Mexicanos:
Está en marcha, desde el
gobierno de la República, la decisión de
entregar los recursos petroleros a poderosos intereses del extranjero. Se trata
de desnacionalizar el petróleo que se rescató para la Nación mexicana mediante
la expropiación decretada por el presidente patriota, Lázaro Cárdenas.
Ha sido permanente el trabajo
antinacional de neoliberales, priistas y panistas, por destruir a Pemex como
empresa a través de la cual tomó cuerpo la nacionalización y la expropiación del petróleo
de 1938.
El petróleo ha estado en la
mira de los tecnócratas y neoliberales desde antes que asaltaran el poder, en
1982, y durante 31 años colocaron a Pemex en el centro de sus políticas depredadoras.
Por ello han permitido y fomentado la corrupción y el saqueo de la empresa
estatal facultada constitucionalmente para realizar, de manera exclusiva, las
tareas de exploración, extracción, refinación y comercialización del petróleo.
Pemex, la empresa más grande de México y de América
Latina, ha sido severamente dañada por la ineptitud, la irresponsabilidad y la
corrupción de los gobernantes en las últimas tres décadas.
El artículo 27 de la
Constitución nacional ordena que tratándose del petróleo y de los carburos de
hidrógeno, sólidos, líquidos y gaseosos “no se otorgarán concesiones ni
contratos, ni subsistirán los que, en su caso, se hayan otorgado y la Nación
llevará a cabo la explotación de esos productos”.
Este mandato les estorba a los
neoliberales para entregar la riqueza
petrolera de los mexicanos a las empresas extranjeras. Plantean reformar la
Constitución nacional a fin de otorgarles seguridad para que vuelvan a saquear,
como lo hacían antes de 1938, los recursos de la Nación.
Violando de manera cínica la
disposición nacionalista del 27 constitucional, priistas y panistas, en abierto
contubernio contra la Nación y el pueblo, han otorgado contratos a empresas
extranjeras para que realicen trabajos reservados sólo a la Nación y encargados
a Pemex. Contra el interés nacional, los sucesivos gobiernos federales de corte
neoliberal, propiciaron la presencia y la operación –anticonstitucional e
ilegal- de empresas y contratistas en Pemex para saquear la riqueza petrolera
de los mexicanos.
Es absolutamente claro que
esos contratos, violatorios de nuestra Carta Magna son nulos de pleno derecho. Y el pueblo
mexicano tiene el derecho legítimo e
irrenunciable de exigir las responsabilidades jurídicas, políticas, administrativas y penales a los funcionarios del
gobierno que han fomentado y consentido esas violaciones.
En su actitud entreguista,
antinacional y antipatriota, y a pesar del grave daño ocasionado a los
mexicanos, los neoliberales, mediante engaños y maniobras publicitarias que
ofenden el sentido común, y a pretexto de una falsa modernidad que vienen
invocando desde 1982, están decididos a desnacionalizar el petróleo mexicano y destruir a Pemex.
Sin ningún recato Peña Nieto
va al extranjero a ofrecer esa desnacionalización y la privatización,
garantizando a las petroleras extranjeras que se harán los cambios
constitucionales para que tengan certeza en el saqueo del petróleo mexicano.
La decisión de reformar el
artículo 27 constitucional y propiciar el regreso de las empresas petroleras
extranjeras, además de saquear la riqueza nacional, pretende entregar parte del suelo y subsuelo del
territorio mexicano a esas empresas, poniendo en grave riesgo la soberanía de
la nación y el desarrollo económico del país. Significa renunciar a lo que con
muchos sacrificios recuperó el pueblo mexicano en 1938. Significa regresar a la
política porfirista. Ni más ni menos.
El gobierno ha decidido convertir al petróleo mexicano en la mayor
reserva petrolera de los yanquis, sin importarle los intereses y el bienestar
de nuestro pueblo, y menos la soberanía de la Nación.
