jueves, 29 de abril de 2010

EN PUERTA ESTALLIDOS SOCIALES



Los datos son contundentes: la derecha panista golpea severamente al pueblo mexicano, que ha tenido que soportar la crisis económica más profunda después de concluido el movimiento armado de 1910 y expedida la Constitución de 1917.

Durante los malos gobiernos del PAN, encabezados por Fox y Calderón, la economía mexicana ha tenido el peor desempeño de América Latina, generando mayor pobreza en millones de mexicanos. De acuerdo con los datos del propio Banco Mundial, padre y madre del fundamentalismo neoliberal, aplicado al pie de la letra por los derechistas del PAN, de los 107 millones de habitantes en que se calcula la población mexicana, casi 55 millones son pobres. Es decir, más de la mitad de los mexicanos viven en condiciones de pobreza.

Estos datos registrados hasta 2008, seguramente quedan cortos por los efectos de la crisis económica que en México adquirió dimensiones catastróficas, pues la derecha panista y personalmente Calderón, minimizó, no entendió y tampoco tuvo interés en resolver, pues responde a los intereses de la minoría acaudalada y a los del poder transnacional.

Todo mundo comprendió, sin necesidad de conocimientos de economía, que la profundidad de la crisis se debe a la derecha gobernante. Calderón en su inconciencia o terquedad sigue con ese sonsonete chocante de repetir generalidades sobre la crisis y el porvenir de México que, a estas alturas, a nadie convence.

Las fuerzas democráticas, que son mayoritarias, aun con contradicciones internas y entre sí, tienen la obligación política de someter al panista. Consentir las barbaridades de Calderón, justificar una política blanda y de complicidad con la derecha en el poder implica una grave, gravísima responsabilidad histórica.

El pueblo mexicano ya no aguanta más la receta neoliberal que ha empobrecido a la mayoría de la población, medrando grosera y descaradamente con el patrimonio nacional, del que ha dispuesto a su antojo, al margen de la ley; que ha elevado la corrupción a niveles jamás vistos en perjuicio del pueblo; que ha violado descaradamente el contenido social de la Constitución Mexicana; que ha hecho de la impunidad una práctica permanente y de la complicidad con los delincuentes, de todo tipo, su modus vivendi; que ha realizado maniobras burdas para quebrar la educación pública. Los panistas, como pocas veces, han violentado el Estado laico pretendiendo restablecer los fueros y privilegios que alguna vez tuvo el clero.

Los panistas han gobernado, si así se puede llamar al desorden provocado en todos los niveles de la vida nacional, con un sentido claro de clase, para favorecer a los suyos, a la pequeña élite de reaccionarios, derechistas y ultraderechistas, que vieron la oportunidad de vengar las derrotas históricas que las fuerzas progresistas les han proferido. Los gobiernos panistas están plagados de gentes políticamente atrasadas.

Ellos son los responsables de la crisis que enfrentamos y de su profundidad. Serán los únicos responsables si en México se presentan estallidos sociales, como lo han señalado distintas personalidades, entre ellos José Narro Robles, rector de la UNAM. No sería nada extraño que los panistas estén apostando a generar problemas sociales, como sus antecesores ideológicos, los centralistas, los conservadores, los porfiristas, lo hicieron en su momento, todo por aferrarse al poder y a los privilegios que de él se derivan. Nuestra historia muestra cómo esos sectores retardatarios han conducido al pueblo, invariablemente, a graves conflictos armados.

Nadie con juicio histórico pretenderá apuntalar, en estas circunstancias, a Calderón bajo el pretexto de la gobernabilidad o la estabilidad social, porque nada de eso existe. Al contrario, lo que hay es inestabilidad social y una peligrosa ingobernabilidad, producto de una administración federal fallida. Y es fallida porque es reaccionaria.
LA CATÁSTROFE PROVOCADA
POR LA DERECHA EN MÉXICO



La crisis económica mundial profundizó la crisis de la economía nacional, pero hay elementos estructurales que la han provocado desde hace varios años y no se localizan en el tsunami económico que detonó hace meses en los Estados Unidos.

