jueves, 9 de diciembre de 2021

LA MISERIA IDEOLÓGICA DE LA DERECHA EN MÉXICO


Históricamente, en México, las fuerzas enemigas del progreso social, integradas por las clases acaudaladas y privilegiadas, han carecido de ideas propias, y siempre han vivido de prestado.

El desprecio de lo que es y representa México, los ha llevado a buscar cobijo en otras latitudes, sobre todo en el viejo continente: la iglesia, los vetustos regímenes monárquicos, el fascismo, el nazismo, el franquismo, y en escritores e ideólogos  representativos de lo más atrasado políticamente.

Añoran y festejan la invasión española que culminó con la caída de La Gran Tenochtitlán, y condenan la lucha del pueblo para lograr su independencia de la corona española. Y desde entonces su dependencia ideológica y mental raya en lo absurdo.

Para entender lo que le ocurre a esos verdaderos enemigos de los mexicanos, aunque hayan nacido aquí, habría que repasar la monumental obra de Gastón García Cantú “El pensamiento de la reacción mexicana: historia documental” donde desnuda la miseria ideológica y programática de la corriente antipopular, que hoy vive una crisis profunda, como ha ocurrido en los momentos decisivos de la historia nacional.

Esa corriente apátrida, de mentalidad desnacionalizada, asaltó el poder en 1982 e inició un ataque frontal contra el Estado interventor, surgido de la Revolución Mexicana. Desde el ejecutivo federal controlaron los demás poderes federales, los estatales y municipales.

Se inició, entonces, una verdadera dictadura (la dictadura neoliberal) que se propuso destruir todo lo alcanzado en la etapa constructiva del México posrevolucionario: Los neoliberales incorporaron a la  Constitución nacional de 1917 parches de corte reaccionario, e hicieron todo lo posible por despojarla de su carácter avanzado y progresista que le imprimió el Constituyente de Querétaro.

A pesar de ese ataque violento y rabioso, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos logró mantenerse como uno de los códigos sociales más avanzados del mundo, pero sí incorporaron a su texto disposiciones de contenido neoliberal y, a partir de ahí otras más en la legislación secundaria, muchas de las cuales mantienen vigencia, a pesar de haber transcurrido tres años del gobierno antineoliberal, encabezado por López Obrador.

El maridaje PRI, PAN, empresarios, capital extranjero, durante los 36 años de dictadura neoliberal, llegó a niveles no conocidos, y juntos iniciaron un saqueo inaudito del patrimonio nacional. Juntos consumaron el mayor robo que haya sufrido el pueblo mexicano en su historia, realizado en su mayoría por sedicentes mexicanos, profundamente corruptos, apátridas, desnacionalizados, reaccionarios.

Además de saquear el patrimonio nacional (crimen que legalizaron), corrompieron, como nunca, la vida política del país; corrompieron, también a niveles desconocidos, a sectores de la academia, de la cultura, del deporte, a personajes de la vida artística. No se diga a los medios de información.

Hoy se sabe con absoluta certeza que los neoliberales provocaron, con verdaderas intenciones criminales, la mayor desigualdad social de nuestra historia independiente, concentrando la riqueza en el 1% de la población y empobreciendo a millones de mexicanos (nadie, en su sano juicio, podía esperar otro resultado, cuando decretaron convertir a México en el campeón mundial de los salarios más bajos).

Todo lo trastocaron y lo pudrieron, por su afán enfermizo de acumular riquezas y resguardar sus fortunas todas, sin excepción, producto del robo descarado, del atraco a la luz del día.

La mayor organización criminal que se creo, en el México independiente, tuvo su sede en los tres poderes federales, y se trasladó a los otros dos niveles de gobierno. El otro crimen organizado, surgió al cobijo y al amparo de la organización criminal política y económica que dominó los 36 años de neoliberalismo.

Creo que hasta la fecha no muchos mexicanos tienen plena conciencia de los enormes retos, de los poderosos intereses, de las verdaderas mafias políticas y económicas que ha tenido que enfrentar el presidente López Obrador en su gobierno.

