sábado, 21 de enero de 2012

LA “BANDA TIMBIRICHE” INCORPORA A UN GACHUPÍN A GOBERNACIÓN

El 18 de enero de 2008 se publicó este artículo en la prensa local, cuando los medios nacionales daban la noticia del cambio en la Secretaría de Gobernación, asumiendo su titularidad Juan Camilo Mouriño. Es bueno recordarlo porque muestra exactamente de qué están hechos los panistas.

Gachupín amo en hacienda,
siempre es causa de contienda.
Refrán popular


Ya es muy sabido que al equipo cercano de Felipe Calderón se le conoce como la “Banda Timbiriche”, porque se trata de un club de amigos que juegan y le hacen al abusado en la política nacional, un grupo inexperto que ve el poder más como negocio que como un instrumento para gobernar, sin hablar siquiera que gobiernen considerando los intereses populares y los de la nación.

Colocar a los cuates en puestos clave de la administración pública federal, es un ejercicio recurrente de Calderón para agradar y servir a las fuerzas económicas que lo instalaron –violentando la voluntad popular- en la silla presidencial.

El último caso es el del gallego, nacido en Madrid, Juan Camilo Mouriño, ligado estrechamente a los negocios de su padre -algunos de ellos turbios como se sabe desde hace tiempo- colocado en la Secretaría de Gobernación, para profundizar las medidas económicas y políticas que nos han situado en zona de desastre.

Lo más preocupante no es si Mouriño tiene o no madre mexicana, aunque hay quines no lo creen, porque del padre gallego no hay duda, ni de los fuertes vínculos que mantiene con su tierra española, sino la encomienda que ha recibido directamente de Calderón: coordinar a todas las fuerzas que pretenden entregar el petróleo mexicano a las compañías extranjeras, es decir, desnacionalizar el petróleo. También desnacionalizar la industria eléctrica y arrasar con los derechos laborales de los mexicanos. Él lo ha dicho claramente al instalarse en Bucareli. Para eso ni mandado a hacer “el gachupín” como le dicen en el ambiente político. Y claro que The Washington Post tiene toda la razón al sostener que Mouriño llega a gobernación para allanar el camino a las reformas estructurales (sic) que faltan, que son las señaladas en este párrafo, en una actitud de traición a los intereses de la Nación Mexicana a la que, evidentemente, por su origen madrileño, sus intereses económicos y sus afectos gallegos él no pertenece.

¿Qué le puede importar a este gallego, aunque se diga por interés “orgulloso mexicano”, que se remate Pemex y el petróleo de los mexicanos, que se privatice la electricidad o que se despoje a los trabajadores de sus derechos? ¿Qué le puede importar que el campo mexicano sea invadido por productores agrícolas de EE.UU o de Canadá? ¿Qué sabe de la Historia de México un negociante que sólo ha visto a nuestro país como un lugar donde amasó fortuna, con su familia, al instalar negocios por su cercanía al poder? ¿Tendrá alguna idea de lo que fue la lucha heroica de los mexicanos para recuperar su petróleo de manos de las compañías extranjeras?

El caso de Mouriño repite el de otros que se han dado bajo los gobiernos panistas: colocar a los negociantes en el poder para servir a los intereses de su clase, ya sin intermediarios y proyectarlos para otros menesteres, llegado el caso.

Y como quien no quiere la cosa y hasta fingiendo demencia, “el gachupín” dice que no va a gobernación para enfilarse como el posible candidato presidencial en 2012 de los reaccionarios panistas, a sabiendas de que está diciendo mentiras. Se trata, como dice el común de los mortales, de un plan con maña que, ciertamente, puede ser el inicio de la debacle del ya muy desprestigiado gobierno de Calderón.

Lo cierto es que se conjugan las fuerzas derechistas internas, que invariablemente han demostrado tener mentalidad de colonizados y las ambiciones desmedidas de gente como “el gachupín” Mouriño, porque piensan que ha llegado el momento de la reconquista, pues no han podido asimilar la derrota de la colonia española, después de tres siglos de matanzas y saqueos como pocas veces se dieron en el mundo antes de las dos guerras mundiales.

Concluir con las reformas desnacionalizadoras, porque es el mandato que recibió de sus jefes y lograr la reelección de los neoliberales en el 2012 son, evidentemente los objetivos principales de Calderón y, desde luego, del Partido Acción Nacional, que en adelante acentuará su tono españolizado para ser grato a uno de los suyos, y que les garantiza no tener que realizar el viaje hasta Europa para pedir ayuda contra los peligrosos mexicanos, como hicieron en el siglo XIX los conservadores para enfrentar al pueblo encabezado por lo liberales. Y así en medio de gravísimos problemas económicos, sociales y políticos, con el cuate de Calderón instalado cómodamente en gobernación, acaparando todos los reflectores, los panista pueden repetir la fórmula sagrada: gachupín habemus.

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