domingo, 16 de octubre de 2011

LA HUMANIDAD SE ENCUENTRA EN PELIGRO

El título que encabeza esta colaboración es real, la humanidad se encuentra amenazada por las enormes y brutales desigualdades sociales que han llevado a la ONU a reconocer las existencia de más de 850 millones de personas en estado de miseria, y por los cambios ecológicos que ponen en riesgo su propia existencia.

El capitalismo, sistema económico imperante, es el responsable de esta situación. Su “triunfo” se ha transformado peligrosamente en una derrota dolorosa para la humanidad en su conjunto. Precisamente en una nueva fase de expansión, en su aparente triunfo frente al socialismo, concibió y aplicó lo que se conoce como “El Consenso de Washington”, asumido por el poder económico y político de los Estados Unidos de Norte América, y que se puede resumir en 10 puntos:

1) Disciplina presupuestaria, 2) cambio en el gasto público, 3) reforma fiscal, 4) liberalización financiera, 5) búsqueda y mantenimiento de tipos de cambio competitivos, 6) liberalización comercial, 7) apertura a la entrada de inversiones extranjeras directas, 8) privatizaciones, 9) desregulaciones, 10) garantía de los derechos de propiedad.

El objetivo fue consolidar la subordinación económica de los países en desarrollo y, obviamente, someterlos políticamente. También se propuso la subordinación intelectual principalmente de los políticos, cuyos cuadros fueron preparados en las universidades de los países del gran capital.

Así, la política económica del capitalismo, en su etapa reciente, se tradujo en una brutal ofensiva en tres direcciones:

1.- Contra el trabajo. Redujo la participación del trabajo en el producto social, eliminó a millones de trabajadores de su empleo e incrementó el desempleo a niveles peligrosos; ha combatido violentamente a las organizaciones gremiales de los trabajadores, ha cancelado los derechos de los trabajadores, y donde no lo consigue aún, pretende una reforma laboral para desaparecer esos derechos a nivel constitucional y legal que deje a los trabajadores en un estado de total indefensión.

2.- Contra el Estado. Se inventó y se invoca la supuesta “teoría” del Estado obeso y la necesidad de reducirlo mediante el llamado cambio estructural, las privatizaciones, desregulaciones, la disminución del gasto público o bien la reorientación del mismo.

En la práctica mediante la aplicación del “Consenso de Washington” hemos visto un populismo al revés para beneficiar a los empresarios mediante subsidios, rescates, remate del patrimonio nacional, lo cual dio como resultado la privatización de la riqueza social, en lugar de una distribución equitativa de la misma. Si se pudiera hacer un catálogo de los enormes beneficios entregados a los empresarios, se podría corroborar esta afirmación.

La desigualdad se manifiesta en todas partes: desigualdad entre naciones, desigualdad social nunca vista, concentración de la riqueza como jamás había ocurrido desde la Revolución Industrial y manifestaciones lacerantes de pobreza.

3.- Contra la naturaleza. La explotación irracional de los recursos naturales y la aplicación de tecnologías ultramodernas han colocado a la humanidad en el camino de su propia destrucción. El violento cambio climático que está a la vuelta de la esquina y que ha sido advertido con mucha anticipación por los científicos, es el resultado directo de la vigencia de un sistema que explota los recursos de la naturaleza sin ninguna consideración y que se niega a tomar las medidas para detener, por lo menos, el peligroso deterioro que sufre el medio ambiente. Recursos no renovables que se agotan para siempre, recursos renovables explotados bajo el principio de la máxima ganancia, contaminación del aire, del agua y de la misma tierra, y de manera especial la emisión incontrolable de carbono, lo cual provoca que la temperatura del globo terrestre esté aumentando permanentemente, con los efectos que los científicos han denunciado ante la cerrazón de los capitalistas que no quieren ver disminuidas sus ganancias.

Así las cosas, el capitalismo no sólo se ha convertido en un obstáculo para que la humanidad prosiga su camino ascendente, sino que amenaza directamente la existencia de la vida en la Tierra, por lo cual se impone la participación directa de los pueblos y naciones para aplicar un sistema que, en sus rasgos generales, ya fue concebido, el socialismo, que debe responder a los nuevos retos que le imponen los tiempos modernos. Ese sistema, racional y humano, tiene que ser radicalmente diferente al capitalismo. Lo anterior es una cuestión de sobrevivencia y no sólo ideológica.

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