domingo, 8 de enero de 2012

HACIA EL 2012: CONSTRUIR EL MUNICIPIO LIBRE

Tuve la oportunidad de participar, en diciembre de 1982, en el debate sobre las reformas al artículo 115 constitucional. En el Diario de los Debates de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión se encuentra ese debate. Hubo una gran resistencia en el gobierno federal para dar pasos a favor de la construcción del Municipio Libre. Ahí se localizan las reflexiones, pero sobre todo las propuestas que hice en nombre de la Fracción Parlamentaria del Partido Popular Socialista. Cuando el secretario de la Cámara preguntó a los diputados presentes si eran de aprobarse, la respuesta de la mayoría resolvió: deséchese.

El tiempo daría la razón a los planteamientos y propuestas realizadas por el PPS. De una o de otra manera se fueron incorporando como parte de esa norma constitucional y se tradujeron en beneficio de los municipios de la República. Después de otra reforma a fines del siglo XX, nos encontramos ante la necesidad de ir a fondo en la concepción de un Municipio auténticamente libre, porque el centralismo lo está asfixiando.

En ese sentido están encaminadas las siguientes consideraciones.

La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en su artículo 115, contiene propiamente una definición de lo que es el Municipio, al señalar, que el municipio libre es la base de la división territorial, de la organización política y administrativa de los Estados, y en ocho fracciones contiene las bases de su organización general.

Sin embargo ya casi nadie habla del municipio libre, ni siquiera como término constitucional, menos como aspiración a lograr, a pesar de que esa denominación constituye la base de toda concepción municipal. Es decir, hay que partir de la idea del municipio libre, aún con todas las limitaciones que le fija la propia norma constitucional, para lograr su plena construcción. Esto sí sería realmente un avance sustancial en la tan cacareada reforma del Estado.

El municipio libre se tiene que alcanzar manteniéndolo como base de la división territorial, de la organización política y administrativa de los Estados, pero será necesario agregar un aspecto más: convirtiéndolo, si no en célula, sí en elemento fundamental del desarrollo económico y social de los mexicanos.

En otros términos, el municipio libre no puede continuar como simple prestador de servicios públicos, con el peligro real de que sea despojado hasta de esta función por el hambre insaciable de la privatización, promovida por los neoliberales y sus amanuenses. Es necesario que participe directamente en el desarrollo económico, creando empresas que le permitan obtener recursos para dar satisfacción cabal a las necesidades colectivas en distintos ámbitos, lo cual significa que los ayuntamientos como órganos de gobierno de los municipios se conviertan en promotores del desarrollo económico y del bienestar social.

Restablecer la intervención del Estado en el desarrollo económico, aparte del nivel federal y estatal, para que tenga carácter municipal, para que los tres niveles de gobierno participen en la promoción económica, y lo que habría que precisar con amplitud sería qué renglones del desarrollo económico quedarían en la esfera municipal, aunque se mencionan algunos como la venta de materiales para la construcción, venta de gas doméstico, de las gasolinas y otros productos de Pemex, la comercialización de bienes y servicios básicos, transporte y otros.

Pero además, el municipio libre debe rescatar su papel de célula de la democracia del que ha sido despojado, tanto en su organización como en sus funciones. En su organización, porque debiendo tener los tres poderes, el ejecutivo, el legislativo y el judicial, ha sido privado de éste último, y el legislativo ha sido deformado de tal manera que el cabildo se encuentra colocado bajo el dominio del presidente municipal.

El ayuntamiento no es un órgano de gobierno unipersonal; es un órgano colectivo. Su composición es colegiada, y colegiado debe ser su funcionamiento, colectivos sus acuerdos y resoluciones. El presidente municipal es parte de ese cuerpo, debe convertirse en ejecutor de los acuerdos del Cabildo. Nada más.

Célula de la democracia también, y sobre todo, porque debe ser en el municipio donde el pueblo participe directamente en la resolución de sus problemas y no sólo se le dé oportunidad, la mayoría de las veces restringida, para elegir a funcionarios que, una vez electos no se sienten con responsabilidad frente a sus electores, quienes deberán tener el derecho de revocar el mandato, cuando un ayuntamiento o sus integrantes no cumplan con sus obligaciones.

Es en el Municipio donde la democracia participa debe sustituir a la democracia representativa, porque ésta ya es una verdadera camisa de fuerza que impide la vida democrática.

No hay ninguna disposición en la Constitución nacional, ni tiene por qué haberla en la local, que impida avanzar hacia el auténtico municipio libre, que fortalezca su economía, su hacienda, sin gravar a sus habitantes; que fortalezca la vida democrática de la comunidad que gobierna y que avance con auténtico sentido democrático en su composición y en su funcionamiento. La intervención del pueblo en la estructura y funcionamiento del gobierno municipal debe convertirse en una realidad en el siglo XXI.

Ojalá hubiera la voluntad de los partidos políticos de abordar este tema con el interés superior de avanzar y dejar atrás los obstáculos que impiden el municipio libre que se propusieron los Constituyentes de Querétaro.

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