El actual gobierno federal, que tiene un profundo sentido social, nacional y popular, apenas ha tenido tiempo, para corregir los excesos y las barbaridades de los criminales neoliberales, que están rabiosamente empeñados en regresar a la oprobiosa dictadura neoliberal, porque nadie se traga el engaño de que son demócratas y que se interesan por el pueblo. Su demagogia y su cinismo no tienen límites.

El apoyo popular que ha logrado el gobierno de López Obrador, al plantearse rescatar los intereses del pueblo y de la nación, tiene a los neoliberales y a sus voceros fuera de sí, prácticamente al borde del desquiciamiento mental, porque está pegando a la voracidad insaciable (valga la expresión) de políticos, empresarios y sus protegidos que se condujeron, en los 36 años de neoliberalismo, como patrones y capataces de los mexicanos.

¿Se puede hablar de ideología y programa neoliberal? Milton Friedman (su Escuela de Chicago) fue el autor, dentro del capitalismo rapaz, de ese monstruo explotador. Y aquí, fueron los gobiernos neoliberales los peones que se arrastraron frente a esas ideas y ese programa devastador. Tomaron el préstamo e iniciaron la destrucción de México.

Frente a los cambios antineoliberales, de los tres años del gobierno de López Obrador, los partidarios y defensores del neoliberalismo, no aciertan a presentar una sola propuesta, que alguien pudiera tomar en serio, porque ni tienen capacidad para hacerlo, ni tienen de donde hacerlo, ni podrán hacerlo.

Todo lo contrario, oponiéndose a todos los cambios en marcha, se han dedicado a insultar y ofender al presidente. Es larguísima e increíble la cantidad de insultos y ofensas proferidas contra el titular del ejecutivo federal. Y en esto tomaron como modelo al mendaz y atrabiliario Abad y Queipo, que en su odio enfermizo escupió una retahíla de insultos contra el Padre de la Patria.

 Intenté hacer una lista de las ofensas de la derecha contra AMLO pero, por salud mental y por la gran cantidad que dicen y  publican, desistí. Muchos personajes de la derecha se conducen frente al gobierno de López Obrador como verdaderos enajenados.

Y ha sido el pueblo mexicano  el que los ha colocado en la silla de los acusados. Tarde o temprano tendrán que responder por los enormes e incalculables daños provocados a la nación y al pueblo, porque como lo expresa Víctor Hugo en Los Miserables, “el robo de un pueblo no prescribe, porque estas grandes estafas no tienen porvenir y no se borra la marca de una nación como la de un pañuelo”.

 

 

 

 

miércoles, 23 de junio de 2021

NECESARIA LA REELECCIÓN DE LA CUARTA TRANSFORMACIÓN


Han transcurrido dos años y medio del gobierno antineoliberal en México, y ya se notan los cambios en la vida social, política y económica del país, a pesar de la rabiosa resistencia de la corriente neoliberal desplazada del poder, por la vía electoral, en 2018.

En ese tiempo los neoliberales, dentro de los que caben la derecha la ultraderecha, los fascistas, los desnacionalizados, los apátridas los empresarios voraces, los funcionarios corruptos desplazados de la estructura administrativa del gobierno federal, etc. todos apoyados desde el exterior por poderosísimos intereses económicos, digo, los neoliberales pasaron del azoro que les provocó su estrepitosa derrota, al intento abierto y descarado de un golpe de estado, pero se toparon y, hasta hoy, se siguen topando con la lealtad del ejército y la marina al presidente de la República.

Y del golpismo, que no han abandonado, pasaron a la desesperación que los obligó a coaligarse en una alianza, que algunos podrían decir que es contra natura, pero no. El amasiato entre el PRI y el PAN (da pena ajena hablar del PRD) se inició desde 1982, con el gobierno de Miguel de la Madrid, con el que vergonzosamente  se abandonaron las conquistas y los objetivos de la Revolución Mexicana. El PRI que se entregó en brazos del neoliberalismo y el PAN, que ya lo era, iniciaron algo cercano a las relaciones carnales, como se decía en Argentina.

