viernes, 14 de octubre de 2011

LA GLOBALIZACION CONDUCE A LA NEOCOLONIZACIÓN

Trabajo Parlamentario

LIV LEGISLATURA
PODER LEGISLATIVO FEDERAL
DIARIO de los DEBATES
DE LA COMISIÓN PERMANENTE DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS
Año III México, D. F. a miércoles 10 de abril de 1991 No. 17

LA GLOBALIZACIÓN CONDUCE A LA NEOCOLONIZACIÓN

El Presidente: -Tiene la palabra el diputado Alfredo Reyes Contreras, del grupo parlamentario del Partido Popular Socialista.

El diputado Alfredo Reyes Contreras: - Señor Presidente, honorable asamblea:

Cuando inició sus trabajos esta Comisión Permanente, en el Medio Oriente se iniciaba también la agresión norteamericana contra el pueblo de Irak, con la finalidad, como lo declaró cínicamente George Bush, de lograr un nuevo orden mundial bajo el dominio norteamericano.

Varias de nuestras sesiones tuvieron lugar, cuando se efectuaba sobre Irak el más violento e intenso bombardeo que pueblo alguno haya sufrido jamás. Se consumaba así la brutal agresión del gobierno norteamericano, utilizando al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Los cambios que han ocurrido en el mundo en el último año, muchos de ellos dramáticos y aún de consecuencias imprevisibles, tendrán que conducir necesariamente a la conformación de un nuevo orden mundial. Pero no bajo la hegemonía norteamericana, alemana, japonesa o francesa, sino un nuevo orden donde se respete la presencia de todas las naciones, grandes y chicas; en un plano de absoluta igualdad, donde prevalezca la solución pacífica a las controversias internacionales, respetando el derecho de autodeterminación y poniendo en vigor el principio de no intervención.

Este fue el sentido y la orientación que a través de distintos pronunciamientos realizó, con gran sensibilidad, la Comisión Permanente, que está a punto de concluir sus trabajos.

Nuestra obligación consiste en continuar la lucha, para que esos principios presidan las relaciones internacionales; lo que permitirá, entonces sí, arribar a un nuevo orden mundial cuyo signo principal será la vigencia de la paz en el mundo.

La Comisión Permanente, de la que formamos parte, fue testigo del agravamiento de los problemas económicos de México.

La política neoliberal ha profundizado la dependencia de nuestro país, a pretexto de la globalización o mundialización de la economía. Con el incremento peligroso de la inversión extranjera directa, con el mantenimiento de un alto volumen de la deuda externa y con la apertura indiscriminada de nuestras fronteras a los productos norteamericanos, estamos regresando, aunque en otro nivel, a la etapa del porfiriato, por la presencia dominante del capital extranjero.

Durante los meses en que trabajó esta Comisión Permanente, presenciamos de manera dramática que las condiciones de vida de millones de mexicanos se agravaron. Reduciéndose, aún más, el raquítico salario que apenas llega a 50 centavos dólar por hora, cuando en Estados Unidos, potencia a la que se nos quiere ligar todavía más, los trabajadores ganan 20 ó 22 veces más salario.

Como ustedes saben, han sido reiteradas las peticiones de los trabajadores y de sus organizaciones sindicales para aumentar los salarios. Sin embargo, el gobierno ha puesto oídos sordos a esta legítima demanda, todo para cumplir su compromiso de mantener en nuestro país los salarios más bajos del mundo, abatir el nivel de vida de los mexicanos, contraer el mercado interno para fomentar las expropiaciones. ¡Volvernos competitivos, aun sobre la vida y la salud de millones de compatriotas que han muerto o que han visto reducirse dramáticamente sus condiciones de vida!

Los trabajos y debates de esta Comisión Permanente se dieron en el marco de la discusión y examen limitado internamente de lo que es y representa el Tratado de Libre Comercio para México y América Latina.

