miércoles, 3 de julio de 2013

MANIFIESTO AL PUEBLO DE MÉXICO

Mexicanos:

Está en marcha, desde el gobierno de la República, la decisión  de entregar los recursos petroleros a poderosos intereses del extranjero. Se trata de desnacionalizar el petróleo que se rescató para la Nación mexicana mediante la expropiación decretada por el presidente patriota, Lázaro Cárdenas.

Ha sido permanente el trabajo antinacional de neoliberales, priistas y panistas, por destruir a Pemex como empresa a través de la cual tomó cuerpo la  nacionalización y la expropiación del petróleo de 1938.

El petróleo ha estado en la mira de los tecnócratas y neoliberales desde antes que asaltaran el poder, en 1982, y durante 31 años colocaron a Pemex en el centro de sus políticas depredadoras. Por ello han permitido y fomentado la corrupción y el saqueo de la empresa estatal facultada constitucionalmente para realizar, de manera exclusiva, las tareas de exploración, extracción, refinación y comercialización del petróleo.

Pemex, la empresa más grande de México y de América Latina, ha sido severamente dañada por la ineptitud, la irresponsabilidad y la corrupción de los gobernantes en las últimas tres décadas.

El artículo 27 de la Constitución nacional ordena que tratándose del petróleo y de los carburos de hidrógeno, sólidos, líquidos y gaseosos “no se otorgarán concesiones ni contratos, ni subsistirán los que, en su caso, se hayan otorgado y la Nación llevará a cabo la explotación de esos productos”.

Este mandato les estorba a los neoliberales  para entregar la riqueza petrolera de los mexicanos a las empresas extranjeras. Plantean reformar la Constitución nacional a fin de otorgarles seguridad para que vuelvan a saquear, como lo hacían antes de 1938, los recursos de la Nación.

Violando de manera cínica la disposición nacionalista del 27 constitucional, priistas y panistas, en abierto contubernio contra la Nación y el pueblo, han otorgado contratos a empresas extranjeras para que realicen trabajos reservados sólo a la Nación y encargados a Pemex. Contra el interés nacional, los sucesivos gobiernos federales de corte neoliberal, propiciaron la presencia y la operación –anticonstitucional e ilegal- de empresas y contratistas en Pemex para saquear la riqueza petrolera de los mexicanos.

Es absolutamente claro que esos contratos, violatorios de nuestra Carta Magna  son nulos de pleno derecho. Y el pueblo mexicano tiene el derecho legítimo  e irrenunciable de exigir las responsabilidades jurídicas, políticas,  administrativas y penales a los funcionarios del gobierno que han fomentado y consentido esas violaciones.

En su actitud entreguista, antinacional y antipatriota, y a pesar del grave daño ocasionado a los mexicanos, los neoliberales, mediante engaños y maniobras publicitarias que ofenden el sentido común, y a pretexto de una falsa modernidad que vienen invocando desde 1982, están decididos a desnacionalizar el petróleo mexicano y  destruir a Pemex.

Sin ningún recato Peña Nieto va al extranjero a ofrecer esa desnacionalización y la privatización, garantizando a las petroleras extranjeras que se harán los cambios constitucionales para que tengan certeza en el saqueo del petróleo mexicano.

La decisión de reformar el artículo 27 constitucional y propiciar el regreso de las empresas petroleras extranjeras, además de saquear la riqueza nacional, pretende  entregar parte del suelo y subsuelo del territorio mexicano a esas empresas, poniendo en grave riesgo la soberanía de la nación y el desarrollo económico del país. Significa renunciar a lo que con muchos sacrificios recuperó el pueblo mexicano en 1938. Significa regresar a la política porfirista. Ni más ni menos.

El gobierno ha  decidido  convertir al petróleo mexicano en la mayor reserva petrolera de los yanquis, sin importarle los intereses y el bienestar de nuestro pueblo, y menos la soberanía de la Nación.

