lunes, 10 de octubre de 2011

CALDERON GOBIERNA CON RENCOR HISTÓRICO

Todos los traumas históricos que la derecha panista viene cargando desde que nació como partido, en 1939, no los han podido superar y no los van a superar jamás. Tienen atragantado el triunfo de los insurgentes frente a la dictadura española. No han podido asimilar el triunfo de federalismo sobre el centralismo colonial y menos la derrota de los conservadores a manos de la lúcida corriente liberal del siglo XIX. Ni qué decir de su mínima estatura moral frente a la hazaña de los Niños Héroes. Se sienten enanos ideológica y políticamente frente a la figura republicana de Benito Juárez y lloriquean cuando se recuerda el triunfo de la Revolución de 1910 y las históricas batallas ganadas por la formidable División del Norte dirigida por Pancho Villa.

No hay punto de comparación entre el mamotreto surgido de mentes enfermas de la rebelión cristera con pretensiones constitucionales, elaborada por los cristeros, verdaderos padres ideológicos del PAN y la Constitución de 1917, que fue el Código Político más avanzado del mundo en su momento, que incorporó a su texto las garantías sociales que les siguen causando dolor de cabeza a los reaccionarios panistas. Ya no se diga su actitud retardataria frente a dos figuras recordadas y queridas por el pueblo mexicano, como son Lázaro Cárdenas y Adolfo López Mateos y la obra de ambos, frente a la cual palidecen los panistas y su corifeos: la recuperación, con base en el texto constitucional, de los recursos del suelo y subsuelo con la expropiación petrolera, la reforma agraria destruyendo la hacienda porfiriana; la culminación de la nacionalización de la industria eléctrica, conquistas consumadas ya con la oposición abierta de la corriente reaccionaria del PAN.

Los panistas han traducido su rencor histórico en programa de gobierno, acentuando el centralismo e incorporando, como novedad para ellos, el modelo neoliberal, al que se aferran como el moribundo a la vida, a sabiendas que dicho modelo ha fracaso estrepitosamente en todo el mundo. El centralismo monárquico ha sido una constante en el estilo de gobernar y de hacer política de los reaccionarios de hoy.

Con esos antecedentes habrá que ser ingenuo para pensar que la pretendida y fallida reforma petrolera intentada por los panistas y Calderón era para fortalecer a PEMEX, empresa saqueada, hasta decir basta, por la política criminal de los neoliberales en el gobierno.

Y ni qué decir del golpe policiaco contra la Compañía de Luz y Fuerza del Centro. El odio de Calderón contra el Sindicato Mexicano de Electricistas y el interés de entregar jugosos negocios a sus preferidos están en la base de la medida de fuerza que rompe con el orden legal al desaparecer un ente, como es Luz y Fuerza del Centro, creada por el poder legislativo federal, y para cuya desaparición se requería una resolución legislativa y no un decreto del ejecutivo. ¿Dónde queda el cacareado Estado de Derecho? ¿Dónde queda el Poder Legislativo?

¿Y dónde queda la institución presidencial, que no sólo abusa de la fuerza del Estado, sino que es utilizada para proferir mentiras, falseando datos que muchos mexicanos conocen sobre los enormes subsidios, con dinero del pueblo, a los industriales a través de la compañía de Luz y Fuerza del Centro?

Siguiendo el libreto de los neoliberales, Calderón y el PAN se fueron con todo contra el sindicato de electricistas, cuando desde hace tiempo el mismo gobierno instrumentó una política tendenciosa, orientada a quebrar la Compañía, como en su momento lo hicieron otros con Teléfonos de México, las aerolíneas nacionales, la siderurgia, la banca nacionalizada, sin que en ningún momento les importe la tragedia de miles de trabajadores y sus familias, que de golpe se quedan sin empleo, sin ingresos, sin seguridad social y sin esperanza.

A la inestabilidad política y social generada por el gobierno panista, ante la inminencia de que se desaten estallidos sociales, la política del garrote gubernamental abona el terreno, y ahora más que antes nos encontramos en medio de una pradera que con cualquier cosa se puede incendiar. En realidad Calderón y el PAN están jugando con fuego.

El problema creado por el gobierno puede ser el detonador de una intensa movilización popular contra el gobierno reaccionario de Calderón. Existen muchos sectores sociales -yo diría, la mayoría- agraviados por este gobierno derechista. La alianza de los más activos puede ser el inicio del fin del gobierno impopular panista.

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