por la paz en el mundo y otra muy distinta echar leña a la hoguera Centroamericana. Y es que, los negocios, son los negocios.
Compañeros legisladores:
Hace dos días, en medio de los festejos del 75 aniversario de la Revolución Mexicana, los mexicanos conmemoramos el 68 aniversario de la promulgación de la Constitución de 1917. Aparentemente no hay relación ente el tema de la paz y el aniversario de la Constitución Política de los Estado Unidos Mexicanos.
La Constitución del 17 fue el Código Político más avanzado de su tiempo; actualmente se mantiene como la ley suprema más avanzada de los países que se desarrollan bajo el régimen capitalista. Ha sido reformada en distintas ocasiones para ajustarla a la realidad, porque las normas del nivel que sean si se apartan de la realidad son rebasadas por esta y pierden su sentido de ser. Aquellos que reclaman que la Constitución permanezca intocable, lo hacen más por conveniencia que por ignorancia, cuando ven en peligro sus irritantes privilegios.
La conmemoración reciente de la promulgación de la Constitución nos debe convencer de la necesidad de vigilar el cabal cumplimiento de sus normas, algunas de las cuales son permanentemente violadas por las fuerzas contrarrevolucionarias que añoran el pasado.
El mejor homenaje que podemos rendir a la Constitución es respetarla y hacerla respetar y al mismo tiempo incorporar a su texto aquellos principios que son mandato histórico del pueblo para sus gobernantes y que conforman la política exterior mexicana.
Nuestro pueblo ha tenido siempre una clara actitud a favor de la paz. Es un pueblo que, como se recordaba recientemente, no ha agredido a ningún otro. Somos un pueblo pacifista porque éste corresponde a la esencia de nuestro ser. Hay que la humanidad está rodeada de peligro por la amenaza de una guerra nuclear, haciéndolos eco de las más limpias tradiciones populares, debemos elevar la lucha por la paz a rango constitucional, no como una decisión de coyuntura, sino convencidos de que el pueblo mexicano y su gobierno deben mantener una conducta activa en favor de la paz.
El artículo 3o. constitucional pudiera ser el lugar adecuado para su incorporación. También será esta decisión una manera de festejar con sentido nacional y universal el 175 Aniversario de la Revolución de Independencia y el 75 Aniversario de la Revolución Mexicana, y una forma de contribuir a fortalecer la gran corriente partidaria de la paz mundial.
Señores legisladores
El Partido Popular Socialista considera que el pueblo mexicano está satisfecho con la conducta patriótica asumida por el Presidente de México, al que corresponde un elevado mérito en la declaración de Nueva Delhi, además, porque en su intervención personal, que siguió a la presentación de la declaración sobre desarme, manifestó su decisión de mantenerse firme para lograr una efectiva distensión en las relaciones internacionales.
La lucha a favor de una paz justa y duradera en el mundo reclama de nuestros pueblos una permanente movilización para impedir que avancen los propósitos genocidas y así preservan la vida de la humanidad. El pueblo y gobierno mexicanos asumen plenamente su responsabilidad. Muchas gracias. (Versión estenográfica)

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