viernes, 5 de marzo de 2021

PRIANRD= A CORRUPCIÓN Y SAQUEO


México es Tierra de libres

 y tumba de tronos, coronas y traidores

Pancho Villa.

 

La lucha de clases, en México, es intensa. A partir del triunfo electoral y del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, la derecha, la ultraderecha y los fascistas, en amasiato desde 1982, se lanzaron con todo contra el nuevo gobierno.

Toda declaración del gobierno, medida gubernamental o iniciativa legislativa es criticada por esa agrupación apátrida y profundamente corrupta, pero en ningún caso presentan una propuesta. La razón de esto es que su objetivo principal es regresar al neoliberalismo, y si eso lo dijeran abiertamente recibirían, de manera más intensa que ahora, el repudio del pueblo.

Los reaccionarios de todo tipo, que han sido exhibidos como verdaderos delincuentes, corruptos irredentos, apátridas y desnacionalizados, se han dedicado a ofender al presidente López Obrador.

La mayoría de los columnistas, que durante el neoliberalismo recibieron carretilladas de dinero del erario público, están furiosos, fuera de si, verdaderamente rabiosos. Se comportan como una jauría para atacar al gobierno de la República. Sólo el Presidente les ha contestado, los ha dejado en cueros frente a la opinión pública nacional y mundial.

Lo mismo pasa con los políticos neoliberales, que robaron y saquearon al país como nunca en la historia de México. Es muy larga la lista de atrocidades -robos a la luz pública, saqueos descarados, acciones contra la nación mexicana, contra el pueblo de México, entrega de la riqueza nacional, saqueo de las arcas públicas y muchas acciones criminales- que se cometieron desde el poder público en 36 años de neoliberalismo.

Todos los ex presidentes postulados por el PRI y el PAN, ex funcionarios públicos de esos dos partidos, así como una gran cantidad de empresarios (neoliberales hasta la médula, verdaderos mafiosos, corruptos descarados) están implicados en la comisión de delitos. Todos deben ser juzgados y castigados. Las pruebas que confirman lo anterior se han dado a conocer, y otras nuevas seguirán saliendo.

Su actitud frente a la pandemia los vuelve a mostrar de cuerpo entero, como verdaderos miserables. Todo el tiempo han lucrado con la pandemia, con el número de infectados, y lo peor: con los fallecidos. En el colmo de la descomposición y el cinismo han estado lucrando electoralmente con la tragedia: la degradación humana en su máxima expresión.

Una de las acciones últimas fue la sucia y criminal campaña contra las vacunas provenientes de Rusia y de China, campaña que sí ha confundido a personas de distintos estratos sociales, que llegan a dudar de la eficacia de todas las vacunas, y algunas han expresado su negativa a que sean vacunadas, poniendo en riesgo su salud y la de los demás.

Casi en plena pandemia nos enteramos que un número breve de mexicanos (la mayoría de ellos empresarios apátridas) sacaron dinero de México y lo llevaron a depositar a Estados Unidos. La cifra de ese saqueo (no se le puede denominar de otra manera) lo da a conocer la Reserva Federal estadunidense (Fed): 21 mil millones de dólares fueron sacados de México, durante los dos primeros años del gobierno de López Obrador.

Ellos estaban expatriando millones de dólares y aquí (de manera desvergonzada) le exigían recursos al gobierno dizque para no cerrar sus empresas y mantener el empleo. Exigían otro Fobaproa.

Se ha dicho que esa cantidad saqueada se suma a lo que ya tenían en bancos yanquis, lo que hace un total (siempre con las cifras que proporciona la Fed) de 93 mil 618 millones de dólares, cantidad que representa el 84% de la deuda externa mexicana.

Y otra información venida de Europa: en Andorra les descubrieron, a empresarios y políticos neoliberales, 48 mil millones de pesos que sacaron ilegalmente de territorio mexicano.

Existen empresarios que se niegan a pagar los impuestos que deben de los años del periodo neoliberal, donde los gobiernos del PRIAN, en contubernio, les permitían que no pagaran. El caso de la minera canadiense no sólo se expresa en su negativa para cumplir con el pago de impuestos, sino en una abierta agresión contra la soberanía nacional.

