viernes, 30 de diciembre de 2011

EL SAQUEO DEL CAPITALISMO

Después del derrumbe de la Unión Soviética y de los países que construían el socialismo en Europa central, se vertieron todo género de opiniones disparatadas sobre el fin de la historia, lo que en realidad quería decir que las luchas sociales de todos los pueblos del mundo habían llegado a su fin, que la lucha de clases había terminado y que, a nivel internacional, entrábamos a un nuevo orden caracterizado por una luna de miel permanente bajo el dominio indiscutido e indiscutible de los Estados Unidos, orden en el cual el imperialismo, como por arte de magia, había desaparecido para dar lugar a la armonía en la comunidad mundial.

No ha pasado mucho tiempo para que la realidad, terca como es, muestre que no hemos arribado al fin de la historia y, por lo tanto, ni las luchas sociales y populares han terminado, ni la lucha de clases se ha cancelado, y a nivel internacional sigue existiendo el imperialismo con las garras más afiladas que antes de 1989. Y que en este aciago año para la humanidad, no tuvo lugar ningún tipo de revolución, y menos la llamada revolución de terciopelo, sino un proceso contrarrevolucionario que costará mucho tiempo remontar, y a la humanidad le provocará severos problemas y graves daños.

La realidad es la realidad, y ninguna teoría, por rebuscada que sea, la puede cancelar. Afortunadamente existen personas que la ven como es, tratan de contribuir a su transformación y aportan elementos críticos para promover los cambios que la humanidad y los pueblos requieren, sin los cuales prevalecerán las injustas condiciones de vida en que se debaten millones y millones de seres humanos a lo largo y ancho del globo terrestre.

El imperialismo norteamericano, enemigo eterno y acérrimo de nuestros pueblos, ha jugado el papel de madre y padre del neoliberalismo, impuesto a rajatabla, y tope en lo que tope, por sus agencias económicas y financieras.

Parece una ironía que hoy todavía haya quien se pregunte por qué el atraso, el subdesarrollo y la pobreza de los pueblos latinoamericanos, sin mirar a las potencias colonizadoras que nos han saqueado hasta el cansancio y nos impiden crecer con independencia y autonomía.

Cuando se planteo, en toda su crudeza, el problema de la deuda externa de los países saqueados, me permití señalar una cifra verdaderamente impresionante, mencionada por distintos organismos internacionales y que tuvo consecuencias muy graves para América Latina: en sólo 5 años, de 1982 a 1987, Latinoamérica exportó a Occidente más de 250 000 millones de dólares, es decir, 25 veces el valor total de la Alianza para el progreso de Kennedy, y 15 veces el del Plan Marshall para reconstruir a la Europa en ruinas, después de la Segunda Guerra Mundial. Y todavía hubo quienes, a esa cifra, agregaban otros 170 000 millones de dólares que se fugaron de América Latina, en el mismo periodo.

El periódico norteamericano, el New York Times, estimaba cifras más elevadas. Considerando movimientos de capitales, capitales evadidos y dinero de la droga, la cifra que salió de Latinoamérica, en cinco años, se calculó entre 600 mil y 800 mil millones de dólares. ¡Cantidades estratosféricas y efectos catastróficos para los más de 240 millones de habitantes de América Latina de esos años! Por esta razón se dijo que nuestros países se habían convertido en exportadores netos de capitales.

En ese tiempo, con los capitales que saquearon de nuestros países, ocurre lo que antes sucedía con las materias primas que se llevaron a Europa. Antes saqueaban nuestros recursos y nos vendían, muy caros, productos elaborados con esas materias. Ahora saquean los capitales de nuestros países y los utilizan para invertir en territorio latinoamericano o concedernos créditos con elevadas tasas de interés, y nos vuelven a saquear.

Es decir, nos prestan nuestro propio dinero o realizan inversiones con nuestros capitales y nos saquean. Y todavía hay quienes niegan que el imperialismo exista pues, dicen, es cosa del pasado. Pero la realidad es la realidad.

La especulación financiera que ha acentuado y profundizado las crisis del capitalismo, colocan el saqueo en niveles superiores. Y las cifras mencionadas para el periodo de los ochentas del siglo XX parecen un juego frente a las incalculables cantidades que saquea en nuestros días, mediante procedimientos refinados y burdos, abiertos y encubiertos.

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