viernes, 20 de enero de 2012

¡Y DALE CON LAS REFORMAS ESTRUCTURALES!

A pesar de los desastres sociales provocados, en muchos países del mundo y no sólo en México, por la aplicación de las políticas del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, esas instituciones financieras y los neoliberales criollos insisten en continuar con las llamadas reformas estructurales, que no son otra cosa que privatizaciones simple y llanamente.

Ya la amarga experiencia sufrida por nuestros pueblos nos dice que las reformas estructurales han significado el despojo de la riqueza pública, para entregarla en bandeja de plata a los grupos minoritarios, que mantienen una relación estrecha con los gobernantes, lo que les permite gobernar desde la sombra del poder.

Quienes insisten en llevar a cabo las reformas estructurales saben su cuento, pero el pueblo tiene que advertir el daño severo que esa política ha causado. Una simple enumeración de todo lo que ha provocado el estado neoliberal, nos impone la obligación de estar alertas y combatir, con firmeza, esas reformas que buscan hundir al país.

Se ha dicho con razón que México, y los países que viven bajo el neoliberalismo, sufren un proceso neocolonial de ocupación que ha degradado la política y ha cancelado la democracia. Se trata de un modelo que violenta permanentemente los derechos humanos, establece como norma la impunidad y acelera a niveles jamás conocidos la corrupción de los gobernantes. Los datos y la información que aparecen todos los días sobre los gobiernos de Fox y Calderón, y los inmediatos anteriores, confirman esta aseveración.

Ha sido el neoliberalismo el que ha degradado las instituciones políticas y sociales que surgieron en México como fruto de la Revolución Mexicana. Esas instituciones hoy se encuentran en una crisis profunda, particularmente la institución de la presidencia de la República que se ha puesto al servicio incondicional de la minoría adinerada.

Los neoliberales mexicanos, desde Miguel de la Madrid hasta Calderón son los responsables ante la historia y ante el pueblo de permitir el saqueo de la riqueza nacional, de permitir el proceso de neocolonización, proceso que empieza fuera del país y que termina fuera de él, porque ahora la política económica de México se decide en el extranjero. No sólo se ha cedido soberanía, sino que se ha perdido peligrosamente parte de ella.

Se trata de esa política que tiene abandonado al campo mexicano, al que ha degradado; que aplica una política monetaria grata y favorable a las instituciones financieras del imperialismo norteamericano; que está privatizando, mediante procedimientos violatorios de la ley, el petróleo y la electricidad; que malbarató, en beneficio de unos pocos, las empresas estatales y transfirió a los particulares gran parte de la riqueza nacional a pretexto de democratizar el capital; que empobreció al pueblo mexicano y a su clase trabajadora, estableciendo los salarios más bajos del mundo, también con el pretexto de convertir a México en una potencia exportadora, y manteniendo salarios bajos, que hacen imposible la subsistencia de la inmensa mayoría de la clase trabajadora. Esa política neoliberal ha despojado a los trabajadores del 70% de su poder adquisitvo en los últimos años.

Es la política que expulsa materialmente a millones de mexicanos del campo y de la ciudad, que desintegra familias y que manda a la muerte a cientos de jóvenes mexicanos. Es el modelo que tiene como filosofía el más grosero individualismo; que ha mercantilizado la educación y que pretende por todos los medios privatizar, para beneficio de los intereses minoritarios, los servicios médicos y otros servicios sociales.

Han sido los neoliberales los responsables directos de la aparición y el crecimiento del crimen organizado, en distintos niveles, y muchos de los funcionarios gubernamentales están involucrados directamente en las mafias criminales, y utilizan el poder para agredir a la sociedad mexicana y a quienes legítimamente luchan por los intereses populares.

El sistema político mexicano, hasta donde lo han llevado los neoliberales, ya no sirve al nuestro pueblo para conseguir sus objetivos de democracia, desarrollo social y justicia. Muchos sectores populares lo han advertido, se están organizando, porque saben perfectamente que de continuar por el camino impuesto por el neoliberalismo todos los problemas se agudizarán y otros aspectos de la vida de los mexicanos que, por hoy no son un problema, pronto lo serán.

Por lo tanto la lucha para impedir que la mafia neoliberal remate lo que queda del patrimonio nacional se convierte en una necesidad vital.

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