domingo, 16 de octubre de 2011

MEJORAR LOS DERECHOS DE LA CLASE TRABAJADORA

Desde 1982, año en que asaltaron el poder los neoliberales en México, se inicia un ataque frontal contra la clase obrera, contra sus organizaciones de clase, tanto política como sindicales y contra toda la legislación laboral que en nuestro país fue producto directo de una Revolución de 1910.

Sin lugar a dudas el neoliberalismo, mal que padece gran parte del mundo en las postrimerías en nuestro tiempo y que se carga como epidemia contra los pueblos pobres de la tierra, tiene un carácter marcadamente antiobrero, que trata de disimular pero no puede ocultar.

El peligro que se cierne sobre la legislación laboral y, consecuentemente, sobre los derechos de la clase trabajadora están a la vista. Los neoliberales, y será necesario hablar de ellos durante mucho tiempo, pretenden regresar a la etapa porfiriana, donde las relaciones obrero-patronales se encuadraban dentro del derecho privado, y seguramente tratarán de restablecer las aberraciones de la dictadura al considerar, por ejemplo, la huelga como un delito.

En consecuencia, el ataque contra el artículo 123 constitucional es abierto, como lo fue en su momento contra los artículos 3o., el 27 y el 130 fundamentalmente. Los neoliberales y sus patrones los empresarios, quieren desaparecer el salario mínimo, la jornada máxima, el derecho colectivo a formar sindicatos y desaparecer el derecho de huelga, acabar con la contratación colectiva, desaparecer los contratos ley; y al mismo tiempo acabar con la seguridad social y el derecho a la vivienda para los trabajadores, conquistas todas conseguidas con un gran sacrificio no solo de los trabajadores, sino de todo el pueblo.

Lo que quieren los patrones es establecer la ley de la selva en las relaciones obrero-patronales: regresar a la contratación individual, considerando al trabajador y al patron como iguales, ficción jurídica que acarrea graves injusticias; dejarle al patrón el derecho de fijar las horas de trabajo y el pago de las mismas según los intereses del capital.

No ocultan los empresarios y los neoliberales su deseo de privatizar la seguridad social, desapareciendo el Instituto Mexicano del Seguro Social, conquista extraordinariamente importante para la clase trabajadora, y por ello han incorporado la figura del SAR, que se tomó de la experiencia pinochetista en Chile y que ni aquí ni allá dieron ningún resultado a favor de los trabajadores.

Seguramente los empresarios y el propio gobierno están deseando huelgas al estilo japones, donde no hay suspensiones de labores, es decir, huelga sin huelga; y todo ello para aumentar la productividad, lo que en realidad significará una mayor explotación de los trabajadores.

Por lo tanto en la mira de los enemigos de los trabajadores esta reformar, con sentido negativo el artículo 123 constitucional, la Ley Federal del Trabajo, la Ley del Seguro Social, la Ley del Infonavit, y otras que tienen relación con las anteriores.

Frente a la resistencia y firmeza del movimiento obrero, a pesar de uno que otro líder sindical neoliberal, el gobierno buscó la pulverización del movimiento obrero, impulsando la división de los trabajadores, el enfrentamiento entre ellos, en el interior de los propios sindicatos, entre sindicatos, a los que penetró e inmovilizó como ni en sueños lo hiciera Miguel Alemán.

Desde luego no significa lo anterior que la legislación laboral sea intocable. El propio artículo 123, su ley reglamentaria y las demás que se derivan de su texto o que se vinculan con la norma constitucional por su contenido, han experimentado cambios y adiciones en beneficio de los trabajadores y así deberá seguir siendo para beneficio de millones de mexicanos.

Frente a esta situación lo que se requiere es mantener la firmeza del movimiento obrero, de todos los trabajadores, independientemente de pertenecer a distintos sindicatos o a distintas centrales sindicales; pero al mismo tiempo todo el pueblo debe involucrarse en la defensa del artículo 123 de la Constitución y de toda la legislación laboral.

En todo caso si se promueven reformas deben ser para darle mayor protección a los trabajadores que son los que la necesitan, estableciendo el seguro de desempleo con las modalidades que exija el interés de los mexicanos.

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