jueves, 27 de octubre de 2011

CARLOS SALINAS EXIGE SU CANONIZACIÓN

Artículo publicado a raíz en uno de tantos intentos de este neoliberal fundamentalista pretendiendo limpiar su imagen ante los mexicanos


Al momento de escribir estas líneas, el periódico Reforma, daba a conocer la primera de tres partes de una amplísima entrevista con Carlos Salinas de Gortari.

Salta a la vista que se trata de una entrevista contestada por escrito, midiendo y sopesando, no sólo cada respuesta, sino cada palabra, en donde asume, por enésima vez, la defensa de su gobierno y vuelve, con marcado cinismo, a justificar los atropellos y las acciones devastadoras contra la inmensa mayoría de los mexicanos y contra la misma nación.

Se nota que Salinas de Gortari vive con el remordimiento de la muerte de Donaldo Colosio, pues muchas de las preguntas, sin relación con el candidato asesinado, las utiliza para verter una inusitada lista de cualidades de Colosio. Incurre en verdaderas exageraciones, con el único propósito de aparecer como el guía, conductor y formador de Luis Donaldo. Se presenta como el que lo descubrió y, sin ambages dice que hubiera sido un fiel continuador de su política, olvidando el contenido del discurso que pronunció Colosio, frente al Monumento a la Revolución, en que criticó con fuerza y claridad el desorbitado ejercicio del poder presidencial que realizó Salinas.

Otro aspecto que se advierte, en esa primera parte de la entrevista que generosamente de hace Reforma para que Salinas se defienda, es que se presenta como víctima de las resistencias y oposiciones a las reformas temerarias que llevó a cabo. En realidad, Salinas presenta a su sexenio como una lucha entre los buenos y los malos; los primeros, en el esquema de Salinas, son los tecnócratas que integran lo que él mismo llamó la generación del cambio, y que otros, con acierto, han denominado la generación del caos, por los destrozos y daños, muchos de ellos irreparables, ocasionados al pueblo y a la misma soberanía de la nación mexicana.

Los malos, a los que no nombra pero deja entrever, fueron todos aquellos que se opusieron a los cambios promovidos desde su gobierno. A estos malos, ahora quizá malosos, se deben todos los males que no permitieron avanzar en los cambios neoliberales. A ellos los culpa, no muy sutilmente que digamos, del asesinato de Luis Donaldo Colosio, aunque insiste una y otra vez en alejarse de cualquier especulación, mañosamente se coloca en ese terreno para aparecer como una blanca paloma, libre de cualquier acción criminal y de cualquier mal pensamiento.

En fin, Carlos Salinas, levanta la voz para justificar lo injustificable, como fue el remate del patrimonio nacional a través de las privatizaciones, que en realidad fueron verdaderas desnacionalizaciones, pues no sólo se despojó al pueblo de su patrimonio, sino a la misma nación mexicana se le quebró parte de su soberanía y su independencia.

Como si se tratara de un informe presidencial, quizá añorando tiempos no muy idos, el habitante de Irlanda, vuelve a la carga para presentar como positiva la reforma que otorgó derechos al clero, y que ha provocado que se desate la actividad política de la alta jerarquía de la Iglesia católica, aliada natural de los cambios regresivos del gobierno salinista.

Y vuelve a justificar la cancelación del derecho a la tierra que la Revolución reconoció a los mexicanos y los ataques furiosos de su gobierno contra la propiedad nacional y contra la propiedad social de los campesinos, que a pocos años de haberse instrumentado provocan verdaderos dramas en la vida de los hombres del campo, que son materialmente expulsados de sus infértiles tierras, gracias a las reformas de ese gobierno.

Tal parece que Salinas, en el borde del mesianismo y del cinismo, quisiera que los mexicanos sin empleo, los despojados de sus tierras, los pequeños y medianos empresarios quebrados y todos los trabajadores, le reconocieran el carácter de salvador de México, y lo declararan santo patrono para que se le venere siempre. En otros términos, exige su canonización.

No hay comentarios:

Publicar un comentario