domingo, 18 de diciembre de 2011

REFLEXIONES SOBRE LA JUVENTUD MEXICANA.

1.- La juventud tiene una hermosa herencia en nuestro pasado histórico, en las incansables luchas del pueblo mexicano empeñado en construir una nación libre y soberana y una patria generosa, que sea hogar seguro para sus hijos. Para la juventud de hoy, para la juventud de siempre, la historia de México debe ser una fuente que le dará rumbo a sus inquietudes y ayudará a forjar la obra todavía inconclusa que surge de lo más hondo de la historia nacional. Sin saber de dónde venimos, será difícil saber a dónde vamos.

Por eso una tarea digna de todo joven -y al mismo tiempo hermosa- es conocer nuestro pasado, los hechos que han ido conformando la personalidad de México y del lugar donde vivimos que, en conjunto, conforman la gran historia mexicana, de la que nos debemos sentir profundamente orgullosos.

2.- Inseparable, o como parte de esa historia, la juventud de hoy tiene que conocer el ejemplo desprendido y elevado de los héroes mexicanos que han ido forjando a nuestra nación. La vida y la obra de todos los hombres y mujeres que se han desprendido conscientemente de la comodidad familiar o personal para entregarse a la obra común del pueblo, tiene que estar presente todos los días y a cada hora, porque será fuente de inspiración permanente en la lucha de la juventud de hoy. Desde los jefes de las tribus nativas y, de manera más cercana, de los antiguos mexicanos que habitaban el Valle de México, hasta quienes dieron su vida para que el pueblo viva mejor, en cada etapa de la historia nacional, deben ser ejemplo vivo para las nuevas generaciones.

3.- Cada generación tiene sus propias tareas, porque sus circunstancias son particulares. La generación de hoy, que vive en medio de cambios muy acelerados y profundos, en el mundo y en México, tiene sus propias tareas, pero no desligadas del pasado.

Los cambios tecnológicos y científicos que han tenido y tienen lugar en el mundo, deben ser comprendidos por las nuevas generaciones, para que sirvan a la nación mexicana, para que sirvan al pueblo, para que se transformen en bienes que le den satisfacción a las necesidades de los mexicanos.

Hay cambios revolucionarios, en la ciencia y en la tecnología, que ningún joven debe rechazar. Al contrario, hay que conocerlos, hay que dominarlos y, lo fundamental, hay que utilizarlos. La informática, la robótica y el avance crucial de la electrónica, en la biotecnología, en la medicina en general, marcarán por un largo tiempo el desarrollo de la humanidad y transformarán las vidas de todos los seres humanos. Las nuevas generaciones deben estar a la vanguardia de estos conocimientos y de estas transformaciones.

4.- El papel de la juventud está al lado de la revolución, ya sea ésta de las ideas o de las conquistas materiales. Salvador Allende, héroe latinoamericano, señaló: ser joven y no ser revolucionario es hasta una contradicción biológica.

Pero ser revolucionario no significa una actitud mesiánica, sino una conducta clara, con el gran impulso, el gran coraje y los elevados ideales de quienes viven en la flor de su vida, y con los pies bien puestos en la tierra mexicana.

Un gran luchador contra las hordas que pretendían dominar el mundo en el siglo XX, bajo el pretexto de la superioridad racial, sostuvo que el gran esfuerzo colectivo hace transformaciones a fondo, y al mismo tiempo señaló que lo héroes lo son porque hacen lo necesario en el momento necesario.

Este es el tipo de heroísmo que exigen los momentos actuales, y no aquel que sólo busca el protagonismo para saciar intereses personales.

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