viernes, 14 de octubre de 2011

EL POBRE PRESIDENTE CALDERÓN

(Escrito a principios de 2009)

Para un gran número de mexicanos, Calderón ocupa de manera ilegítima la presidencia de la República, por el fraude cometido el 6 de julio de 2006. Para otro número quizá igual o mayor, que se agrega al anterior, el puesto le ha quedado demasiado grande, y ha llevado al país a la ingobernabilidad y a una crisis social, económica y política, como pocas veces se ha visto en México.

Para los grandes intereses económicos, Calderón llegó por su abierto y descarado apoyo y lo han sostenido ahí porque les sirve, pero cuando deje de cubrir sus perspectivas para acrecentar los negocios, le van a pegar tan fuerte como lo crean necesario. Tal parece que ya nos encontramos cerca de éste último caso.

Independientemente de la percepción que tengan las pocas familias acaudaladas del país sobre el gobierno del panista, la realidad es que ha resultado un verdadero desastre. No hay indicador de la actividad económica que no se haya deteriorado durante su mandato. Los datos y porcentajes varían, pero todos tienen la misma tendencia a la baja, al deterioro, al perjuicio social, hasta colocar a México en una crisis que ya se presenta, a estas alturas, insalvable dentro del esquema neoliberal.

El bajo crecimiento económico, el más bajo de América Latina durante los también desastrosos seis años de Fox, no sólo ha continuado, sino que se pronunció la desaceleración en los dos primeros años de Calderón, y se condujo al país a la plena recesión y de ahí al decrecimiento. Calderón y su incorregible secretario de Hacienda repitieron, mecánicamente, lo dicho por los halcones del FMI, de que el crecimiento de la economía sería cero, cuando todo indicaba ya que el no crecimiento sería de más del l.5% para 2009, por lo menos.

Cuando la economía mexicana había entrado en recesión, el irresponsable gobierno panista dijo que aquí no se presentarían problemas, porque la economía mexicana era fuerte. Cuando todo indicaba que no habría crecimiento, hablaron del famoso catarrito. Y sólo ante los hechos evidentes del enorme desempleo producido, sobre todo, en las grandes empresas transnacionales asentadas en nuestro territorio, y de otros innegables síntomas negativos en la economía, aceptaron que se presentarían algunos problemas, pero que la economía estaba blindada para resistir.

Esta actitud irresponsable, de no aceptar la profundidad de la crisis ha permitido que se agrave, porque no tienen la menor idea de qué hacer en medio del tsunami económico que nos había alcanzado desde hace tiempo.

En lugar de reconocer la gravedad de la crisis, Calderón se ha dedicado a culpar a otros actores políticos, y se pone a polemizar irresponsable e infructuosamente con quienes le demuestran, con cifras en la mano, que la economía está muy mal. Ha propuesto, sin plan ni concierto, algunas “medidas”, de manera que ahora la crisis ya no sólo afecta a la gran mayoría del pueblo, sino que los grandes tiburones de la economía ven mermadas sus enormes ganancias, y no dudan en criticarlo.

Tal es el caso del ultraderechista Lorenzo Servitje y Sendra, dueño de Bimbo que, repitiendo su estrategia para ayudar en la campaña electoral al PAN, no pudo ocultar sus verdaderas opiniones, y no sólo calificó a Calderón como “pobre Presidente”, al que hay que ayudar, sino que declaró que su sexenio, de hecho, ya ha concluido, sin que el gobierno aludido haya dicho esta boca es mía, a diferencia del enfrentamiento verbal que sostuvieron los panistas, a través del secretario del Trabajo, con el empresario más rico del mundo, Carlos Slim, que le dio una vapuleada a Calderón como ningún empresario lo había hecho, y al que no le pueden dar el calificativo de resentido social, porque si alguien ha ganado dinero, aquí en México, en medio de un pueblo lanzado a la miseria, es Slim.

Por cierto ni Servitje ni Slim dijeron nada nuevo respecto a lo que ocurre en México. Todo fue advertido hace mucho tiempo por otros actores sociales y políticos, por otras instituciones nacionales e internacionales y por una enorme cantidad de articulistas.

Les sirva o no Calderón a los empresarios desde el ejecutivo federal, lo cierto es que al que nunca ha servido, y ahora ya le estorba, es al pueblo mexicano, a la Nación en su conjunto. Antes que sea demasiado tarde, es necesario prescindir del gobierno panista. Sería el mejor homenaje al Centenario de la Revolución Mexicana y al Bicentenario de la Independencia Nacional.

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