sábado, 3 de diciembre de 2011

HACIA EL 2012: PARAR LOS INTENTOS NEOLIBERALES DE PRIVATIZAR LA SEGURIDAD SOCIAL


Hay que seguir insistiendo en los inminentes peligros que se ciernen sobre una de las conquistas fundamentales del pueblo mexicano, como es la seguridad social, que quiere ser desmantelada y pretende ser desaparecida por los tecnócratas neoliberales, con el perverso interés de poner en manos de los intereses privados la salud y la vida de los mexicanos, en medio del más desenfrenado y grosero individualismo, que ahora los panistas destacan como el único camino para modernizar al país.

El ataque directamente se ha dirigido contra el Instituto Mexicano del Seguro Social, sin el cual nadie podría explicar los importantes logros obtenidos en materia de salud y seguridad social para millones de mexicanos, desde su creación, en 1943, hasta nuestros días, muy a pesar de las campañas permanentes de desprestigio instrumentadas por la derecha.

El IMSS, producto de la Revolución Mexicana, ha sido uno de los pilares fundamentales para avanzar en el objetivo de la justicia social, al lado del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, ISSSTE, creado en 1959, de la Comisión Nacional del Reparto de Utilidades, que data de 1962, y de los fondos de vivienda INFONAVIT y FOVISSSTE, de 1973.

Así, en los últimos 50 años, la esperanza de vida de los mexicanos aumentado constantemente, y las tasas de mortalidad infantil y materna han descendido. Pero todavía existen millones de compatriotas que no tienen ningún servicio médico, y aproximadamente 30 millones de mexicanos, de la llamada población abierta, que no tienen el servicio de ninguna institución de seguridad social. A pesar de esto, si examinamos la nueva Ley del Seguro Social, que entró en vigor a fines del siglo XX y el Programa de Reforma a la Salud, se advierte una estrategia para desmantelar el sistema público de servicios de salud, cumpliendo las exigencias del Banco Mundial.

Ajustándose a los lineamientos de las instituciones financieras del imperialismo norteamericano -que sigue existiendo y nos sigue dañando a pesar de los miopes que lo ocultan tras la falsa modernidad-, el gobierno continúa con las privatizaciones. Después de haber despojado al pueblo mexicano de su patrimonio, ahora trata de despojarlo de las mínimas condiciones de salud y seguridad social que le han proporcionado instituciones como el IMSS.

En primer lugar, el IMSS fue debilitado financieramente, con toda intención, con la drástica reducción del valor real de los salarios y el incremento inusitado del desempleo. Pero con sucesivas reformas de la Ley del Seguro Social se busca transformar a ese instituto, igualitario y obligatorio, por un sistema individualista y privatizador, que afectará, de manera directa e inmediata a 40 millones de derechohabientes, a 10 millones de mexicanos que viven en la miseria y, en breve tiempo, afectará al ISSSTE, a los sistemas estatales de salud que abarcan a otros doce millones de mexicanos

La nueva ley estableció el régimen de ahorro individual, mediante la entrega del valor de las cuotas a las Administradoras de Fondos de Retiro, Afores, con lo cual se dió una enorme transferencia del recursos públicos al sector privado, se redujo la capacidad del Estado en materia de seguridad social, y se redujo, también, la cobertura para el asegurado, en perjuicio de millones y millones de mexicanos.

En ese proceso privatizador no se quiso escuchar a los trabajadores de México, que demandaron, de distintas formas y en diferentes tonos, el respeto a sus derechos sociales consagrados en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que no están a debate ni tienen por qué estar a debate, pues emanan de la propia Carta Magna y constituyen un mandato popular.

En lugar de entregar los recursos que aportan los trabajadores a la voracidad de los intereses privados, esos fondos deben mantenerse en el ámbito público, y concebir mecanismos para fortalecer financieramente al IMSS sin afectar ni disminuir su funcionamiento. En vez de reducir la capacidad del Seguro Social en la prestación de los servicios de salud y, en general, de seguridad social, deben ampliarse sustancialmente para abarcar al mayor número de mexicanos, hasta llegar a ser un sistema universal de salud.

Para mantener el Seguro Social y las demás instituciones de seguridad social como garantes de la vida y salud de los mexicanos, hay que fortalecer su capacidad como instituciones de seguridad social. Y para acrecentar la seguridad social en todo el país, hasta volverla universal como lo reclama nuestro pueblo, es necesaria la acción firme y concertada de todos los trabajadores, de sus organizaciones políticas y sociales, porque los tecnócratas están decididos a desaparecer al IMSS y a privatizar toda la seguridad social.

Hoy ésta es una demanda prioritaria, y las fuerzas democráticas del país deben acentuarla durante el proceso electoral que culminará en julio de 2012.

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