Está dicho y repetido que el modelo neoliberal, impuesto por el llamado Consenso de Washington, y aplicado por los gobiernos de ese corte, en México, a partir de 1982, provocaron la quiebra de la economía mexicana, el desempleo persistente, la desigualdad social a niveles antes no conocidos, el aumento inusitado de la pobreza, la aparición desastrosa de la delincuencia organizada, el incremento de la corrupción, el despojo del patrimonio nacional, bajo el señuelo de la democratización del capital, y la consecuente privatización de las empresas estatales o de participación estatal y el surgimiento de multimillonarios que aparecen en la revista Forbes.

El dinero público se canalizó a financiar los grandes negocios privados que se dedicaron a especular y a quebrar las empresas obtenidas a precio de ganga, para ser rescatados nuevamente. El Fobaproa fue la expresión más cruda de esta política antipopular, que benefició a los grandes tiburones de los negocios y empobreció al pueblo. Con gran cinismo Zedillo presentó esa ominosa medida como más cuantiosa que el rescate que se propuso Obama en Norteamérica, y Calderón, de mala fe, por ignorancia o en plena inconciencia demandó, hace algunos meses que en el mundo se aplicaran varios fobaproas en tiempos de crisis global.

Todos estos problemas se han acentuado bajo los gobiernos panistas, que se comprometieron a privatizar lo que quedaba del menguado patrimonio de los mexicanos, sobre todo el petróleo y la electricidad. Ante el repudio popular insisten, en medio de la crisis que se ha prolongado como una pesadilla para el pueblo, en sus pretendidas reformas estructurales, es decir, en privatizar lo último que queda y entregarlo al capital extranjero.

La tesis central del neoliberalismo, es que el Estado era obeso, había que disminuirlo y dejar que las salvajes leyes del mercado condujeran, sin limitaciones de ningún tipo, toda la economía. Nosotros hemos experimentado sus efectos catastróficos en el ámbito económico, social y político, como los han sufrido el resto de los países sometidos a la economía de los países capitalistas dominantes.

El grado de las desigualdades entre naciones y en el interior de cada una de ellas, la desenfrenada especulación y el robo descarado de los recursos que debían canalizarse a satisfacer las necesidades elementales de pueblos enteros, se tuvieron que presentar en el país más poderoso de la Tierra, para que se entendiera que el modelo neoliberal se encontraba en quiebra. Y así, ante el asombro de los fundamentalistas del mercado, de los neoliberales irredentos, en pleno centro del capitalismo mundial, se anunciaron y realizaron “nacionalizaciones”, que hasta la fecha no han tenido los resultados que buscaban.
La intervención del Estado en la economía vuelve a renacer con más fuerza porque fracasó el mercado para regular el crecimiento económico y evitar la especulación. Quien invoque, en este momento, las sacrosantas leyes del mercado como condición para promover el desarrollo económico, después del estrepitoso fracaso a nivel nacional y mundial, quizá haya perdido el juicio. Sería un locura oponerse o negar la intervención del Estado, pero no para salvar a los que provocaron la crisis, que al mismos tiempo son los beneficiarios, sino para establecer un nuevo modelo de desarrollo económico que privilegie el crecimiento justo

Insistir, como lo hace Calderón y sus corifeos, con las mal llamadas reformas estructurales, que contemplan la privatización del petróleo, de la electricidad, de los servicios sociales y de muchos servicios públicos, a costa de la desgracia popular y pretender acabar con las conquistas de la clase trabajadora va a merecer la más contundente respuesta popular.

Aquí, en nuestro país, los irresponsables de su conducción pretendieron curarse en salud y justificar su inexperiencia, ineptitud e incapacidad para enfrentar dicho fenómeno, afirmando que la crisis se generó fuera, ocultando que el terreno estaba abonado desde que ellos se aliaron a Salinas de Gortari y que son responsables directos de las desgracias que han recaido sobre el pueblo mexicano.