lunes, 10 de octubre de 2011

HOMENAJE A LA CONSTITUCIÓN DE 1917

Trabajo Parlamentario

LIV LEGISLATURA
PODER LEGISLATIVO FEDERAL
DIARIO de los DEBATES
DE LA COMISIÓN PERMANENTE DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS
Año III México, D.F., miércoles 1991 No. 8

HOMENAJE A LA CONSTITUCIÓN DE 1917

El Presidente: - Tiene la palabra el señor diputado Alfredo Reyes Contreras, del grupo parlamentario del Partido Popular Socialista, para hablar sobre el mismo tema.
El diputado Alfredo Reyes Contreras: - Honorable asamblea.
El día de ayer el pueblo mexicano conmemoró un aniversario más de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos promulgada el 5 de febrero de 1917 y que entró en vigor el 1o. de mayo de mismo año.
México ha tenido fundamentalmente tres constituciones, la de 1824, la de 1857 y la de 1917, cuyo LXXIV aniversario ha dado lugar a diversos pronunciamientos sobre nuestro máximo código político.
Nuestra historia constitucional podría decirse, es el resumen de la dramática victoria del pueblo mexicano. A su vez, la Constitución de 1917 representa un brillante resumen de la doctrina constitucional avanzada y en ese sentido ha sido un elemento para encauzar al país.
La Constitución de 1917, todos lo sabemos, es la expresión jurídica de la Revolución de 1910, así como la de 1824 fue la expresión de la Revolución de 1810 y la de 1857 la de las luchas que siguieron a la consumación de la independencia.
En México, señoras y señores legisladores, como en otras partes del mundo, la revolución es fuente del derecho. Si examinamos artículo por artículo de los 136 que contiene, es más, hasta sus transitorios, no hay uno sólo que no tenga una profunda justificación histórica, a excepción de las contrarreformas que las fuerzas más negativas han introducido. Las mismas garantías individuales que ahora en una concepción modernizante, denominan derechos humanos, son expresión de mandatos anticoloniales.
Con afirmaciones o negaciones, la Constitución de 1917 protege los derechos elementales de los individuos que rebasan con mucho los derechos del hombre y el ciudadano de la revolución francesa.
La realidad ha rebasado en ocasiones a nuestra Constitución, por eso las reformas que se le han hecho durante 74 años en un número mayor a 350 han estado orientadas a poner en consonancia nuestra Constitución para encauzar el desarrollo económico, político y social del país.
La Constitución de Querétaro reflejó en 1917 los objetivos de la revolución de 1910; el Constituyente de Querétaro cumplió su misión histórica, las reformas que se le han hecho durante su vigencia en su mayoría han respondido a la transformación que ha experimentado nuestro país, de un país agrario, atrasado exportador de materias primas que era en los primeros años de este siglo, en un país industrial agrario y, finalmente, en un país industrial agrario como hoy es México.
Nuestra Constitución incorporó principios que rebasaron en mucho la teoría clásica constitucional, rompió los moldes jurídicos de su tiempo y eso le permitió convertirse en la Constitución más avanzada cuando se expidió y hoy sigue siendo una de las más avanzadas si la comparamos con las que tienen otros países capitalistas, inclusive de más desarrollo que el nuestro.
Hoy es necesario remitirnos a los principios que incorporó la Constitución nacional, porque a muchos ya se olvidaron y otros los olvidan intencionalmente.
Yo creo, señores diputados señores senadores, que en el seno del gobierno hay gente que no conoce nuestra Constitución; esos jóvenes que se fueron a estudiar al extranjero y que ahora pretenden ver a los mexicanos emplumados, esos jóvenes como Monsieur Córdova, creo que así se pronuncia, creo que no conocen la Constitución. Muchos de los neoliberales, de los jóvenes que gobiernan este país, se han apartado totalmente de los principios revolucionarios que contiene la Constitución nacional.
Hay por ahí en el gabinete un nuevo Limantour que maneja, según se dice, los aspectos fundamentales del desarrollo del país y que obviamente no tiene ningún conocimiento de la hondura, de la raíz que tiene la Constitución nacional.
Por eso, quisiera mencionar en voz alta esos principios fundamentales de la revolución mexicana, para recordarlos y recordárselos a aquellos que intencionalmente los olvidan.
La Constitución incorpora un nuevo concepto de la propiedad privada y la concibe como una concesión que se entrega a particulares a través del Estado, que es su representante jurídico. En la Constitución nacional los intereses de la sociedad están por encima de los intereses particulares, como se desprende de los artículos 3o., 27, 123 y 130, estableciendo el derecho social a la educación, a la que le da un carácter científico y anti dogmático, reivindicando los derechos de la nación sobre los recursos naturales y reconociendo los derechos de los campesinos, estableciendo las líneas generales de la reforma agraria, reconociendo los derechos de la clase obrera y abandonando las teorías del derecho privado, negando personalidad jurídica a las instituciones denominadas iglesias y el carácter de ciudadano a los súbditos en un Estado extranjero.
El Estado mexicano, por mandato constitucional, impulsa el desarrollo material de México. Con la Constitución de 1917 se inicia el proceso de nacionalizaciones. Con nuestra Carta Magna se consolida el Estado mexicano republicano, representativo, democrático, en lucha por formarse y consolidarse desde 1910. A los derechos sociales de los obreros, de los campesinos, al derecho social de la educación, se han agregado otros importantes como el derecho a la vivienda, a la salud y al trabajo, que más que derechos que puedan ejercer la mayoría de los mexicanos, son simples expectativas.
