jueves, 2 de febrero de 2012

LA CONSTITUCIÓN MEXICANA DE 1917

Primera de dos partes

Es necesario recordar en el 95 aniversario de la Constitución de 1917, este 5 de febrero de 2012, el proceso de su elaboración, porque ya muchos mexicanos no lo recuerdan y muchos más lo han olvidado, para hacer, posteriormente, en una segunda parte, algunas reflexiones sobre su contenido, la importancia que ha tenido para México, y la necesidad de defender y preservar su contenido avanzado.

En siete congresos o asambleas, se redactaron las normas principales que sirvieron de antecedente para configurar la Constitución de 1917.

El 22 de octubre de 1814 se dio a conocer la Constitución de Apatzingán en la que se declara nuestra independencia del Reino de España, impulsada por el siervo de la nación, El Generalísimo José María Morelos.

El 4 de octubre de 1824 el primer presidente de México, Guadalupe Victoria, promulgó en la ciudad capital el estatuto que dividió al país en 19 estados y 4 territorios libres y soberanos, pero unidos o federados entre sí. Allí nació la República Federal con sus poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial.

El 19 de diciembre de 1833, Don Valentín Gómez Farías, vicepresidente encargado de la presidencia por el retiro de Santa Anna, introdujo notables reformas a la Constitución a fin de controlar el gran poder del clero.

En 1836, el presidente Santa Anna le dio marcha atrás a los preceptos constitucionales, y mediante «Las Siete Leyes», como fue llamada la nueva ley suprema, canceló la República Federal, convirtiendo a los Estados en Departamentos dependientes del poder central.

El mismo Antonio López de Santa Anna proclamó en 1843, otra Carta Magna, conocida como «Las Bases Orgánicas», que confirmaban la República Centralista.

En 1847, los federalistas encabezados por Gómez Farías nuevamente tomaron el poder poniendo en vigor la constitución de 1824, y mediante el "Acta de Reformas" el país retomó la figura de República Federal.

El antecedente legislativo mas cercano al congreso de 1917, lo tenemos en la constitución del 5 de febrero de 1857, cuando era presidente Ignacio Comonfort. Con ella se intentaba, otra vez, controlar la riqueza de los grupos civiles y religiosos.

Cuando el ejército constitucionalista, jefaturado por Venustiano Carranza domina en la mayor parte del territorio nacional; las tropas de Villa, prácticamente diezmadas y las de Zapata, por decretos expedidos el 14 y 19 de septiembre de 1916, Carranza, en su calidad de encargado del poder ejecutivo, convocó a la elección de diputados, que deberían estar presentes el 20 de noviembre en Querétaro para realizar juntas previas a un Congreso, el cual se inauguraría el primero de diciembre. Su principal objetivo: reformar la constitución de 1857.

El 20 de noviembre de 1916, seis años después de haber estallado la revolución, los presuntos diputados tuvieron la primera junta preparatoria en el salón de actos de la Academia de Bellas Artes de Querétaro.

En total, fueron doce las juntas previas. En ellas se revisaron los documentos que comprobaban la elección de los diputados, algunos de los cuales no fueron admitidos por ser tachados de contrarrevolucionarios o enemigos de la patria (como debiera hacerse ahora, en el siglo XXI)

Y como estaba previsto, el primero de diciembre de 1916, en un abarrotado Teatro lturbide -hoy de la República-, fue inaugurado el Congreso con la presencia de Venustiano Carranza, quien presentó su proyecto de reformas para que fuera analizado.

Fue electo Presidente de la Asamblea el licenciado Luis Manuel Rojas, diputado por Jalisco: era el mismo hombre que en febrero de 1913 escribió un tremendo «yo acuso" contra el Embajador de los Estados Unidos, atribuyéndole complicidad en los asesinatos de Madero y Pino Suárez.

En el Congreso, surgieron dos grupos con puntos de vista distintos: uno lo integraban los Carrancistas o moderados, teniendo como líder al tabasqueño Félix F. Palavicini; el otro grupo lo componían los radicales, cuyo guía fue el michoacano Francisco J. Múgica.

En la tribuna se escucharon los discursos de admirados humanistas universitarios; participaron obreros modestos y valientes campesinos; dieron forma literaria al texto constitucional bravos y románticos periodistas, y destacaron por su entusiasmo numerosos profesores de provincia, como relatan las crónicas de ese tiempo.

Los radicales manifestaron su inconformidad con el proyecto de Carranza, por considerarlo demasiado prudente o tímido; proponían transformaciones de fondo, pues pensaban que los problemas del país eran muy diferentes a los observados 60 años atrás, cuando se expidió la Constitución de 1857.

Por esos días, en 1916, México tenía más obreros con dificultades de trabajo, de salario justo, sin derecho a huelga; los campesinos estaban pobres y sin tierra. La mayoría de las industrias y la explotación del petróleo estaban en manos de extranjeros.

Radicales y moderados se aprestaron a defender sus posiciones, y a conquistar nuevos frentes. La lucha era de altura: de ideas; combatirían con un arsenal de razones, lanzadas con vehemencia.

Durante todas las sesiones el público llenó las galerías del teatro; asistieron estudiantes, profesionistas, obreros y campesinos, que aprobaban o repudiaban algunos puntos de vista de los diputados.

En muchos aspectos los congresistas coincidieron; pero hubo notorias discrepancias como los temas relativos a la educación, a la cuestión laboral y del campo, al presidencialismo y a las relaciones de la Iglesia y el Estado.

En cuanto a la educación pública los radicales proponían lo siguiente: prohibir la enseñanza de religión; que la instrucción primaria fuera obligatoria y gratuita, y que el Estado vigilara que las escuelas particulares cumplieran lo anterior.

