lunes, 10 de octubre de 2011

EL DERECHO CONSTITUCIONAL MEXICANO.

El Derecho Constitucional Mexicano está profundamente ligado a la historia nacional. Las tres grandes Constituciones que han regido a nuestra patria, la de 1824, la de 1857 y la de 1917, han sido resultado de las dramáticas luchas populares y expresión de los anhelos del pueblo en cada momento.

Como en pocas partes del mundo, en México se puede observar que la Revolución es fuente del derecho como lo sostienen los tratadistas más objetivos. Así a la Revolución de 1810 corresponde la Constitución de 1824; al proceso revolucionario que culminó con la Revolución de Ayutla, corresponde la Constitución de 1857 y a la Revolución de 1910 corresponde la Constitución de 1917.

La contrarrevolución en México ha querido detener el camino progresivo de nuestra patria, y también se ha expresado en materia constitucional. En los primeros años del México independiente la lucha de la corriente centralista combatió, con verdadera furia, a los federalistas. Esa corriente retardataria logró en ocasiones suspender la vigencia de la Constitución de 1824 y, en su lugar, colocó normas de carácter constitucional favorables al régimen colonial. Sin embargo los federalistas no se dieron por vencidos jamás y no sólo derrotaron, en el campo de las armas, a los reaccionarios de entonces, sino que al lograr sostener esa Constitución avanzada les propinaron una severa derrota en el campo de las ideas políticas.

La Constitución de 1824 tuvo el mérito de haber adoptado el régimen federal para organizar políticamente al Estado mexicano, pues con ella nacen los Estados y, en consecuencia, la Federación.

La Constitución de 1857 continuó la lucha de los federalistas, ahora transformados en liberales e incorporó a su texto disposiciones abiertamente anticoloniales. A pesar de tener al individuo como centro de las instituciones, la Constitución liberal es un cuerpo jurídico muy avanzado para su época.

Desde luego cada una de las garantías individuales es una disposición anticolonial, ataca frontalmente las restricciones impuestas por el dominio español y, podría decirse, sin exageración, que con la Constitución de 1857 triunfan las instituciones republicanas, triunfo que se consolidó con el fusilamiento de Maximiliano en el Cerro de las Campanas.

Sin embargo la corriente retardataria no abandonó el propósito de impedir la vigencia de esa Constitución, lo que logró desde el mismo poder con el dictador Porfirio Díaz que gobernó haciendo a un lado la Constitución liberal.

La Constitución de 1917 superó, con mucho, la teoría constitucional relativa sólo a la organización del poder y a los derechos del individuo, al incorporar las garantías sociales o derechos colectivos manteniendo, desde luego, las garantías individuales. También incorporó un concepto avanzado de la propiedad, al establecer la propiedad originaria de la nación sobre el suelo y el subsuelo y, por lógica consecuencia, la propiedad privada como una concesión otorgada por la nación a los particulares.

Los constituyentes de Querétaro hicieron un extraordinario aporte al mundo en materia constitucional al elaborar el Código Político más avanzado de su tiempo, situación que no fue del agrado de la iglesia católica, como no lo fue tampoco la Constitución de 1857.

Junto a la lucha reaccionaria del clero apareció el PAN, en 1939, enarbolando sus banderas contra la Constitución. La posición anticonstitucional, que recogió y expresó de manera resumida y clara las aspiraciones de toda la derecha, se encuentran en los documentos programáticos de los panistas desde el nacimiento mismo de su partido, que de manera terca insistió en modificar los aspectos avanzados de la Constitución de 1917, cosa que logró parcialmente, 50 años después, con un Presidente panista como lo fue, sin duda, Carlos Salinas de Gortari, quien en este aspecto, como casi en todos, ejerció un gobierno de corte neoporfirista.

Recurriendo a nuestra historia y al ejemplo de los federalistas y liberales del siglo pasado que nunca se dieron por vencidos y que, al contrario, vencieron a sus enemigos, las fuerzas avanzadas de hoy tienen que comprender la urgencia de restituirle a la Constitución de 1917 el contenido revolucionario que le quitaron los neoliberales panistas.

En torno a esta demanda pueden coincidir todos los trabajadores de México y otros sectores de la población, es decir la gran mayoría de los mexicanos que ya, en este momento, han expresado opiniones claras en ese sentido.

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