Y esa política de alcoba, que se manifestó sin el menor pudor, en la reciente elección del 6 de junio del 21, hoy es un matrimonio formal. Hemos escuchado de sus principales dirigentes, juramentos de amor eterno. Hoy representan el antiméxico, y son herederos de lo más repudiable de la historia mexicana.

La campaña electoral que recién terminó, con otra aplastante victoria de la corriente antineoliberal que encabeza el presidente López Obrador, a pesar de la brutalidad y suciedad con que se condujo el bloque neoliberal, sienta sólidas bases para hacer frente a las elecciones federales de 2024.

No es poca cosa haber logrado mayoría legislativa en la Cámara de Diputados y mantener la mayoría en la Cámara de Senadores del Congreso de la Unión; haber ganado 12 gubernaturas de 15 que estaban en disputa y así gobernar en 16 entidades, y que la corriente antineoliberal, encabezada por el partido del presidente, tenga la mayoría en los congreso locales de 19 Estados de la República.

Muchos analistas (neoliberales, desde luego) quieren meter confusión sobre las causan que explican el triunfo antineoliberal de 2018, y su refrendo en 2021, y otros no alcanzan a explicarse las razones de estas victorias.

Y hay que ir a lo profundo de nuestro ser como nación y como pueblo, y repetir que somos un pueblo profundamente nacionalista; que los neoliberales, en 36 años, no lograron despojarnos de esa conciencia, que nos viene de lo más profundo de nuestras luchas que conforman la historia nacional.

Y quien encarnó y encarna, con absoluta claridad, esa conciencia nacionalista ha sido precisamente el presidente López Obrador, que no sólo ha gobernado con una clara orientación popular y nacional, sino que con sus medidas de política social, económica, y de política exterior le está devolviendo la dignidad a los mexicanos; dignidad perdida durante la dictadura neoliberal de los 36 años.

Porque hay que decirlo: el neoliberalismo como modelo económico, social y político se reeligió a través de los partidos de derecha y de extrema derecha como el PAN y el PRI durante 5  sexenios de saqueo, robo, injusticias, sumisión.

Si en los tres años y medio del actual sexenio el gobierno profundiza su política antineoliberal, estará garantizada la victoria y su continuidad. Y así debe ser, la Cuarta Transformación debe reelegirse para garantizar al pueblo democracia y justicia social, y a nuestra nación, plena independencia y soberanía.

El trabajo es arduo y los enemigos poderosos, pero ya se demostró, una vez más en 2018 y en 2021 (y esta es una enseñanza de nuestra historia) que una sólida alianza de las fuerzas democráticas y progresistas mexicanas enfrenta y derrota a sus enemigos, como sucedió en la Independencia, la Reforma y la Revolución de 1910.

Hay que ampliar esa alianza de las mejores fuerzas de México. Existen las condiciones para ampliarla y consolidarla. Y, de manera clara, por convenir a los intereses populares y de la nación mexicana, señalar la posibilidad de la reelección de Andrés Manuel López Obrador, por un  solo sexenio.

Benito Juárez pudo triunfar en la Reforma y consolidar la República con doce años de gobierno, aproximadamente; y en varios países existe la figura de la reelección presidencial.

El principio de no reelección, en México, se levantó como bandera por los revolucionarios de 1910 para derrocar la dictadura de los latifundistas, entreguistas, apátridas y desnacionalizados. Hoy debemos levantar el principio de la reelección para impedir que regrese al poder la dictadura neoliberal. Así de sencillo.

 

viernes, 5 de marzo de 2021

PRIANRD= A CORRUPCIÓN Y SAQUEO


México es Tierra de libres

 y tumba de tronos, coronas y traidores

Pancho Villa.