Es claro que el Tratado de Libre Comercio representa un objetivo a conseguir por parte de las fuerzas políticas y económicas que tienen el interés de dominar a todos los pueblos del Continente Americano, los yanquis quieren tener con el citado tratado comercial un mercado cautivo para sus productos, frente a la competencia que le han impuesto Japón y Alemania, tanto desde el punto de vista económica como tecnológico.

Hasta la denominación del Tratado de Libre Comercio ha sido impuesta por quienes lo concibieron y lo promueven, pues, lo que realmente representará será la libertad ilimitada para los grandes monopolios de la producción y los servicios que tienen principalmente su sede en los Estados Unidos y significará sujeción y dominio sobre México y el resto de los países de América Latina.

En la discusión sobre el Tratado de Libre Comercio lamentablemente hay en América Latina quienes desempeñan el ingrato papel de promotores de los intereses imperialistas, conduciéndose como sus auxiliares oficiosos para aplicar sobre nuestros pueblos el plan de dominio, expresado claramente en la Iniciativa de las Américas de Bush.

El gobierno de México debe abandonar el papel que actualmente desempeña frente a este plan y debe retomar el camino que garantice y defienda, con hechos reales, la independencia y soberanía nacionales, porque no se vale, y menos ahora, asumir sólo una defensa retórica de los intereses del pueblo y de la nación.

La discusión que se ha dado en nuestro país sobre el Tratado de Libre Comercio en estos últimos tres meses, ha sido muy limitada, se presentó una clara oposición para que la Cámara de Diputados participara activamente en el examen de ese tratado, a pretexto de no entrar en choque con el Senado, cuyo foro no ha sido hasta hoy de la trascendencia que inicialmente se dijo.
Frente a esta situación, como ustedes recordarán, me permití en nombre del Partido Popular Socialista, fijar nuestra posición con absoluta claridad en el sentido de que debe participar la Cámara de Diputados en la discusión de dicho tratado y hoy reiteramos esa demanda, porque la representación nacional no puede quedar al margen ni en la discusión ni en la decisión final.
Además el gobierno utilizando unilateralmente muchos medios de difusión ha mantenido una intensa campaña orientada a convencer a los mexicanos sobre las supuestas bondades del Tratado de Libre Comercio, limitando los argumentos de quienes no están de acuerdo y descalificando, como lo ha hecho el licenciado Salinas de Gortari, en Estados Unidos y Canadá, a los opositores del tratado.

El gobierno ha llegado a tal extremo que condiciona el bienestar de los mexicanos a la firma del Tratado de Libre Comercio. Se dice que sólo habrá escuelas, caminos, agua potable, electrificación, banquetas, vivienda y alimento si se firma el tratado; si no se firma, se amenaza al pueblo, vendrá el caos y la anarquía, se trata de amedrentar a los mexicanos para que por temor no se opongan al Tratado de Libre Comercio y lo acepten.

Por otra parte, esta Comisión Permanente ha visto renacer la ofensiva clerical para que la Iglesia recupere fueros y privilegios, demanda velada bajo la exigencia de tener reconocimiento jurídico para esas instituciones religiosas, a las que la ley niega personalidad política y jurídica.
En este sentido el gobierno ha permitido y fomentado la violación a la Constitución Nacional, porque sus integrantes, a pretexto de la modernización, han olvidado intencionalmente el espíritu de Benito Juárez, que debiera presidir sus actos en esta materia. Es más, el gobierno ha tolerado la intervención de extranjeros como la de Prigione, tolerancia que le ha hecho contraer, frente al pueblo y frente a la historia nacional, una grave responsabilidad.

En este tema, una vez más, volvió a quedar muy claro durante los tres meses de trabajo de la Comisión Permanente, que no es el pueblo el que pide fueros ni privilegios para el clero; es el alto clero, el político, el que con espíritu de revancha exige volver al pasado, pretendiendo desempeñar el papel que por su actitud antinacional el pueblo le retiró.