En otro sentido, la Constitución ha sido reformada o adicionada para precisar o ampliar las facultades del Poder Legislativo fortaleciendo sus funciones, pero al lado de estos principios o reformas positivas, el texto de nuestro máximo código político ha sido reformado con un sentido regresivo. La contrarreforma de Miguel Alemán al artículo 27 constitucional, ha impedido que se consume la reforma agraria, inclusive en su primera fase, es decir, en la que se refiere al reparto de la tierra. Lo que no llegó a convertirse en capítulo económico con las reformas a los artículos 25, 26 y 28 en 1982, ha sido utilizado frenando bruscamente, primero la intervención del Estado en el desarrollo económico para transitar después por la peligrosa vía de las desnacionalizaciones. También la vida municipal ha sido restringida con las reformas que se incorporaron al 115, sin que hasta la fecha se haya logrado el auténtico municipio libre que se propuso el Constituyente de Querétaro.
Recientemente se incorporó la contrarreforma político - electoral que modifica de raíz el proceso ascendente que se había mantenido durante toda la fase constructiva de la revolución mexicana.
Señoras y señores legisladores: La Constitución de 1917 abrió un nuevo orden económico, político, social, jurídico, cultural y en la política internacional mexicana, sin que se hayan consumado todos los objetivos que se propuso la Revolución de 1910. No se ha concluido la reforma educativa, la reforma agraria, ni la reforma social. No se han consumado los objetivos de la reforma económica, la reforma política, la reforma municipal y la reforma administrativa. Pero no solamente no se han consumado, sino que a pretexto de la modernización se han dado pasos atrás y nos encontramos en una situación parecida a la que prevaleció en el porfiriato.
Ustedes recordarán que Porfirio Díaz no derogó la Constitución de 1857, muchas de sus disposiciones fueron violadas y en la práctica perdió vigencia. Hoy ocurre algo parecido. ¿Qué sucede ahora con el artículo 27 constitucional, cuando se impulsa la producción capitalista y se agrede el ejido? ¿O cuando por la puerta trasera se busca y alienta la participación de la iniciativa privada en la industria petrolera básica? Aquí tengo en mis manos una nota que es verdaderamente alarmante, que nos debiera preocupar a nosotros como legisladores, a los diputados como representantes de la nación. Esta nota dice así:
Según un estudio elaborado para el Congreso de Estados Unidos por la Comisión de Comercio Internacional, dado a conocer por la prensa del país ( se abren comillas): "Por razones de seguridad nacional, México no incluiría el petróleo en el Acuerdo de Libre Comercio, aunque las autoridades mexicanas estudian ya mecanismos alternativos que sin modificar la Constitución y conservando para Petróleos Mexicanos el control nominal sobre el hidrocarburo, permitan la participación extranjera en este sector, por medio de empresas conjuntas, arrendamientos, contratos para la exploración y subcontratación de diferentes servicios".
Esto es realmente preocupante y lo que nosotros hemos dicho, por la puerta trasera el gobierno pretende, pasando por sobre la Constitución, establecer una legislación de carácter reglamentario inferior, paralela a la Constitución nacional. Pero habría otras interrogantes, señores legisladores: ¿qué sucede con el artículo 123, cuando se agrede a los sindicatos, cuando va desapareciendo el salario mínimo, cuando va desapareciendo la jornada máxima de trabajo y se pretende cancelar el derecho de huelga? ¿Acaso vamos a regresar otra vez a la etapa del porfiriato cuando la huelga era considerada un delito? ¿Qué ocurre cuando el propio Presidente de la República, viola la Constitución al invitar a los representantes del clero al informe que rinde al Congreso de la Unión? ¿Qué sucede cuando también a pretexto de la modernidad, se empieza a desplazar a los partidos políticos y en su lugar se coloca la llamada sociedad civil, con el falso argumento de que ya desapareció la lucha de clases y que ahora debe prevalecer la solidaridad entre contrarios? ¿Y qué ocurre cuando se abandona la orientación filosófica del artículo 3o. constitucional y se adoptan planes y programas en la educación y hasta un calendario que responde a las condiciones climatológicas de Estados Unidos y no a nuestras condiciones?
Como se puede apreciar, señoras y señores legisladores, el proyecto neoliberal es profundamente contrarrevolucionario y por lo tanto es opuesto a los principios y objetivos de la Constitución de 1917.
Al Partido Popular Socialista le parece que en este LXXIV aniversario de la Constitución, las fuerzas más positivas deben enarbolar de manera firme la defensa de su contenido más avanzado y luchar para desaparecer de su texto las contrarreformas que se le han introducido, manteniendo y fortaleciendo la educación científica, democrática y nacionalista; haciendo efectivo el derecho a la vivienda, a la salud y al trabajo, defendiendo la integridad del territorio nacional y reivindicando todos los recursos naturales para los mexicanos; impulsando la intervención del Estado en la economía, regresando al camino de las nacionalizaciones, repartiendo toda la tierra susceptible de ser repartida para consumar apenas la primera parte de la reforma agraria.
Respetar escrupulosamente todos los derechos que a costa de sangre y mucho sacrificio ha conquistado la clase obrera y sujetar la conducta del clero que ahora -contando con la complicidad antihistórica de los más altos funcionarios del gobierno federal- pretende recobrar fueros y privilegios. Respetar y hacer respetar la Constitución en su contenido revolucionario, reformarla con sentido progresivo e impedir que le introduzcan contrarreformas en perjuicio de la nación y el pueblo. Este es el mandato popular en el LXXIV aniversario de la Promulgación de la Constitución. Muchas gracias. (Aplausos.)

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