sábado, 17 de diciembre de 2011

EL DESEMPLEO TECNOLÓGICO, DRAMA HUMANO DEL SIGLO XXI

La clase trabajadora, históricamente ha sido la productora de los bienes y servicios en cada una de la épocas de la humanidad y, se quiera o no, la productora de las conquistas culturales más elevadas alcanzadas por el ser humano. Sin su presencia y participación no se explica ninguno de los grandes pensadores que, a través de los siglos, han constituido la conciencia humana.

Carlos Marx sintetizó admirablemente, el trayecto de los trabajadores a través del tiempo, desde que la sociedad se dividió en clases sociales: esclavos y esclavistas, siervos y señores feudales, proletarios y burgueses, división, esta última que vivimos intensamente mucho antes del triunfo de la Revolución francesa de 1789, pero que encuentra en ella un punto culminante de su desarrollo.

A partir del momento en que surge el trabajo asalariado, hecho que se expresa dramáticamente en la Revolución Industrial inglesa, se inicia un ciclo que no ha concluido y que, al contrario, cada día que pasa tiene manifestaciones más intensas. Me refiero al desempleo y a las grandes masas desocupadas que constituyen, en términos marxistas, el ejército de reserva que se requiere para inducir a los salarios a la baja y al crecimiento del capital.

Precisamente la Revolución Industrial, que hoy los estudiosos denominan la primera revolución industrial, fue un acontecimiento que tuvo entre sus principales manifestaciones la incorporación de las máquinas al proceso de producción y, como consecuencia, un desempleo masivo que lanzó a la calle a miles y miles de enardecidos trabajadores despedidos que, a su vez, se lanzaban a destruir las máquinas, pues consideraban que ellas eran las culpables de ser despedidos y no el sistema capitalista de producción Allí vemos que el avance tecnológico -la incorporación de la máquina a la producción- crea una gran cantidad de desempleados en un sistema donde existe la propiedad privada de los medios de producción.

Lo que ocurrió con las máquinas en el siglo XVIII, está sucediendo, pero multiplicado por miles o millones, con los portentosos avances aplicados de la electrónica, particularmente con la computación y todos los procesos de la inteligencia artificial, que se manifiestan en la automatización -en especial la robotización- de los procesos productivos y de muchos servicios. La aplicación de la inteligencia artificial a la producción industrial, a la agricultura y a los servicios está generando millones de desempleados en todo el mundo, principalmente en los países altamente industrializados, pero también en los países pobres como México, donde las empresas transnacionales prescinden de la mano de obra y automatizan sus procesos.

Al iniciar el siglo XXI y el nuevo milenio, el avance tecnológico recae como una maldición sobre los trabajadores de todos los sectores, en lugar de ser un elemento que libere al hombre de trabajos pesados, dignifique su vida y mejores sus condiciones de existencia. Dicho avance en casi todos los ámbitos del quehacer humano ha provocado que cientos, miles y millones de personas, con calificación y todo, se vean impedidas de contar con un empleo que les permita satisfacer sus necesidades y las de su familia. En varios países de Europa el desempleo es, y es el espejo en el que muy pronto se verá reflejada el resto de la humanidad.

Algunos estudiosos de este fenómeno consideran que es irresponsable y demagógico plantear la creación de fuentes de trabajo o la reducción del desempleo en algunos países industrializados, que aceleradamente automatizan su economía hasta en los más mínimos detalles.

El desempleo y la migración masiva de los países pobres a los ricos, que se calcula por millones para la primera década del siglo actual y las graves secuelas sociales del propio desempleo plantean, no parar el desarrollo tecnológico, cosa que no es posible ni deseable, pero sí plantear y luchar por una sociedad organizada de manera distinta a la capitalista, porque por este sistema la humanidad no tiene porvenir.

Para sobrevivir, la humanidad necesita deshacerse del capitalismo. En las condiciones actuales, y por un tiempo imprevisible, el nuevo sistema será el socialismo.

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