Algunas personas, cediendo en los principios que han conformado la historia de México, adoptando actitudes blandengues, se agachan ante la actitud proclerical de algunos funcionarios de alto nivel del gobierno federal.

Señoras y señores legisladores:

Nuestros trabajos concluyen en el momento que prácticamente se inicia el proceso electoral que culminará en parte el domingo 18 de agosto, con la elección para renovar la Cámara de Diputados y la mitad del Senado. La preparación de este proceso electoral ha tenido como el aspecto más importante, hasta hoy, la preparación del padrón electoral.

El padrón electoral siempre ha sido utilizado para impedir que la voluntad popular se exprese con plena libertad, ha sido un instrumento manipulado y manipulable por los profesionales del fraude, por los expertos en la violación a la voluntad del pueblo.

Se ha dicho que el nuevo padrón electoral, una vez que sea elaborado, no deberá ser objeto de disputas partidarias, y que su nueva elaboración es garantía de respeto a la voluntad ciudadana. Esto no es cierto.

El nuevo padrón, lo ha dicho el Partido Popular Socialista, no es garantía de que en el próximo y en los demás procesos electorales se respete la voluntad popular y los derechos de los partidos políticos. Elaborado por el Registro Federal de Electores, a los partidos políticos por mandato de nuestra legislación electoral, sólo se les concede el carácter de miembros de la Comisión de Vigilancia; de manera que la responsabilidad en la elaboración del padrón recae sobre el órgano del Instituto Federal Electoral y no sobre los partidos, que carecen de poderes de decisión y sólo desempeñan el papel de vigilantes.

El ambiente preelectoral que vive nuestro país ha puesto sobre la mesa de las discusiones otra vez la vieja demanda de la derecha, para que nuestros procesos electorales sean vigilados por observadores extranjeros. Demanda que hoy levantan otras fuerzas que se encuentran, en nuestra opinión, en las filas democráticas.

México, señoras y señores legisladores, no es Panamá, como tampoco es Nicaragua, países en los que de manera grosera intervinieron los llamados observadores internacionales, situación que no deben olvidar los que promueven su presencia en nuestra patria.

El Partido Popular Socialista, rechaza de la manera más enérgica la presencia de esos supuestos observadores. Exige y demandará en su oportunidad el respeto y la aplicación de la Constitución Nacional, pues los extranjeros tienen terminantemente prohibido intervenir en la vida política nacional.

En este mismo campo de la actividad electoral, las fuerzas políticas toman posiciones, es legítimo que así sea. Pero lamentablemente algunas fuerzas, a pretexto de combatir a la derecha que gobierna, pretenden aliarse con la derecha de afuera, lo que además de representar un contrasentido político se manifiesta como una actitud antihistórica; confundir a los amigos con los enemigos y a éstos con los amigos tiene resultados desastrosos en la actividad política y atenta contra los intereses superiores de la nación y del pueblo.

Ninguna fuerza democrática tiene justificación para difundir la falsa idea de que la derecha lucha por la democracia, porque además de confundir al pueblo se obstaculiza la legítima aspiración popular de ampliar y fortalecer la vida democrática de la nación.

Las elecciones federales serán, en muchos aspectos, decisivas para el porvenir de nuestra patria. A través de la lucha de varios partidos políticos se profundizará el enfrentamiento fundamentalmente entre dos fuerzas: las fuerzas democráticas mayoritarias, que mantienen vigente y en alto las banderas de la Revolución Mexicana y las fuerzas de la derecha, de las que forma parte la corriente neoliberal, que a pretexto de la modernización pretenden convertir a nuestra patria en una colonia de los extranjeros. En esta batalla, señoras y señores legisladores, el pueblo mexicano y sus fuerzas democráticas, progresistas y revolucionarias, saldrán, sin duda, victoriosas. Muchas gracias. (Aplausos.)

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