sábado, 24 de julio de 2010

FEDERICO ENGELS, MAESTRO DEL PROLETARIADO

Ahora que está de moda, para algunos, renegar de los principios revolucionarios, particularmente del Socialismo Científico y cuando muchos claudican frente a los enemigos de los trabajadores, es útil recordar, aunque sea de manera muy breve, a uno de los grandes hombres que ha dado la humanidad, un hombre de ciencia y, por lo tanto, de accción como lo fue, sin duda, Federico Engels.

Engels fue un gran pensador y un verdadero sabio, a pesar de su modestia al considerarse como “segundo violín” frente a Carlos Marx. Dice Engels, refiriendose a la ciencia que ayudó a fundar: “lo que yo aporté -si se exceptúa, todo lo más, dos o tres ramas especiales- pudo haberlo aportado también Marx aún sin mi. En cambio, yo no hubiera conseguido jamás lo que Marx alcanzó. Marx tenía más talla, veía más lejos, atalayaba más y con mayor rapidez que todos nosotros juntos. Marx era un genio; los demás, a lo sumo, hombres de talento...” Sin embargo Marx no se explica sin Engels.

La obra de Marx y de Engels es una sola. Su vida y su obra están profundamente ligadas. No hay obra o trabajo de algunos de ellos en que no haya participado el otro. Todo su trabajo, el teórico y el práctico, tuvo como base una gran amistad, ejemplo y orgullo para los revolucionarios de siempre. Aún separados mantuvieron un intercambio por escrito que supera las 1500 cartas, muchas de ellas verdaderos tratados sobre diversos temas.

El Materialismo Dialéctico, esa basta síntesis del conocimiento humano, es obra común de Marx y Engels.

En todas las obras de Marx, desde las de su juventud, hasta El Capital, su obra cumbre, nadie puede regatear a Engels su brillante y extraordinaria aportación. Y, desde luego, nadie puede negar el intenso trabajo teórico y práctico que desarrolló Engels después de 1883, año en que murió Marx. Particularmente sobre Engels recayó todo el peso del trabajo teórico, desarrollando temas discutidos a fondo por ambos, o en los cuales Marx había dejado apuntes rápidos y reflexiones por escrito.

Sin duda, tanto en vida de Marx como después, la clase obrera y el movimiento revolucionario mundial deben mucho a Engels, pues a él le corresponde una parte muy importante en la elaboración y desarrollo del socialismo científico.

A Engels le corresponden grandes méritos en la generalización filosófica de las ciencia naturales, en el desarrollo y aplicación del Materialismo Histórico, en la elaboración de la teoría militar proletaria, en la aclaración de cuestiones fundamentales de la Lingüística y de la Estética.

Causa verdadero asombro la forma y profundidad con que Engels, aún no cumplidos los 25 años de edad, estudió las condiciones de la clase obrera inglesa. Su obra “La situación de la clase obrera en Inglaterra” desentraña, con profundidad, la esencia del sistema capitalista de producción y lo caracteriza en sus rasgos generales. Este trabajo de Engels es, sin exageración, el primer documento del socialismo científico, como afirman algunos investigadores marxistas, lo que no resta ningún mérito histórico a Marx, que en ese momento había profundizado en la elaboración de la nueva ciencia y se la expuso a Engels casi en términos completos, tal como la había concebido.

Dice Henri Lefebvre, en su interesante trabajo “El Marxismo”, que “la contribución al marxismo de Federico Engels no puede ser pasada en silencio o ser colocada en segundo plano. En particular fue Engels quien llamaría la atención de Carlos Marx sobre la importancia de los hechos económicos, sobre la situación del proletariado, etc.”.
Los aportes de Engels serían invaluables años más tarde, cuando Marx y él escribieron el Manifiesto Comunista, extraordinaria obra que vale por tomos enteros, como dijo Lenin.

Singular maestro del proletariado mundial en vida de Marx y después de él, Engels, al que Lenin no llegó a conocer personalmente, también señaló, casi hasta precisar con exactitud, una norma fundamental del funcionamiento del partido obrero, cuando dijo: “Debemos permitir la discusión para no convertirnos en una secta, pero el punto de vista común debe ser conservado”.

En fín, Engels combatió las manifestaciones de oportunismo, ahora tan frecuentes en el movimiento obrero. Textualmente señaló algo que tiene plena vigencia: “renunciar al futuro del movimiento en aras del presente del movimiento, es oportunismo hoy y siempre”.

Muy dificil sería, por la brevedad del espacio, apuntar siquiera las distintas facetas de la vida y obra de Engels, pero vayan estas breves líneas en homenaje a su talento, a su grandeza, y en reconocimiento y gratitud por las armas, teóricas y prácticas, que heredó, junto con Marx, a la clase trabajadora para su plena y total liberación.

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