Son los mismos que malgobernaron y se beneficiaron en 36 años de neoliberalismo depredador.

Son los que casi destruyen Pemex y la CFE, consintieron y fomentaron el robro de hidrocarburos (huachicol), los que entregaron el suelo y subsuelo de enormes extensiones del territorio nacional a empresas mineras extranjeras que, además, se niegan a pagar impuestos; son los que entregaron los bancos y los ferrocarriles, son los que entregaron la siderurgia, los que entregaron los puertos y aeropuertos a intereses particulares del país y extranjeros.

Los que hicieron contratos con la petrolera Odebrech perjudiciales para Pemex y para el pueblo mexicano, y que en contraprestación recibieron sobornos para sus campañas electorales; los que estafaron la Hacienda pública para amasar grandes fortunas, los que se construyeron negocios con el dinero de los mexicanos, los que entregaban obra pública, a empresarios nativos y extranjeros, a cambio de sobornos; los que regresaron una millonada de impuestos a empresarios corruptos, que con mucha dificultades se están recuperando, con este gobierno.

Los que realizaron, de manera descarada fraudes electorales (1988, 1994, 2000, 2006 y 2012 y asesinaron a los suyos para mantenerse en el poder, de manera que, en sentido estricto, los presidentes neoliberales (Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón, y Peña Nieto) usurparon el poder durante lo años de neoliberalismo criminal.

Los que crearon organismos “independientes” para ocultar la corrupción y saquear al erario, los que promueven y realizan la fuga de capitales, como se señala más arriba (sin que los casos mencionados agoten el saqueo permanente de capitales.

Son los mismos que entregaron la soberanía nacional, y la seguridad pública a delincuentes de aquí y del extranjero. Los que también entregaron la “lucha” contra el narcotráfico a la DEA, policía norteamericana encargada de regular, según sus interés, la producción y trafico de los narcóticos (quien dude que vea lo que pasó en Paquistán y Afganistán, donde la DEA metió pies y manos, en esa materia, y generó problemas gravísimos).

Son esos neoliberales, corruptos, quienes dejaron abiertas las fronteras de México para que organizaciones criminales introdujeran miles de armas para matar mexicanos.

Los que se aliaron con el crimen organizado para mantener el poder; los que quebraron instituciones como el poder ejecutivo federal, y a muchos de los Estados; que corrompieron el poder judicial y sobornaron a sus pares en el poder legislativo para lograr contrarreformas que avalaran su entreguismo y saqueo.

Fueron los neoliberales los que se plegaron a la política yanqui, se sometieron a sus intereses, profundizaron la dependencia económica respecto al imperialismo norteamericano, y no sólo aislaron sino que enfrentaron a México con el resto de Latinoamérica. Pusieron la política exterior de México al ras del suelo, y la colocaron en el más absoluto desprestigio.

Corrompieron, en su máxima expresión, la vida política y pública de México, y al saquear los recursos de los mexicanos, empobrecieron al pueblo (al concluir el periodo neoliberal más de 65 millones de compatriotas vivían en la pobreza), lo dejaron a la deriva y enviaron a miles de jóvenes a las filas de la delincuencia, o a emigrar de México.

Lo dicho hasta aquí no agota todos los desastres realizados intencionalmente por los neoliberales. La lista es enorme, y parece inagotable, porque todos los días (a dos años del gobierno antineoliberal) se dan a conocer nuevos delitos cometidos por los neoliberales facinerosos

Los daños que ocasionaron son gravísimos y, en algunos casos irreparables (como las miles de vidas cegadas por la política criminal de los neoliberales en todos los ámbitos de la vida de los mexicanos).

La reconstrucción nacional está en marcha, pero restablecer los daños provocados lleva tiempo y grandes esfuerzos.

Se debe luchar, a partir de ya, por la continuación y profundización de todas las medidas aplicadas, y las que las circunstancias requieran en el futuro inmediato hasta rescatar plenamente a México y a los mexicanos de las garras neoliberales.