Los moderados rechazaron la propuesta radical, argumentando que la enseñanza debía ser completamente libre, dejando al individuo escoger la educación que mejor le conviniese.

El diputado radical Francisco J. Múgica alegó en favor de su proyecto, señalando que la educación debía ser impartida por el Estado procurando el desarrollo nacionalista del país.

Tras de cuatro días de acalorados debates, el artículo tercero fue aprobado según la fórmula radical con 99 votos a favor y 58 en contra. Los moderados recibieron la primera de varias derrotas, a pesar de que en la sesión en que se abrieron las discusiones sobre este artículo contaron con la presencia de Venustiano Carranza, quien se limitó a ver y oír.

Acerca de la educación pública en México es necesario acentuar que ésta, según el espíritu de la constitución, no es atea, ni tampoco religiosa, sino simplemente laica. Que significa que no pertenece a la iglesia, a ninguna iglesia.

El artículo 27, sobre la propiedad y reforma agraria fue discutido en largas sesiones fuera del Congreso en la casa del diputado Pastor Rouaix. En las reuniones se puso en claro que entre 15 millones de habitantes, tres millones no tenían ni un pedazo de tierra, mientras que 834 terratenientes o latifundistas acaparaban, ellos solos, las dos terceras partes del territorio nacional.

Para la redacción de este artículo se tomaron en cuenta los antiguos anhelos del campesinado por obtener tierras.

En el artículo 27 quedó establecido que las tierras y aguas del territorio mexicano, así como las riquezas del subsuelo, incluido el petróleo y las minas, son de la nación, la cual puede dar propiedades a los particulares, pero conserva el derecho de expropiarlas cuando lo considere necesario por causa de utilidad pública. Asimismo se propone la división o fraccionamiento de los latifundios, para desarrollar la pequeña propiedad con el reparto de tierras.

El artículo 28 prohíbe el monopolio, concentración y el acaparamiento en una o pocas manos de las actividades de la industria y el comercio, y de toda aquella que tenga por objeto el alza de precios, y la obtención de ventajas indebidas en beneficio de una o varias personas, y en perjuicio del público en general.

En materia laboral las discusiones entre moderados y radicales no fueron violentas, más bien hubo consenso favorable para proteger al trabajador. Por votación unánime se aprobó la jornada máxima de ocho horas; un salario mínimo para cada región de la República; la protección a la mujer respecto a la maternidad; el descanso obligatorio de un día por semana y las vacaciones; la participación de los obreros en las utilidades de las empresas; el derecho de formar sindicatos y el derecho de huelga.

Para elaborar el artículo 123, se pensó en los esfuerzos de los hermanos Flores Magón por dignificar a la clase trabajadora, y en la colaboración armada de los batallones rojos de la Casa del Obrero Mundial, en apoyo del constitucionalismo.

El artículo 130, relacionado con el Art. 24, que permite la libertad de creencias, ordenó que los ritos religiosos se efectúen dentro de los templos; que los ministros o sacerdotes de cualquier religión no participen en política.

En la nueva Constitución se conservaron los tres poderes tradicionales: el Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial, los que están sujetos a un gran poder: el del pueblo. Al Ejecutivo se le otorgan más derechos, más fuerza sobre el legislativo y judicial para mantener la unidad de mando. Una de esas atribuciones del presidente es la de ser Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas, y la de nombrar Ministros o Secretarios de Estado.

El 31 de enero de 1917 el Congreso Constituyente se clausuraba, los 184 diputados asistentes juraron cumplir la recién emanada Constitución. Luego lo hizo el señor Carranza. El presidente del Congreso, el licenciado Luis Manuel Rojas, ante el teatro repleto dijo: "Es claro que la obra legislativa que surge de este Congreso había de caracterizarse por su tendencia a buscar nuevos horizontes en bien de las clases populares, que forman la mayoría de la población mexicana, que han sido tradicionalmente desheredadas y oprimidas".

En efecto, la nueva Constitución era el producto de las ideas y exigencias de todos los grupos revolucionarios integradas en las proposiciones triunfantes de los diputados radicales. La labor de los legisladores, tanto moderados como radicales, había sido tesonera, infatigable; desde el 20 de noviembre celebraron en total 12 juntas preparatorias; y desde el primero de diciembre al 31 de enero, realizaron 69 sesiones ordinarias, contando la inaugural y la de clausura.

El 5 de febrero de aquel 1917, la constitución fue firmada y publicada solemnemente por Venustiano Carranza, y entraría en vigor el 1º de mayo del mismo año. Así se cierra esta etapa en la que se renuevan los cimientos legales de la República, reformándole unas partes y construyéndole tramos nuevos en otras.

3 comentarios:

  1. es muy buena informacion por eso es q quiero dale mis felisitaciones al escritor

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    1. Muchas gracias. Creo que deberíamos crear un gran frente de mexicanos patriotas para defender los postulados avanzados de la Constitución de 1917, y derogar lo que le han agregado (y que niega su origen revolucionario). 2017 debe ser declarado el año de LA DEFENSA DE LA CONSTITUCIÓN DE 1917.

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    2. Asi deberia ser, Pero sin embargo hoy, por intereses mezquinos sea perpetuado la erosión, vaciamiento o franca destrucción y violación masiva y sistemática no sólo de derechos económicos, sociales, culturales y ambientales, sino también de múltiples derechos individuales, así como la pérdida de la soberanía nacional y la entrega del territorio y las riquezas nacionales a grandes empresas transnacionales y sus socios locales.
      Falta Union del Pueblo.

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