Los mexicanos sabemos que con
Pemex se consolidó el ejercicio pleno de la soberanía nacional al rescatar los
recursos petroleros en manos de compañías extranjeras; con Pemex se materializó
la expropiación decretada por un gobierno patriota, y con Pemex la
nacionalización del petróleo abrió, a nivel mundial, un camino que
posteriormente siguieron varios gobiernos en distintas latitudes del mundo para
rescatar sus recursos, y aún sigue siendo ejemplo para quienes representan a
sus pueblos con dignidad.
Pemex se convirtió en la
columna vertebral del desarrollo económico de México. Sin Pemex no se pueden
explicar las transformaciones que se dieron en el periodo constructivo de la Revolución Mexicana, y sin
Pemex no se concibe el desarrollo nacional en el siglo XXI.
No hay ninguna razón
económica o social que justifique la desnacionalización del petróleo y la
privatización de Pemex.
La soberanía petrolera es
parte sustancial de nuestra soberanía como Nación y pilar de la seguridad
nacional. Desnacionalizar el petróleo mexicano y liquidar la empresa petrolera
de los mexicanos es, ni más ni menos, traición a la patria.
Sin vergüenza, ni recato el
gobierno de Peña Nieto y su partido consideran al nacionalismo revolucionario
–que rescató la riqueza petrolera para la Nación- como reliquia y obstáculo a
la llamada modernización, repitiendo una y otra vez lo que sus amos –las
agencias financieras del imperio- les ordenan decir.
Y otra vez como lo hizo la ultraderecha panista
se vuelve a montar una campaña contra Pemex plagada de mentiras:
Se miente
al pueblo cuando se dice que Pemex no tienen recursos para sus inversiones
productivas; se miente al pueblo y se ofende a los técnicos petroleros
mexicanos cuando dice que Pemex no tiene capacidad tecnológica para hacer frente
a los retos de este momento, y se le vuelve a mentir al pueblo cuando se habla
de modernizar a la empresa estatal y el
verdadero objetivo es desnacionalizar nuestra riqueza petrolera.
Al anunciar la
desnacionalización del petróleo mexicano y la destrucción de Pemex, el gobierno
del “nuevo” PRI desafía la tolerancia
que el pueblo ha mostrado en las últimas décadas. Se trata, por hoy, de un
verdadero acto de provocación.
Llamamiento.
Frente a la amenaza
desnacionalizadora, anunciada aquí y prometida irresponsablemente en el
extranjero, la inmensa mayoría de los mexicanos debemos asumir la defensa de
los recursos petroleros y de Pemex.
Ante la decisión y los
compromisos antinacionales asumidos por el gobierno, el pueblo de México, como
nunca, debe hacer valer su carácter de soberano y mandante.
La soberanía reside en el
pueblo, no en los gobernantes, cualquiera que sea su rango.
Hoy el pueblo mexicano
enfrenta una batalla más para mantener el petróleo como propiedad de la Nación
y a Pemex como la empresa responsable de su aprovechamiento. Miles y millones
de mexicanos expresamos nuestra decisión de defender, a toda costa, a la
industria petrolera de las garras desnacionalizadoras del gobierno priista. El
pueblo tiene todo el derecho de recurrir a distintas formas de lucha para
impedir que se le despoje del petróleo y se le regrese a la situación anterior
a 1938.
Si el pueblo se movilizó para
apoyar y defender la expropiación petrolera, ahora se movilizará para rechazar con
energía, por antinacional y antipopular, la decisión del gobierno priista de
desnacionalizar el petróleo mexicano.
Ni un paso atrás en la
propiedad originaria de la Nación sobre el suelo y subsuelo. Ni un paso atrás
en la nacionalización del petróleo.
La movilización popular
derrotará a los neoliberales, entreguistas y vendepatrias, y sólo el pueblo,
con su lucha decidida y vigorosa, podrá modificar la forma de su gobierno para
mantener su soberanía, fortalecer su independencia, alcanzar la emancipación
real de nuestra Patria y lograr la verdadera justicia.
¡VIVA
MÉXICO!
República Mexicana, Julio
de 2013.
Este
Manifiesto al Pueblo de México se publica simultáneamente, a través de
diferentes medios, en todas las entidades de la República Mexicana, incluyendo
su Capital, y será difundido permanentemente en todo el territorio nacional.