miércoles, 19 de octubre de 2011

AVES DE RAPIÑA SOBRE EL PETRÓLEO Y LA ELECTRICIDAD

El petróleo expropiado y nacionalizado por el General Lázaro Cárdenas en 1938, y la energía eléctrica nacionalizada totalmente, en 1960, por Adolfo López Mateos se convirtieron, desde entonces, en dos pilares fundamentales del desarrollo económico de México. A pesar de los duros y violentos embates que durante 29 años de neoliberalismo han padecido, siguen siendo la base de la economía nacional y, sobre todo, parte esencial en la defensa de nuestra soberanía.

1.- La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en su artículo 27 señala claramente que “Tratándose del petróleo y de los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos y gaseosos, o de minerales radiactivos, no se otorgarán concesiones ni contratos, ni subsistirán los que en su caso, se hayan otorgado y la Nación llevará a cabo la explotación de esos productos, en los términos que señale la ley reglamentaria”.

2.- En el mismo párrafo sexto del artículo 27 constitucional, en su parte final, expresamente se establece: “Corresponde exclusivamente a la Nación generar, conducir, transformar, distribuir y abastecer energía eléctrica que tenga por objeto la prestación de servicio público. En esta materia no se otorgarán concesiones a los particulares y la nación aprovechará los bienes y recursos naturales que se requieran para dichos fines”.

3.- Estos dos aspectos reafirman la propiedad originaria de la Nación sobre el suelo y subsuelo, tesis fundamental de la Constitución de 1917 y hacen posible –hay que repetirlo- el ejercicio de nuestra soberanía. No se entiende a ningún país soberano sin el dominio de esas riquezas que se encuentran en su territorio.

4.- Ninguno de los presidentes neoliberales, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón, pudieron modificar el contenido de la Constitución nacional, para privatizar el petróleo y la energía eléctrica, a pesar de sus deseos y los de los capitalistas que como verdaderos buitres buscan hacerse de esa riqueza. Fox y Calderón durante doce años se la pasaron hablando de reformas estructurales, que no pudieron llevar a cabo por una sencilla razón: no contaron con una correlación de fuerzas favorables y, hay que decirlo claramente, en el PRI han prevalecido las fuerzas contrarias a dichas reformas que pretenden, en primer lugar, privatizar petróleo y electricidad, pero también aniquilar los derechos de los trabajadores, conquistados a sangre y fuego, contenidos en el artículo 123 constitucional.

5.- Felipe Calderón, su equipo, su partido, varios empresarios de México y el capital extranjero consideraron que había llegado el momento para realizar esas reformas estructurales. De manera febril han trabajado, unos exigiendo y otros concediendo espacios en la industria petrolera y en la industria eléctrica, violentando el orden constitucional, cuyo cumplimiento no está sujeto a los intereses privados o a los caprichos de los gobernantes en turno.

6.- En general la desastrosa experiencia ha demostrado que los procesos privatizadores fueron una verdadera estafa para los intereses de las naciones, en cualquier parte del planeta, y particularmente la privatización del petróleo en otras regiones del mundo llevaron a la quiebra, a la inestabilidad, a la ingobernabilidad y a la profundización de las crisis económica y social. Quien lo dude que tome sólo el ejemplo de lo ocurrido en Argentina con Menem.

7.- Por lo que se refiere a la industria eléctrica, los países que la han sufrido jamás obtuvieron los beneficios que les prometieron. Dice Sharon Beder, investigadora y profesora de ciencia, tecnología y sociedad, de una universidad de Australia que en todos los países donde la electricidad se ha privatizado, a) los precios se incrementaron, b) los servicios se volvieron menos confiables, c) se produjeron apagones, d) se dio menos inversión en la infraestructura para generar electricidad, y e) se perdieron miles de empleos.

La privatización del sector eléctrico a juicio de la investigadora puede ser considerada como una estafa “para despojar a la sociedad de su legítimo control sobre un servicio público esencial. Es un truco concebido y ejecutado por grupos de poder que buscan beneficiarse del control privado”.

8.- Frente a la actitud de los neoliberales, sean gobernantes o empresarios, al pueblo mexicano no le queda otro camino que seguir la lucha para defender la permanencia de las empresas nacionales del petróleo y la electricidad, de manera que la Nación siga ejerciendo su soberanía sobre esa riqueza.

Las privatizaciones han significado corrupción, despojo, estafa y agresión a la soberanía nacional. Insistir en ellas significa una verdadera traición a la Patria.

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