martes, 30 de septiembre de 2014

CONTRA EL NEOLIBERALISMO. POR LA INTEGRACIÓN LATINOAMERICANA


Esta intervención parlamentaria, a raíz de la presencia del presidente de Costa Rica en turno en el Legislativo federal, tuvo lugar hace más de 23 años, cuando la ola neoliberal ya recorría América Latina, que se encontraba sumida bajo el dominio yanqui. La respuesta latinoamericana no se hizo esperar mucho y poco después se consolidarían los movimientos antineoliberales que hoy caracterizan a esta región del mundo, con excepciones como México que permanece, hasta nuestros días, bajo el yugo neoliberal.


Trabajo Parlamentario

 Poder Legislativo Federal. Diario de los Debates de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión de los Estados Unidos Mexicanos.

 Legislatura LIV. Período Comisión Permanente. Año III México, D.F., lunes 25 de febrero de 1991. Número de Diario 11.

El Presidente: - Tiene la palabra el diputado Alfredo Reyes Contreras, del grupo parlamentario del Partido Popular Socialista.

El diputado Alfredo Reyes Contreras: - Con la venia de la Presidencia; señor Presidente de la República de Costa Rica; señoras y señores legisladores:

 Su presencia en este recinto del pueblo mexicano, señor Presidente, es oportuna para reflexionar sobre nuestra patria grande, precisamente en el momento en que una ola neoliberal recorre a la América Latina, trastocando y alterado el desarrollo económico e independiente de nuestros pueblos, promoviendo cambios políticos que fortalecen la presencia de las fuerzas económicamente poderosas en los gobiernos latinoamericanos y sumiendo a toda la región en una de las crisis económicas y sociales más profundas y severas de su historia.

En la década de los ochentas, los intercambios comerciales de América Latina con el exterior decrecieron en un 2.5%; disminuyó el producto medio por habitante en un 8% respecto de aquél que tenía en 1980; la carestía de la vida, el desempleo y la disminución de la capacidad adquisitiva del salario acentuaron de manera dramática la crisis social de la inmensa mayoría de los latinoamericanos; la producción industrial dejó de crecer y disminuyeron las exportaciones latinoamericanas, y al mismo tiempo a Latinoamérica le saquearon inmensos recursos a través del mecanismo de la deuda externa, situación que obligó prácticamente a toda la región a declararse en moratoria ante el carácter impagable de esa onerosa carga impuesta por los intereses financieros imperialistas.

La ola neoliberal que ha ido creciendo y se está imponiendo en toda la región no es producto de las condiciones del desarrollo latinoamericano, ni responde a sus necesidades más apremiantes, al contrario, es toda una política impuesta desde el exterior que responde a los intereses y objetivos de aquellas fuerzas que han explotado históricamente nuestros recursos humanos y naturales, y ahora en las nuevas condiciones mundiales quieren seguir explotándolos.

La privatización de la economía, el abandono de las inversiones estatales, la apertura indiscriminada de los mercados latinoamericanos a las inversiones extranjeras, la derogación de la estructura jurídica que norma la actividad económica del Estado, el cambio de las relaciones obrero -patronales para elevar la productividad de las empresas mediante la mayor explotación de los trabajadores, constituyen los rasgos del neoliberalismo que ya han dejado una estela de pobreza, hambre, miseria y muerte en toda la región latinoamericana.

La Iniciativa de las Américas, señor Presidente, compañeros legisladores, simple y llenamente es un plan imperialista para someter y continuar explotando a los pueblos latinoamericanos.

Y el Acuerdo de Libre Comercio que propone el gobierno norteamericano, constituye el camino más seguro para que América Latina se transforme, de traspatio del imperialismo norteamericano, en colonia yanqui, sometida, sojuzgada y explotada por las empresas transnacionales, sin límite de ninguna naturaleza ni en el espacio ni en el tiempo.

El Tratado de Libre Comercio Centroamericano no debe convertirse en el mecanismo a través del cual América Latina se someta aún más a la economía norteamericana.

Por eso, los latinoamericanos no podemos ir atados de pies y manos a esa "nueva piedra de los sacrificios", que ha preparado el imperialismo. Tenemos la urgencia, por necesidad de sobrevivencia, de voltear los ojos hacia nuestros pueblos, hacia nuestra propia región, para defender los intereses latinoamericanos. Lo que requerimos como necesidad vital y frente a los nuevos tiempos, es integrarnos nosotros, integrar a nuestra América Latina, para defender los intereses económicos, políticos, sociales y culturales de nuestro pueblo. Sin chauvinismo, sino con la más elevada responsabilidad latinoamericana.

Se requieren medidas concretas que respondan a una verdadera estrategia de integración latinoamericana. Avanzar en la liberalización del comercio regional. Acrecentar la transferencia tecnológica de procesos industriales, de infraestructura industrial, de comunicaciones y servicios en toda la región latinoamericana.

Preservar en cada país las empresas estratégicas bajo el control del Estado. Crear las empresas necesarias para el desarrollo económico nacional; nacionalizar aquéllas que tienen carácter estratégico, que están en manos de las transnacionales. Crear grandes empresas industriales o de servicios, con capital multinacional latinoamericano, estatal o mixto. Desarrollar una amplia y sólida colaboración científica y cultural en toda la región.

Esta estrategia económica y no la del imperialismo, nos conducirá a fortalecer nuestra independencia, a la instauración de verdaderos regímenes democráticos y a impulsar el progreso social: sueño y aspiración de todos los pueblos latinoamericanos. Muchas gracias. (Aplausos.) Versión estenográfica.


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