martes, 10 de julio de 2018

RESQUEBRAJAMIENTO DE LA DICTADURA NEOLIBERAL EN MÉXICO



En 1982 un grupo de facinerosos antipatriotas asaltó el poder, y durante 36 años aplicó una política de corte antipopular y antinacional.

-  En sentido estricto desnacionalizaron el Estado mexicano, lo pusieron al servicio de los económicamente poderosos, de dentro y de fuera, sin ninguna consideración. Su voracidad no tuvo límites y cayeron en la corrupción de manera abierta y ofensiva para el pueblo; cancelaron las manifestaciones elementales de la democracia y se sostuvieron en el poder mediante fraudes descarados y asesinatos; desvirtuaron las instituciones políticas que México se dio a lo largo de 172 años (desde que inicio la lucha por la independencia nacional);  y condujeron a una composición dominante del poder legislativo de élites, ajenas a la representación popular. Convirtieron al poder judicial en tapadera de sus despropósitos.
 
Desmontaron gran parte del Estado surgido de la Revolución mexicana. Limitaron gravemente las garantías sociales y las garantías individuales de los mexicanos, todo por cumplir con las exigencias imperialistas de ajustarse a las sacrosantas leyes del mercado.

Hoy el Estado  mexicano es solo un cascarón, propio para alcanzar sus propósitos antipopulares y antinacionales, pero ajeno a los intereses de la patria mexicana.

- Insisto. A pretexto de la globalización, los gobiernos neoliberales se entregaron en brazos del poder económico foráneo y doméstico, al que sirvieron  incondicionalmente, al que otorgó todas las protecciones habidas y por haber, lesionando los intereses de la nación y empobreciendo, en niveles nunca vistos, al pueblo.

Después de 36 años de dictadura neoliberal México es uno de los países con los más elevados índices de desigualdad social, donde la mayoría de su población vive en la pobreza, y un breve número, que no sobrepasa el 1% tiene en sus manos fortunas incalculables, logradas precisamente en dicho periodo.

 Mediante el remate del patrimonio de los mexicanos, los gobiernos neoliberales del PRI y del PAN, entregaron empresas fundamentales (propiedad de la nación) a intereses privados: desnacionalizaron la banca y el crédito hoy, casi en su totalidad, en manos extranjeras; desnacionalizaron la siderurgia; entregaron la industria minera a intereses privados, sin ningún límite; con el TLC colocaron la economía mexicana como el cabús del imperialismo yanqui quebrando, así, la industria nacional y abatiendo la suficiencia alimentaria. A los campesinos mexicanos los quebraron y hundieron en la improductividad, la pobreza y la miseria.

Obligaron a millones de mexicanos a abandonar su tierra y a su familia para ir a buscar sustento fuera del país, en condiciones adversas y peligrosas. Miles de ellos murieron en el intento, sin que el mal gobierno dijera o hiciera nada.

El breve grupo de desnacionalizados y antipatriotas neoliberales entregaron los ferrocarriles, propiedad de la nación, principalmente a empresas extranjeras; privatizaron gran parte de la industria eléctrica; abrieron, de par en par, las puertas al capital extranjero que ni en sueños llegó a tener la dictadura porfirista.

Saquearon de manera inusitada los recursos públicos, a través de sueldos desorbitados y ofensivos, Utilizaron el poder para labrar fortunas al margen de la ley, en acciones delictivas que hasta la fecha permanecen impunes.

De ser un país petrolero, autosuficiente, convirtieron a México en un país importador de energéticos. Gran parte del jugoso negocio de esa importación está en manos de ex funcionarios públicos, beneficiarios, también de la desnacionalización del petróleo impuesta por el gobierno de Peña Nieto, su partido, el PAN y el PRD, principalmente.

Avanzaron peligrosamente en la privatización de la educación y de la seguridad social; cancelaron derechos fundamentales de los trabajadores que ya se contemplaban en las leyes mexicanas.

- Toda esa política violenta y rapaz condujo a la profundización de la dependencia económica de México, dependencia que nos tiene postrados y a merced del poder económico mundial.

Antonio López de Santa anna y Porfirio Díaz resultan una caricatura frente a los soberbios, corruptos y ostentosos neoliberales priistas y panistas que, finalmente arrastraron y sometieron a varios dirigentes perredistas, igual de corruptos que ellos.

Los sucesivos gobiernos del PRI y del PAN se plegaron a los intereses del gobierno yanqui en política exterior y en la seguridad pública. Aislaron a México del resto de América Latina, lo sumieron en la humillación y el desprestigio frente al mundo entero.

La supuesta lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, fue impuesta por los yanquis, y ellos la aplicaron al pie de la letra durante los 36 años de dictadura neoliberal.  En este periodo el número de muertos supera, en mucho, el cuarto de millón. Un costo elevadísimo para nuestro pueblo del que deben responder los criminales que, desde el poder, permitieron esa masacre.

Se ha dicho con toda razón que los neoliberales son el padre y la madre de la violencia y la inseguridad pública que nos mantiene a los mexicanos como rehenes en nuestra propia patria.

Como nunca, en tiempos del neoliberalismo, se agredió la conciencia nacionalista de todo un pueblo, conciencia que se fue forjando desde antes que se iniciara la lucha por la independencia y que se consolidó en el tiempo que corre desde entonces hasta nuestros días.

Toda su política fue una política de lesa Patria.   
                        
Pero desnacionalizar la economía y la política mexicanas, no les alcanzó a los neoliberales para desnacionalizar la conciencia del pueblo.

Por eso, contra todo lo que hicieron en 36 años esos malos gobiernos, y que en parte se menciona en este artículo (pero que no agota las medidas aplicadas en más de tres décadas y que provocaron el desastre nacional) se levantó el pueblo mexicano el 1 de julio pasado.

Los desnacionalizados y desnacionalizadores, que gobernaron por un periodo casi igual al de la dictadura porfirista, fueron barridos por el pueblo en una jornada electoral, sin utilizar las armas.

La dictadura porfirista, que duró 33 años, fue derrotada en sólo seis meses, pero se llevó años  destruir la estructura colonial, feudal y semiesclavista impuesta, a sangre y fuego en ese periodo.

Para los mexicanos, ahora viene algo más difícil que una campaña electoral y que una jornada para sufragar.

Y el pueblo lo expresó masivamente, de manera clara e inequívoca: destruir el modelo neoliberal y establecer un sistema donde prevalezca plenamente la justicia social.

El 1 de julio inicia un periodo, por expreso mandato popular, en el  que el nuevo gobierno debe iniciar inmediatamente la destrucción del neoliberalismo, desmotando todo esa política criminal que ha postrado al pueblo mexicano, aplicando una política en sentido contrario y ajeno a la que se aplicó por más de tres décadas y media.

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador debe sentar las bases para una verdadera transformación, que fortalezca la independencia de México, consolide la soberanía nacional, establezca como principio esencial la justicia social, para hacer de México una patria generosa para todos sus hijos.
Si es así, habrá cumplido su misión histórica.