lunes, 16 de abril de 2012

ABSOLUTO APOYO A LA NACIONALIZACIÓN ARGENTINA

Desde México condenamos, por injerencistas, las estúpidas declaraciones de Felipe Calderón, lacayo de las empresas españolas, sobre la decisión soberana del gobierno argentino.

La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, presentó a su pueblo, a través del Decreto que nacionaliza el 51% de las acciones de la petrolera española, Repsol, las consideraciones económicas y de interés nacional bajo las cuales se tomó esa medida señalando, además, el fundamento constitucional y legal que le otorgan plena legitimidad. Además denunció las maniobras de la empresa española contra la soberanía argentina y contra su desarrollo económico, al señalar que:

“Su accionar a lo largo de los últimos años demuestra que los intereses del accionista mayoritario han sido distintos a los de la República Argentina, en tanto ha determinado la disminución de las inversiones, la caída de la producción y la reducción en el horizonte de reservas que compromete la soberanía energética del país, quedando en evidencia que el proceder de la empresa se encontró guiado por una lógica cortoplacista encaminada a la expansión mundial y lindero con la especulación y que se tradujo en el vaciamiento progresivo de la principal empresa de nuestro país, la cual repercutió negativamente en la producción y en el nivel de reservas”.

En seguida enumera con detalle, en el texto del Decreto, las circunstancias en que operaba esa empresa, para establecer más adelante:

“Que en conclusión, la política predatoria ejecutada por Repsol-YPF implicó que por primera vez en 17 años Argentina experimentara un saldo comercial deficitario en materia de combustibles…Que en consecuencia resulta imperioso asegurar el abastecimiento de combustibles, con el fin de garantizar la cobertura de las necesidades del país, siendo para ello necesario disponer medidas concretas en tal sentido”.

Y agrega en otra parte del Decreto:

“Que en esta instancia, ante la gravedad de la situación planteada y para solucionar tal problema, el Gobierno Nacional ha dispuesto la remisión al Honorable Congreso de la Nación de un Proyecto de Ley que propicia la declaración de interés público nacional y como objetivo prioritario de la REPÚBLICA ARGENTINA el logro del autoabastecimiento de hidrocarburos, así como la explotación, industrialización, transporte y comercialización de hidrocarburos, a fin de garantizar el desarrollo económico con equidad social, la creación de empleo, el incremento de la competitividad de los diversos sectores económicos y el crecimiento equitativo y sustentable de las provincias y regiones; así como la declaración de utilidad pública y sujeto a expropiación del CINCUENTA Y UN POR CIENTO (51%) del patrimonio de YPF Sociedad Anónima…”.

En la parte final del Decreto, en 6 artículos, se establecen las medidas concretas para hacer efectiva la decisión argentina de recuperar parte de sus recursos petroleros.

Se trata, como lo sostuvo la propia Presidenta, de un acto de soberanía, una decisión absolutamente legítima -decimos desde México- que merece el apoyo de todos los pueblos de la Tierra, pero de manera directa e inmediata de los pueblos latinoamericanos, sobre todo ahora en medio de la borrachera neoliberal que reclama fuero e impunidad frente a su política depredadora y criminal.

Desde México -que con un presidente patriota como fue Lázaro Cárdenas, cuyo pueblo realizó una gesta heroica al expropiar y nacionalizar el petróleo en manos de compañías extranjeras, el 18 de marzo de 1938- saludamos y apoyamos incondicionalmente la nacionalización decretada en Argentina; rechazamos las amenazas vertidas por el gobierno español contra el gobierno y el pueblo argentinos y condenamos, por injerencistas, las estúpidas declaraciones de Felipe Calderón, lacayo de las empresas españolas, que sin recato ofende al gobierno argentino y a su pueblo.

Las verdaderas políticas lamentables, irresponsables e irracionales son las que Calderón ha estado aplicando en México, por lo cual será juzgado, no sólo por la historia, sino por los tribunales nacionales e internacionales que lo deben castigar ejemplarmente.

En cuanto a las relaciones de Pemex con Repsol, el Congreso de la Unión de México debe fincar y exigir las responsabilidades que resulten al gobierno antinacional y antilatinoamericano de Felipe Calderón.

Y quienes pretenden privatizar Pemex –sea por la puerta de atrás o invocando la ley para hacerlo (ley que no existe y que por mucho tiempo no va a existir)- deben ver en el ejemplo argentino la conducta de las empresas privadas, a las que sólo les interesa obtener ganancias. Nada les importa el interés nacional.

El golpe antineoliberal propiciado en Argentina fortalece, en México, la lucha de quienes defendemos a Pemex como empresa de los mexicanos y contra todo intento de despojo de nuestros recursos petroleros, venga de donde venga.