Los mexicanos sabemos que con Pemex se consolidó el ejercicio pleno de la soberanía nacional al rescatar los recursos petroleros en manos de compañías extranjeras; con Pemex se materializó la expropiación decretada por un gobierno patriota, y con Pemex la nacionalización del petróleo abrió, a nivel mundial, un camino que posteriormente siguieron varios gobiernos en distintas latitudes del mundo para rescatar sus recursos, y aún sigue siendo ejemplo para quienes representan a sus pueblos con dignidad.

Pemex se convirtió en la columna vertebral del desarrollo económico de México. Sin Pemex no se pueden explicar las transformaciones que se dieron en el periodo  constructivo de la Revolución Mexicana, y sin Pemex no se concibe el desarrollo nacional en el siglo XXI.

No hay ninguna razón económica o social que justifique la desnacionalización del petróleo y la privatización de Pemex.

La soberanía petrolera es parte sustancial de nuestra soberanía como Nación y pilar de la seguridad nacional. Desnacionalizar el petróleo mexicano y liquidar la empresa petrolera de los mexicanos es, ni más ni menos, traición a la patria.

Sin vergüenza, ni recato el gobierno de Peña Nieto y su partido consideran al nacionalismo revolucionario –que rescató la riqueza petrolera para la Nación- como reliquia y obstáculo a la llamada modernización, repitiendo una y otra vez lo que sus amos –las agencias financieras del imperio- les ordenan decir.

Y otra vez como lo hizo la ultraderecha panista se vuelve a montar una campaña contra Pemex plagada de mentiras:

Se miente al pueblo cuando se dice que Pemex no tienen recursos para sus inversiones productivas; se miente al pueblo y se ofende a los técnicos petroleros mexicanos cuando dice que Pemex no tiene capacidad tecnológica para hacer frente a los retos de este momento, y se le vuelve a mentir al pueblo cuando se habla de modernizar a la empresa estatal  y el verdadero objetivo es desnacionalizar nuestra riqueza petrolera.

Al anunciar la desnacionalización del petróleo mexicano y la destrucción de Pemex, el gobierno del “nuevo” PRI  desafía la tolerancia que el pueblo ha mostrado en las últimas décadas. Se trata, por hoy, de un verdadero acto de provocación.

Llamamiento.

Frente a la amenaza desnacionalizadora, anunciada aquí y prometida irresponsablemente en el extranjero, la inmensa mayoría de los mexicanos debemos asumir la defensa de los recursos petroleros y de Pemex.

Ante la decisión y los compromisos antinacionales asumidos por el gobierno, el pueblo de México, como nunca, debe hacer valer su carácter de soberano y mandante.
La soberanía reside en el pueblo, no en los gobernantes, cualquiera que sea su rango.

Hoy el pueblo mexicano enfrenta una batalla más para mantener el petróleo como propiedad de la Nación y a Pemex como la empresa responsable de su aprovechamiento. Miles y millones de mexicanos expresamos nuestra decisión de defender, a toda costa, a la industria petrolera de las garras desnacionalizadoras del gobierno priista. El pueblo tiene todo el derecho de recurrir a distintas formas de lucha para impedir que se le despoje del petróleo y se le regrese a la situación anterior a 1938.

Si el pueblo se movilizó para apoyar y defender la expropiación petrolera, ahora se movilizará para rechazar con energía, por antinacional y antipopular, la decisión del gobierno priista de desnacionalizar el petróleo mexicano.

Ni un paso atrás en la propiedad originaria de la Nación sobre el suelo y subsuelo. Ni un paso atrás en la nacionalización del petróleo.

La movilización popular derrotará a los neoliberales, entreguistas y vendepatrias, y sólo el pueblo, con su lucha decidida y vigorosa, podrá modificar la forma de su gobierno para mantener su soberanía, fortalecer su independencia, alcanzar la emancipación real de nuestra Patria y lograr la verdadera justicia.


¡VIVA MÉXICO!

República Mexicana, Julio de 2013.



Este Manifiesto al Pueblo de México se publica simultáneamente, a través de diferentes medios, en todas las entidades de la República Mexicana, incluyendo su Capital, y será difundido permanentemente en todo el territorio nacional.