domingo, 11 de diciembre de 2011

REFLEXIONES SOBRE EL MUNDO DE NUESTROS DIAS.


La humanidad vive hoy cambios muy acelerados y profundos, difíciles de captar, que provocan problemas y desajustes sociales. No es nada fácil orientarse en medio de esas transformaciones tan aceleradas y en un mar de información y datos que llegan de todos los rincones de la tierra.

Si embargo, sí existe la posibilidad de caracterizar al mundo de nuestros días y extraer conclusiones que nos permitan comprender qué etapa estamos viviendo y cuál es la perspectiva de la humanidad.

- En primer lugar, nuestro tiempo se caracteriza por una importante revolución en el campo de la ciencia y de la tecnología; por la aplicación inmediata, en la producción y en los servicios, de los descubrimientos científicos, sin que tengan que transcurrir largos períodos para darles utilidad. Presenciamos la gran importancia de los servicios por el enorme número de empleos que generan, superando a la población ocupada en la producción.

- La brecha tecnológica se amplía constantemente en beneficio de unos cuantos países y en perjuicio de la inmensa mayoría de la humanidad, que ha visto acentuarse la pobreza, el hambre y la miseria. La desigualdad social se profundiza, pero también la desigualdad entre las naciones. Ahora es más intensa la explotación que sufre el trabajo, pero también la que experimentan pueblos enteros, a manos de los países capitalistas desarrollados.

Los métodos de exterminio preferidos por los imperialistas son, fundamentalmente, de carácter económico, y cuando estos no le dan resultados recurre a los métodos militares, como ocurre en varias regiones del mundo.

- Vivimos en medio de lo que se ha llamado, como consecuencia de los avances en la electrónica, la masificación de la información, por la cantidad que se genera y por los millones de personas que la reciben en todo el globo terrestre. Un acontecimiento, cualquiera que sea, es conocido casi en directo por cientos de millones de receptores. Esto indica que se ha dado un crecimiento, jamás conocido, del poder de los medios de comunicación y que su influencia es ilimitada. Voces e imágenes llegan de todas partes y a todas partes en cuestión de segundos.

Al mismo tiempo que se masifica la información, se individualiza por el acceso personal que se tiene con los nuevos instrumentos tecnológicos.

- Nuestra época evolucionó rápidamente de un mundo bipolar, a uno unipolar y de ahí –como lo afirman muchos estudiosos- a uno multipolar. Somos testigos de la decadencia de Estados Unidos de Norteamérica, pero este país sigue encabezando el interés de neocolonizar al mundo, pues está claro que, junto con los países capitalistas desarrollados, lucha por el dominio de nuevos mercados y territorios, mediante lo que se ha dado en llamar, también, la internacionalización del capital y de los procesos productivos, elementos que forman parte de la globalización.

Precisamente de esos centros de poder capitalista viene la ofensiva para imponer, en todo el orbe, la economía de mercado y el ataque a las soberanías de los Estados que integran la comunidad internacional.

El capital no tiene patria ni fronteras, dijeron Marx y Engels a mediados del siglo XIX, y esta afirmación es hoy más válida que nunca. El libre comercio, esa “desalmada libertad de comercio” (Marx), es una necesidad vital para las potencias que se ahogan en la epidemia de la superproducción, pero no sólo quieren el libre comercio que les daría libertad absoluta a sus mercancías, sino que exigen, también, libertad para sus capitales, sus servicios y sus personas.

En sentido estricto este libre tránsito de mercancías, capitales, servicios y personas es lo que constituye la globalización que es, en realidad, una nueva división internacional del trabajo que adjudica a los países pobres, también un nuevo papel, no sólo como surtidores de materias primas, exportadores de capitales y proveedores de mano de obra barata, sino como receptores de plantas productivas obsoletas, que ya no le sirven a las potencias capitalistas, pero que venden para afianzar su hegemonía en el mundo.

La globalización no es cooperación económica, ni interdependencia sino dominio económico, político y cultural absoluto de los centros de poder capitalista sobre el resto del mundo. A través del Internet y de las imágenes transmitidas por vía satélite tratan de moldear la cultura, las costumbres y las preferencias de millones y millones de seres humanos.

