Los mexicanos estamos cansados de las constantes humillaciones que nos hacen los gringos con el menor motivo. Durante nuestra historia independiente hemos sido objeto de una constante conducta intervencionista de su parte, sin que hasta la fecha hayan aprendido nada de las relaciones respetuosas entre vecinos. Nos robaron gran parte de nuestro territorio, han intervenido militarmente varias veces a México; nuestro territorio y nuestras instituciones han sufrido espionaje político; nos tienen económicamente intervenidos; y en su prepotencia, a pretexto de combatir el narcotráfico, que ellos administran y fomentan a nivel global, realizan acciones de investigación en nuestro territorio de manera indebida, aparte de mantener policías norteamericanos en territorio mexicano que han perpetrado acciones ilegales, violatorias del derecho internacional y nacional.
Los panistas, proyanquis de nacimiento, han permitido, tolerado y quizá auspiciado ese tipo de acciones. Calderón, se ha dicho y documentado, pidió la ayuda yanqui para “combatir” a los cárteles de narcotráfico. El Plan Mérida representa el consentimiento de los panistas para fomentar la intervención yanqui en México.
Además se ha publicado en diversos medios la información de un hecho grave y peligroso: en México se encuentra la principal base de
Con lo anterior, que no agota todas las formas de injerencia del gobierno yanquien México, nos damos cuenta de que somos una nación intervenida, y los gobernantes panistas son incapaces de enfrentar la acción desenfrenada de los norteamericanos, que no logran saciar las incontrolables ansias intervencionistas.
Sería ingenuidad pura pensar que “Rápido y Furioso”, la invasión del territorio mexicano con armas yanquis o el lavado de dinero que realizó
Y ha tenido que ser de otras latitudes de América Latina desde donde gobernantes de países hermanos rechazan la injerencia yanqui y defiendan a México, como lo hizo, hace algún tiempo, Fidel Castro, quien ha levantado la voz, con enorme dignidad, para condenar y repudiar las atrocidades de los gringos, al calificar de “sucio y tremendamente desleal” el trato de Estados Unidos a México.
Pero aquí, en México, el gobierno panista no quiere tocar ni con el pétalo de una rosa a sus congéneres norteamericanos, y además acepta, agachado, las declaraciones de funcionarios yanquis que insisten en meter manos y narices en nuestras cuestiones domésticas.
Basta ya que los panistas invoquen el proceso de globalización como “razón” para permitir que desde el exterior, y concretamente desde Estados Unidos, se realicen acciones contra México; basta que las instituciones de espionaje y las financieras como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial dicten lo que debe o no hacerse en nuestro país; basta que el gobierno panista se haga de la vista gorda frente a las acciones descaradas de espionaje yanqui.
Haciendo uso de sus mejores tradiciones, el pueblo mexicano debe levantar con firmeza y dignidad su voz, exigiendo, frente a quien sea, el respeto que nos merecemos como nación soberana.
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