viernes, 30 de diciembre de 2011

EL CINISMO DE MONSIEUR CÓRDOBA MONTOYA

Este artículo lo escribí a raíz de la reaparición de este individuo, después de la muerte de Luis Donaldo Colosio, ya concluido el periodo de Carlos Salinas. Las nuevas generaciones tienen derecho a saber de qué están hechos los ambiciosos neoliberales.


El virtual vicepresidente en el sexenio de Carlos Salinas, el franco-español, nacionalizado mexicano, José Córdoba Montoya, que tuvo como nombre de cuna Jean Marie Cohen Montaigne, hizo gala una vez más, de su prepotencia y cinismo, al comparecer ante los diputados del PRD para que explicara qué sabía del asesinato de Luis Donaldo Colosio.

Dicho individuo, de marcado acento francés, y con la pretensión mesiánica de redimir a los mexicanos, fue traído al país por el grupo de neoliberales que lo conocieron en las universidades norteamericanas a las que, en mala hora, se fueron a preparar la mayoría de los integrantes de la generación del cambio, los cuales presumen de estrategas políticos y sabios académicos, que han destrozado materialmente al país.

Córdoba Montoya, como lo han dicho los analistas políticos enterados, abarcó, como jefe de asesores de Salinas de Gortari, áreas que antes estaban reservadas a otros ámbitos de la administración federal, por lo cual tuvo un gran poder y le correspondió tomar decisiones que dañaron gravemente al país.

Está bien que se le juzgue por su responsabilidad en el caso Colosio. Todo parece indicar, según las informaciones, que desempeñó un papel decisivo en dicho problema. Pero sobre todo a este individuo se le debe juzgar por los severos daños que la administración salinista causó al pueblo de México, ante el peligro de que siga teniendo influencia en el gobierno del doctor Zedillo con quien, parece, tiene amistad desde la época de estudiantes en las universidades norteamericanas.

Se ha dicho, a través de los medios de información, que la tesis de doctorado del presidente Zedillo la dedica a José Córdoba Montoya. Y lo que todo mundo sabe es que Córdoba Montoya tiene una amistad muy cercana con el actual Secretario de Hacienda y Crédito Público, Guillermo Ortiz Martínez, con quien se le veía frecuentemente en la casa que el franco-español-mexicano tiene en la calle de Tonalá, en la colonia Roma de la Ciudad de México.

Córdoba Montoya es un convencido neoliberal, que junto con sus cuates ha utilizado a México como un conejillo de indias a fin de experimentar aquí la aplicación, tope en lo que tope, de la política recomendada e impuesta por las instituciones financieras del imperialismo yanqui, como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y los propios bancos privados que se han convertido en acreedores de la deuda externa mexicana.

Monsieur Córdoba, como le dirían los franceses, ha desempeñado el mismo nefasto papel, dentro de México, que bajo el porfiriato tuvo aquel personaje de negra memoria, José Ives Limantour, que manejó las finanzas nacionales a su antojo y sirvió incondicionalmente a los hacendados.

Seguramente Limantour pertenecía a ese cerrado y elitista grupo conocido con el nombre de Los Científicos, calificativo despectivo que les dio el pueblo, como ahora Córdoba Montoya pertenece al grupo de los que presuntuosamente se reclaman reformadores y, por lo tanto, “salvadores” del pueblo de México.

Debe saber este señor que los mexicanos no necesitamos de guías espirituales para conocer y resolver nuestros problemas; y que rechazamos la actitud intolerante de conquistador que asume frente al pueblo de México, pero sobre todo que exigimos sea castigado por la clara responsabilidad que tiene en la aplicación del neoliberalismo, verdadera purga de caballo, que ha tenido efectos catastróficos para la nación y para el pueblo mexicano.

No solamente debe ser sancionado por la participación en el caso Colosio; debe ser severamente castigado por los miles y miles de niños que han muerto, frente a la desesperación y la impotencia de sus padres, y que no han podido llegar a cumplir ni siquiera cinco años de vida, como consecuencia de la criminal política neoliberal; debe ser castigado por el despojo hecho a los mexicanos a quienes nos robaron, a través de las privatizaciones, el patrimonio que con muchos sacrificios y vidas se había alcanzado, y que los neoliberales, entre ellos Córdoba Montoya, entregaron en bandeja de plata al capital privado; tiene que ser castigado por utilizar los cuantiosos recursos provenientes de PEMEX para cubrir puntualmente los pagos leoninos de la deuda externa, sacrificando la vivienda, la salud y hasta la propia vida de muchos mexicanos.

Y para qué seguir si todo mundo sabe los estragos ocasionados en la vida de los mexicanos por los tecnócratas, y la desestabilización económica y política que su inexperiencia y su excesiva ambición han ocasionado.

Lo menos que puede hacerse es retirar la nacionalidad mexicana a dicho individuo y que regrese a la patria de sus progenitores, haber si allá recibe el trato que aquí le dieron sus amigos, y haber si allá aguantan las barbaridades que está acostumbrado a hacer, previo castigo por sus fechorías.

Y si no existe jurídicamente la posibilidad de retirarle la nacionalidad, entonces hay que legislar para que, extranjeros como Córdoba Montoya, no vengan a tomarle el pelo a los mexicanos. Por lo menos que de algo sirva la conducta de este siniestro personaje.

2 comentarios:

  1. Muy buen articulo, cabe destacar que este personaje actuca en las "sombras" muy rara vez ( por no decir nunca) sale en los medios, hay muy pocas fotos de el, te aseguro que muy pocos Mexicanos son conocederes de este personaje.
    Guillermo Ortiz, Zedillo y Cordoba Montoya, se mueve en circulos elitistas internacionales, se rozan con los Rockefeller y los Rothschild.

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