jueves, 6 de octubre de 2011

HOMENAJE AL ÚLTIMO CONSTITUYENTE DE 1917

Trabajo Parlamentario

Diario de los Debates
DE LA COMISIÓN PERMANENTE
DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS
"LII" LEGISLATURA
AÑO III México, D. F; jueves 2 de mayo de 1985 TOMO III. NÚM. 18
SESIÓN SOLEMNE

HOMENAJE AL ÚLTIMO CONSTITUYENTE DE 1917
PROFR. JESÚS ROMERO FLORES

El C. Presidente: - Se concede el uso de la palabra C. diputado Alfredo Reyes Contreras, del Partido Popular Socialista.
El C. diputado Alfredo Reyes Contreras: - Señor Presidente, honorable presídium; señor profesor don Jesús Romero Flores; honorable Asamblea.
El Partido Popular Socialista se une al homenaje que hoy, en sesión solemne, esta honorable Comisión Permanente merecidamente le rinde al cumplir cien años de vida, y por su participación en la magna tarea de formular el máximo código político aprobado en 1917, cuya vigencia se mantiene a pesar de las impugnaciones de los emisarios de un pasado que jamás volverá, a pesar de que lo añoren.
Usted, señor profesor Romero Flores, fue a la vez testigo y actor de ese gran acontecimiento de los primeros años del siglo XX en nuestra patria, del primer movimiento social de nuestro siglo, que dio como resultado jurídico la Constitución de 1917 en cuya redacción participó directamente. Al estallido de la Revolución mexicana en 1910, usted se encontraba en plena juventud, lo que le permitió combinar a su actividad magisterial, la difícil tarea de periodista, más difícil aún si consideramos las condiciones de opresión bajo la dictadura porfirista.
A sus tareas académicas y de periodista, o quizá por eso, agregó usted una obra literaria amplia y diversa: desde su trabajo don Vasco de Quiroga, su Vida y su Obra, en 1911, hasta Maestros y Amigos en 1972, ininterrumpidamente, a pesar de sus tareas administrativas, ha dejado a las nuevas generaciones una producción literaria rica que el Gobierno de la República debe rescatar, reeditándola para mantener vivo el testimonio de un hombre que ha vivido al ritmo de su patria en todo lo que va de este siglo.
Seguramente que la publicación de sus obras completas por el Gobierno de la República en este año en que, con alegría, los mexicanos patriotas conmemoramos sus cien años de vida, haría posible que las nuevas generaciones conocieran sus trabajos sobre Hidalgo, sobre Benito Juárez, sobre Melchor Ocampo, sobre la propia Constitución de 1917, sobre la Revolución Mexicana; en fin, lo que usted escribió sobre el estado de Michoacán, y sobre La Piedad, su pueblo natal, porque contribuirían a mantener vivo el amor por la patria.
Resulta muy difícil el intento de resumir siquiera la amplia obra de su vida, sin embargo quisiera en esta ocasión memorable, en que lo tenemos junto a nosotros, recordar que usted ha sido un maestro apasionado de su profesión, que gran parte de su vida se encuentra vinculada a la elevada tarea de la educación, y que como pocos mentores, ha dedicado su obra escrita a los niños de México, que ahora son presa de la criminal programación de la televisión comercial, orientada a desnacionalizar a las nuevas generaciones, introduciendo a veces, en forma sutil y a veces en forma abierta, modelos de vida ajenos a nuestra manera de ser, inculcando valores que desprecian la historia de México, que usted ha vivido en un largo trecho y, que con su actitud patriótica, ha contribuido a forjar.
Usted, como Constituyente de Querétaro, que es uno de los aspectos más relevantes de su vida, contribuyó a la elaboración de la Constitución de 1917, que nos rige hasta nuestros días. Usted ha sido un firme defensor de lo que es y representa la Carta Magna de 1917. Como Constituyente en lucha ininterrumpida, una y otra vez, ha rechazado las voces interesadas de los reaccionarios y contrarrevolucionarios, que calificaron despectivamente a nuestro Código Fundamental como el “almodrote” de Querétaro. Esos mismos que con su espíritu sectario y mezquino, abusando de la necesidad y de la humildad de la gente del campo, al grito de "Viva Cristo Rey", asesinaron a otros mexicanos en la revuelta cristera, guerra suicida, que como todo movimiento contrarrevolucionario, tuvo que recibir el impulso del exterior, como hoy lo reciben, quienes quisieran ver a México sometido a los designios de fuerzas extranjeras.
Usted ha luchado contra esa corriente retardataria, que combatió a Juárez por su actitud patriótica. Que quisiera regresar a los fueros y privilegios de ayer, tanto en la riqueza como en la educación y en el gobierno. A esa fuerza a la que el pueblo le quitó el derecho de intervenir en las cuestiones políticas del país, por su actitud entreguista y antipatriótica.
Un compromiso que el gobierno mexicano debe adquirir en este año, en que usted cumple 100 años de vida, sería someter al orden constitucional a esos delincuentes que desde las altas esferas del clero violan, a ciencia y paciencia de las autoridades, el régimen de derecho en que vivimos y que vulneran el orden constitucional. Su presencia, señor profesor, en este recinto del pueblo mexicano, representa sin duda una derrota más para esas minorías, a las que usted ha combatido con firmeza defendiendo los postulados constitucionales que contribuyó a forjar. Su presencia y el vigor que mantiene a su edad representan una derrota para esas fuerzas minoritarias y regresivas, que ponen el grito en el cielo cuando se reforma la Constitución para actualizarla, que cambian fácilmente de piel, como usted lo ha escuchado hoy, y que de impugnadores de la obra del Constituyente se convierten, hipócritamente, en sus defensores.
Es cierto que México pasa por momentos difíciles; que está siendo agredido brutalmente por el gobierno norteamericano; que vive una crisis profunda y que esas dificultades son aprovechadas por los nuevos Miramón y Mejía. Cierto que hay traidores a la patria cuyos nombres se leen, casi todos los días en la prensa, o se escuchan en la radio, o en la televisión; algunos de los cuales han sido jubilados por sus patrones, para que se dediquen de tiempo completo a fomentar la contrarrevolución.
Pero señor profesor, usted ha de vivir el tiempo necesario para presenciar cómo el pueblo mexicano y sus mejores fuerzas, harán de México otro Cerro de las Campanas, para derrotar de manera contundente a esos enemigos del interior y del exterior, que tercos en su empeño están embarcados en una lucha condenada al fracaso. La presencia de usted, su lucha, su vida ejemplar es fuente de inspiración para los patriotas en estos momentos difíciles para el pueblo y la Nación.
Una vez más, usted, al lado de su pueblo, obtendrá una victoria definitiva.
El Partido Popular Socialista lo saluda con cariño y le desea, con toda sinceridad y respeto, salud y más años de vida. Muchas gracias. (Aplausos prolongados).

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