 

La lucha de clases, en México, es intensa. A partir del triunfo electoral y del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, la derecha, la ultraderecha y los fascistas, en amasiato desde 1982, se lanzaron con todo contra el nuevo gobierno.

Toda declaración del gobierno, medida gubernamental o iniciativa legislativa es criticada por esa agrupación apátrida y profundamente corrupta, pero en ningún caso presentan una propuesta. La razón de esto es que su objetivo principal es regresar al neoliberalismo, y si eso lo dijeran abiertamente recibirían, de manera más intensa que ahora, el repudio del pueblo.

Los reaccionarios de todo tipo, que han sido exhibidos como verdaderos delincuentes, corruptos irredentos, apátridas y desnacionalizados, se han dedicado a ofender al presidente López Obrador.

La mayoría de los columnistas, que durante el neoliberalismo recibieron carretilladas de dinero del erario público, están furiosos, fuera de si, verdaderamente rabiosos. Se comportan como una jauría para atacar al gobierno de la República. Sólo el Presidente les ha contestado, los ha dejado en cueros frente a la opinión pública nacional y mundial.

Lo mismo pasa con los políticos neoliberales, que robaron y saquearon al país como nunca en la historia de México. Es muy larga la lista de atrocidades -robos a la luz pública, saqueos descarados, acciones contra la nación mexicana, contra el pueblo de México, entrega de la riqueza nacional, saqueo de las arcas públicas y muchas acciones criminales- que se cometieron desde el poder público en 36 años de neoliberalismo.

Todos los ex presidentes postulados por el PRI y el PAN, ex funcionarios públicos de esos dos partidos, así como una gran cantidad de empresarios (neoliberales hasta la médula, verdaderos mafiosos, corruptos descarados) están implicados en la comisión de delitos. Todos deben ser juzgados y castigados. Las pruebas que confirman lo anterior se han dado a conocer, y otras nuevas seguirán saliendo.

Su actitud frente a la pandemia los vuelve a mostrar de cuerpo entero, como verdaderos miserables. Todo el tiempo han lucrado con la pandemia, con el número de infectados, y lo peor: con los fallecidos. En el colmo de la descomposición y el cinismo han estado lucrando electoralmente con la tragedia: la degradación humana en su máxima expresión.

Una de las acciones últimas fue la sucia y criminal campaña contra las vacunas provenientes de Rusia y de China, campaña que sí ha confundido a personas de distintos estratos sociales, que llegan a dudar de la eficacia de todas las vacunas, y algunas han expresado su negativa a que sean vacunadas, poniendo en riesgo su salud y la de los demás.

Casi en plena pandemia nos enteramos que un número breve de mexicanos (la mayoría de ellos empresarios apátridas) sacaron dinero de México y lo llevaron a depositar a Estados Unidos. La cifra de ese saqueo (no se le puede denominar de otra manera) lo da a conocer la Reserva Federal estadunidense (Fed): 21 mil millones de dólares fueron sacados de México, durante los dos primeros años del gobierno de López Obrador.

Ellos estaban expatriando millones de dólares y aquí (de manera desvergonzada) le exigían recursos al gobierno dizque para no cerrar sus empresas y mantener el empleo. Exigían otro Fobaproa.

Se ha dicho que esa cantidad saqueada se suma a lo que ya tenían en bancos yanquis, lo que hace un total (siempre con las cifras que proporciona la Fed) de 93 mil 618 millones de dólares, cantidad que representa el 84% de la deuda externa mexicana.

Y otra información venida de Europa: en Andorra les descubrieron, a empresarios y políticos neoliberales, 48 mil millones de pesos que sacaron ilegalmente de territorio mexicano.

Existen empresarios que se niegan a pagar los impuestos que deben de los años del periodo neoliberal, donde los gobiernos del PRIAN, en contubernio, les permitían que no pagaran. El caso de la minera canadiense no sólo se expresa en su negativa para cumplir con el pago de impuestos, sino en una abierta agresión contra la soberanía nacional.