- El neoliberalismo, esa mercancía de exportación imperialista, calificada por algunos como la terapia intensiva del capitalismo, además del modelo económico dependiente, impuesto a sangre y fuego, conlleva el modelo político para impedir resistencias locales y garantizar su aplicación.

- La aplicación del neoliberalismo en los países pobres ha generado, como nunca antes, manifestaciones dramáticas de pobreza, miseria y muerte, por una parte y, por otra, una acumulación criminal de la riqueza social en pocas manos, la opulencia de una minoría que goza de privilegios irritantes. También ha multiplicado otras lacras sociales como la drogadicción, la prostitución, el aumento acelerado de la delincuencia y otros fenómenos que degradan al ser humano, lo humillan y le cancela todas las posibilidades para desarrollarse en condiciones humanas.

El neoliberalismo ha acentuado, en los países pobres donde se aplica, un modelo político con características profundamente antidemocráticas, estableciendo, contra todo y contra todos, una feroz dictadura de los dueños del dinero, destruyendo las instituciones políticas nacionales e imponiendo las que convienen a sus intereses. Mantiene una ofensiva similar para destruir las culturas, algunas de ellas milenarias, despojando al ser humano de todo sentido de identidad.

- La democracia burguesa, la de los países capitalistas desarrollados y la que busca imponerse en el resto del mundo, ha demostrado su total incapacidad para atender y resolver los problemas fundamentales de la sociedad moderna, convirtiéndose así en una traba para su ulterior desarrollo.

- Aún dentro de la multipolaridad a que hacemos referencia más arriba, nuestro tiempo es la etapa dominio militar del imperialismo norteamericano, a través de la OTAN y la utilización de la Organización de las Naciones Unidas, ONU, y sobre todo de su Consejo de Seguridad, para justificar su política hegemónica.

- También caracteriza a nuestra época el desmoronamiento y la desaparición, como tales, de países que durante largo tiempo estuvieron construyendo el socialismo en Europa del este y del centro, como un proceso de autodestrucción, provocando el resurgimiento de fenómenos económicos y sociales ya superados, como la apropiación individual de la riqueza social, la inflación galopante, el desempleo masivo, la aparición de mafias económicas, la pobreza de grandes sectores y el consecuente incremento de delitos y, al mismo tiempo resurgen otro tipo de fenómenos como el espíritu religioso, los nacionalismos exagerados, los regionalismos, el racismo y la xenofobia.

- Sin embargo, también estamos viviendo una etapa de lucha y resistencia de importantes fuerzas sociales que se reorganizan para recuperar la dirección social y continuar la construccción el régimen socialista, que en poco tiempo demostró tener mayor capacidad que el capitalismo para atender y resolver los problemas del ser humano.

- En los países capitalistas la izquierda se encuentra en una etapa de reflexión profunda y de reorganización con la finalidad de reconstruir su objetivo histórico, que es y deberá ser el establecimiento del nuevo humanismo.

- Caracteriza a nuestro tiempo una ofensiva ideológica brutal de la burguesía, a través de sus medios ultramodernos, afirmando que hemos llegado al fin de la historia, que hemos arribado al del fin de las ideologías, todo esto para hacer prevalecer la suya, aún resucitando viejas ideas del siglo XVIII y XIX.

Ha colocado en el centro de su concepción ideológica, una vez más, su gastado individualismo y un desenfrenado egoísmo, a los que presenta como las máximas virtudes del ser humano y fuente única de todo avance.

- Pero nuestro tiempo es también, sin lugar a dudas, el de la descomposición del sistema capitalista de producción, que experimenta un acelerado agotamiento de su capacidad para continuar desarrollándose que muestra, también, clara incapacidad para resolver los antagonismos internos que lo llevarán, necesariamente, a la tumba. Sus avances tecnológicos no se han traducido en bienestar para la humanidad, y sus antagonismos en vez de resolverse se han hecho más profundos e insalvables, alargando la agonía de ese sistema que arrastra al precipicio a toda la humanidad.

- La perspectiva humana como requisito para sobrevivir es un sistema que planifique científicamente el desarrollo social, y ese sistema no puede ser otro sino el socialismo que establezca, sobre la faz de la tierra, un nuevo humanismo, que coloque como centro al hombre para logra su desarrollo armónico y completo.

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