Son los mismos que malgobernaron y se beneficiaron en 36 años de neoliberalismo depredador.

Son los que casi destruyen Pemex y la CFE, consintieron y fomentaron el robro de hidrocarburos (huachicol), los que entregaron el suelo y subsuelo de enormes extensiones del territorio nacional a empresas mineras extranjeras que, además, se niegan a pagar impuestos; son los que entregaron los bancos y los ferrocarriles, son los que entregaron la siderurgia, los que entregaron los puertos y aeropuertos a intereses particulares del país y extranjeros.

Los que hicieron contratos con la petrolera Odebrech perjudiciales para Pemex y para el pueblo mexicano, y que en contraprestación recibieron sobornos para sus campañas electorales; los que estafaron la Hacienda pública para amasar grandes fortunas, los que se construyeron negocios con el dinero de los mexicanos, los que entregaban obra pública, a empresarios nativos y extranjeros, a cambio de sobornos; los que regresaron una millonada de impuestos a empresarios corruptos, que con mucha dificultades se están recuperando, con este gobierno.

Los que realizaron, de manera descarada fraudes electorales (1988, 1994, 2000, 2006 y 2012 y asesinaron a los suyos para mantenerse en el poder, de manera que, en sentido estricto, los presidentes neoliberales (Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón, y Peña Nieto) usurparon el poder durante lo años de neoliberalismo criminal.

Los que crearon organismos “independientes” para ocultar la corrupción y saquear al erario, los que promueven y realizan la fuga de capitales, como se señala más arriba (sin que los casos mencionados agoten el saqueo permanente de capitales.

Son los mismos que entregaron la soberanía nacional, y la seguridad pública a delincuentes de aquí y del extranjero. Los que también entregaron la “lucha” contra el narcotráfico a la DEA, policía norteamericana encargada de regular, según sus interés, la producción y trafico de los narcóticos (quien dude que vea lo que pasó en Paquistán y Afganistán, donde la DEA metió pies y manos, en esa materia, y generó problemas gravísimos).

Son esos neoliberales, corruptos, quienes dejaron abiertas las fronteras de México para que organizaciones criminales introdujeran miles de armas para matar mexicanos.

Los que se aliaron con el crimen organizado para mantener el poder; los que quebraron instituciones como el poder ejecutivo federal, y a muchos de los Estados; que corrompieron el poder judicial y sobornaron a sus pares en el poder legislativo para lograr contrarreformas que avalaran su entreguismo y saqueo.

Fueron los neoliberales los que se plegaron a la política yanqui, se sometieron a sus intereses, profundizaron la dependencia económica respecto al imperialismo norteamericano, y no sólo aislaron sino que enfrentaron a México con el resto de Latinoamérica. Pusieron la política exterior de México al ras del suelo, y la colocaron en el más absoluto desprestigio.

Corrompieron, en su máxima expresión, la vida política y pública de México, y al saquear los recursos de los mexicanos, empobrecieron al pueblo (al concluir el periodo neoliberal más de 65 millones de compatriotas vivían en la pobreza), lo dejaron a la deriva y enviaron a miles de jóvenes a las filas de la delincuencia, o a emigrar de México.

Lo dicho hasta aquí no agota todos los desastres realizados intencionalmente por los neoliberales. La lista es enorme, y parece inagotable, porque todos los días (a dos años del gobierno antineoliberal) se dan a conocer nuevos delitos cometidos por los neoliberales facinerosos

Los daños que ocasionaron son gravísimos y, en algunos casos irreparables (como las miles de vidas cegadas por la política criminal de los neoliberales en todos los ámbitos de la vida de los mexicanos).

La reconstrucción nacional está en marcha, pero restablecer los daños provocados lleva tiempo y grandes esfuerzos.

Se debe luchar, a partir de ya, por la continuación y profundización de todas las medidas aplicadas, y las que las circunstancias requieran en el futuro inmediato hasta rescatar plenamente a México y a los mexicanos de las garras neoliberales.